Mi “Yo soy”, mi auténtico ser, no desea a nada.
Ni a nadie.
Porque es plenitud de Bien.
Nunca reconoce Su carencia. Y Por eso me voy sintiendo completo en la medida que veo a Dios en mí, en todos y en Todo.
¿Cómo?
Cada vez que descubro lo bueno, lo bello, lo armonioso, lo inocente, la paz, lo vital… estoy descubriendo a Dios.
Y entonces he de descalzarme (quitar todo lo que impide el contacto con lo divino) al reconocer que estoy pisando tierra sagrada. (Cf. Éxodo 3:5)
viernes, 26 de octubre de 2018
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