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domingo, 27 de agosto de 2017

A VUELTAS CON LA LUZ


Para visionar los productos de esa fábrica de sueños que es el cine se necesita oscuridad. Cuanto menos luz haya, más nítidas resultan las imágenes, más reales parecen.
 Así ocurre con esta existencia "virtual". En la medida en que la luz sea más escasa, más "real" parecerá todo. De ese modo creemos estar rodeados de males, de seres a cual más imperfecto, a la vez que nos sentimos impotentes para resolver cualquier situación. Como cuando en un sueño necesitamos correr para huir de un aparente peligro y nos sentimos paralizados.
 Por muy soleado que sea el día, se necesita mucha luz "auténtica" para captar la Verdad de todo.
 En esas tinieblas todos somos tentados. Nos percibimos como atados a perpetuidad por la limitación. En esa negrura es donde se sitúa el caos.
 Jesús, el hombre que vive el Cristo, dijo "Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida."(
 Juan 8:12 ) ¡"Luz de la vida"! Vida y claridad están relacionadas incluso en nuestra naturaleza. Todo necesita de luz para vivir en esta tierra. 
 Pero ser portador de luz hasta el punto de identificarse con ella no está restringido a unos pocos, o sólo al maestro de Nazaret.
 Jesús también dijo dirigiéndose a sus estudiantes: "Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder". (
Mt 5:14)
 A veces me pregunto por el distintivo del cristiano. El amor como lo fundamental, es la respuesta rápida y casi obvia. Pero, ¿puedo amar al criminal, al pederasta...? ¿Se puede amar todo? Y en auxilio a mi perplejidad viene la luz. El mal, imposible de atraer el aprecio, sólo se "descubre" en las tinieblas. A la luz, todo es bello, bueno, como lo proclamó la Mente divina en el amanecer de la realidad que llamamos creación.
 Ser estudiante de las enseñanzas del Cristo, es tener como misión iluminar. Para que, una vez identificados como "imágenes" de nuestro Padre-Madre, reconozcamos todo como manifestación de la Mente infinita (
Ciencia y Salud 468:11-12) y ayudemos a cada uno a descubrirse como parte de la gloria de Dios.
 Cada individuo que nos tropezamos en casa, en la calle, en el trabajo, en todas partes, nunca es imperfecto o necesitado. Siempre es y ha sido un hijo de Dios, en plenitud de cualidades divinas. Para gozar de la existencia es preciso que se reconozca como tal. Pero casi siempre se siente incapaz para librarse de la culpa, del dolor o del miedo. Necesita de iluminación. Y nosotros estamos aquí para reconocerlos como lo que en realidad son.
 Y así ayudaremos a que se cumpla lo anunciado por Isaías (
Isaías 9:1-2) a los angustiados por la oscuridad. Lo que el evangelio de Mateo da por hecho y no como algo a esperar: "El pueblo que habitaba en tinieblas vio gran luz, y a los que habitaban en región de sombra de muerte, luz les resplandeció". (Mt 4:16) 

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