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domingo, 30 de abril de 2017

LA BUENA NOTICIA DE LA GRACIA

Nada es complicado.
Sino que Todo es gracia.
Y la gracia siempre es gracia, "celestial" regalo. 
Porque nada tiene que ver con "merecido" o conseguido por superar esta o aquella prueba.
Ni tampoco con aprobar las disciplinas divinas.
Agradecer o "acoger la gracia" es reconocer la grandeza de Dios que todo lo ha dado o está dando por imperativo de Su esencia y a cambio de nada.
Cierto que el mismo Pablo concibe la existencia como una carrera a superar o alcanzar una meta. Pero eso supone ya la dualidad. 
Tenemos que traducir el peligroso, por equivoco, lenguaje que supone más de Uno.
Se trata en único ejercicio de reconocer ya y siempre que es solo Dios y su idea. Fundidos desde siempre. Nunca separados.
Es decir, ¡ya! y siempre estamos establecido en el Cielo. 
Y ¡no! y en cualquier otro lugar que nunca es ni fue.
Y saber lo anterior conduce al descanso: establece en la paz.   
Es el "yo" quien al revestirse de su personaje pseudo-espiritual se inventa la lucha por ser santo.
Cuando lo único que tiene que hacer es desaparecer.  En su nada. 
Porque la Verdad es que desde siempre estamos "graduados" por gracia.

TU VIDA, ¿UNA TELENOVELA?


Esperaba en la fila para pagar la compra semanal. Delante dos mujeres de mediana edad muy alteradas.
       -“Estoy que no vivo con lo que va a hacer Maximiliano”.
       -“Es que la pobre María Desamparada  parece haber nacido para sufrir. Todo le sale mal.
       -“Y lo peor es que hoy es sábado y hasta el lunes estaremos sin ver  el  nuevo capítulo”.
       Por un instante un pensamiento de superioridad y condena me rozó la conciencia: “¡Qué absurdo temer o preocuparse por lo que sólo ocurre en la ficción de una telenovela!”
       Pero al punto reaccioné con un oportuno descubrimiento.
      Tampoco yo he actuado diferente cuando me he “sentido” envuelto en miedos por lo que únicamente sucede en la llamada mente mortal, pero nunca en la Realidad.     
      Relatos inventados vampirizan a muchos televidentes y demás adictos a los diversos productos de la imaginación.
      Por tiempo esas "historias", al ocupar  la pantalla de la conciencia, relega al olvido el día a día.
      En esos momentos están hipnotizados, ausentes de todo lo que parece rodearles. Sólo tienen ojos y oídos para lo que la fantasía de otros les están ofreciendo.
      Con esta circunstancia descubro un interesante paralelismo con lo que a menudo nos sucede.
     Pese a que nuestra Vida, la de verdad, es Dios, abandonamos el ámbito del Espíritu con sorprendente e inexplicable frecuencia para adentrarnos en un territorio de sueños y pesadillas, enmarcado en la materia,  y que erroneamente identificamos con nuestra auténtica existencia.
      Es ahí donde consumimos” migajas de felicidad, en las pausas que la preocupación, el miedo o el dolor nos conceden.  Ahí nos olvidamos y sustituimos nuestra Vida.
      -No puedo verle perfecto.
      ¡Y menos mal!  Porque eso sería abrazarse con la locura.
      Ver al villano de la telenovela como un santo no disuelve el malestar que te produce tantas maldades. 
      Lo que te devuelve a la normalidad armoniosa es cambiar de canal o apagar la televisión, y embeberte en ella.
       -Esto no funciona.  Me ha escrito alguien que dice apoyarse en la Ciencia Cristiana. 
       Y me imagino a una de las señoras angustiadas por María Desamparada, diciendo: -Por más que declaro que Luis Alfredo es bueno no deja de ser un infame.
       Y esa frase  me descubre el error en nuestra existencia cotidiana. Actuamos como el "abducido" por la telenovela.
       Para experimentar siempre la Armonía no se trata de cambiar o “convertir” a los personajes de nuestras  visiones “mortales”.
       Es reconocer que la realidad sólo está conformada por la Vida: Dios perfecto y su manifestación igualmente  perfecta. (Ciencia y Salud 259:13-17)
       Esto es lo que "sana" al devolvernos al Todo del que nunca salimos. Eso es vivir. 
       Aceptar como reales las creencias derivadas del pensar de este mundo nos desposee del gozo de la Vida y la Verdad.
       La mente mortal admitida  es la auténtica “usurpadora” al pretender  robarnos  la conciencia del Bien infinito que se nos ha dado desde la eternidad.

sábado, 29 de abril de 2017

A PROPÓSITO DEL DESEO

El Buda señala que el deseo es la causa del sufrimiento.
 entonces el pensamiento lógico se siente empujado a sentenciar: 
"Nada hay que desear". 
Y muchos reciben ese mandato como un suicidio.
Morir a todo lo que aspirábamos en el camino. 
Pero la Verdad que ilumina mi cotidiano quehacer es muy otra: 
¿Para qué desear?
Si en mí ya lo tengo todo.
Porque  como la viuda arruinada, sólo hay que buscar en nuestra casa, en "el íntimo dentro". 
Donde se encuentra el Reino. Es decir, el Cielo. 
Y "ahora" el no desear ya nunca será dolorosa renuncia, sino armonioso y feliz recreo.

¿LLEGAR A TIEMPO?


Me escribes: "Tengo mucho que memorizar."   Para acto seguido añadir  la preocupación: "Y, el tiempo es escaso".
Esa carencia es la que certifica el problema.
En el reino de la ilusión, son muy frecuentes esos "imposibles".  Como casar "mucho" y "escaso".
Es importante evitar ese irreal territorio.
Pero, ¿cómo distinguirlo?
Lo reconoceremos siempre que tropecemos con un límite. Porque la ley que rige el real reino, el de Dios no tiene barreras. Nunca constriñe.
Al contrario, nos establece en infinita expansión y en dominio libre y absoluto.
Pero en tu carta encadenas más preguntas.
¿Cómo llegar a tiempo? ¿Cómo concentrarme?
Si consideramos que nuestro cuerpo es material no extraña que esa ficción esté sometida a inflamaciones, dolores, mutilaciones…
Ser consciente de nuestra verdadera naturaleza es lo que asegura sentir la continuidad de la salud.
Admitir como nuestra realidad que vivimos en el tiempo es contradecir la verdad afirmada por Pablo: “En Dios vivimos…”
Es situarnos en un territorio mítico donde la Mente está ausente.
Pretender “llegar a tiempo” es enredarnos con la irrealidad y todas sus secuelas.
Vivimos en la eternidad, sin limitaciones. Donde nada es imperfecto. Donde  todo es “perfecto”. Es decir, donde todo ya está hecho. (1)
En el presente continuo de Dios, todo lo que debe ser, está equipado de todo lo necesario para que ya  esté siendo. Nunca falta oportunidad, habilidad…
Podemos hacernos un horario pero sabiendo que cada apartado de nuestra agenda no es un dogal que aprieta y estresa la acción. Sino un espacio flexible donde todo cabrá de una forma u otra.
Por eso es una sutil trampa pensar que hay una fecha tope y que no llegaré "a tiempo".
Si la mejoría de una creencia de enfermedad sólo se comprueba calibrando la los pensamientos, nuestra memorización no hay que comprobarla en un recuento de páginas estudiadas, sino en la convicción creciente, firme y estable de que mi única mente (no tengo otra) es la Mente.
Eso no resta consagración al estudio, pero sí lo libera de las erradas angustias de no llegar "a tiempo",
Sólo desconcentra el pensar erróneo acerca de la posibilidad de una actividad que no sea originada por el Padre.(2)
Siendo sólo “imágen” nunca hay que temer que los conocimientos no se queden en "mi" mente, sino saber que están siempre en la Mente, que es la mía.
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 (1)  “Imperfecto” proviene del latín y significa “lo no terminado”. “Perfecto” por el contrario significa lo que ya está hecho. (2)   “El Hijo no puede hacer nada por sí mismo” Juan 5:19. "El Padre que está en mí es quien actúa". Juan 14:10.

viernes, 28 de abril de 2017

LA DIRECCIÓN CORRECTA

"¿Qué hacer?" "¿Qué dirección tomar?" ¿Seguir o no con esta relación? ¿Acepto este trabajo y me despido del otro?
Cuantas veces leo éstas o parecidas preguntas.
Me llegan con frecuencia en los mensajes de ayuda.
Interrogantes que me visitan como propios cuando miro al futuro inmediato y al que ya no parece tan lejano.
Y es que en el sueño, todo se presenta como muy complicado.
Porque esta onírica existencia se mueve en un escenario presidido por la dualidad que se multiplica en el tiempo hasta convertirse en confusa multitud.
Pero sólo hay y es lo UNO.
Es decir, lo que llamamos Dios y su manifestación infinita.
Cuando esta declaración es la única que fundamenta nuestro quehacer, la perplejidad desaparece. 
Puede que esperemos la claridad del Sol envuelto aun en el manto de la noche.
Pero es muy distinto a creer que hay más posibilidades.
Apoyados en la única sustancia, el Bien Infinito, ya no esperamos ansiosos si será un "Sí" o un "No". 
Se trata sólo de un aguardar con paciencia, el seguro amanecer.
Y se cumple lo que dice Mary Baker Eddy: "Cuando  pacientemente esperamos a Dios y buscamos la Verdad rectamente, Él dirige nuestro camino" (Ciencia y Salud 254:11-13)
Cuando reconocemos sólo a Dios en nuestro vivir, mientras parece que buscamos o esperamos ya estamos siempre pisando la meta.
Y la inoperante duda, con su torturante indecisión se disolvió. 

CORRESPONDER AL AMOR


Lo sublime es que Dios ama sin descanso ni  restricciones.
Lo importante es que Dios me ama.
Ese es el Principio de todo. Es el Bien absoluto.
Ser consciente de ello nos abre la puerta del Paraíso aquí y ahora.
Pero también ayuda el corresponder al Amor.
Sentimos su inundación cuando vemos que nos rebosa.
Cuando evidenciamos que “El Amor se refleja en amor”.
Y ¿cómo puedo amar a Dios?  Ese interrogante me ha acompañado desde siempre.
Se me ocurre una primera respuesta: “Nunca con un Amor que no sea el mismo Amor”.
El hombre, como imagen que es, nunca tiene la iniciativa. Ella pertenece al Principio. “El nos amó primero”.
¿Cómo corresponder al infinito Amor?
Con toda humildad aporto las siguientes formas.
1º Amando al prójimo.
Si viendo al hombre, vemos al Padre, amando a aquél, abrazamos a Dios. Pero para eso tengo que sentirlo próximo (=prójimo). Porque nada ni nadie es ajeno, ya que es la manifestación del mismo Dios.
2º Obedeciendo.
Sé por experiencia que lo que calienta el corazón no es que me mitifiquen, adulen, o me rodeen con muestras de respeto o consideración. Me siento amado cuando se me toma en serio. Cuando se hace caso a lo que digo o indico. No se trata de decir “Señor, Señor”. “Quien me ama guarda mis mandamientos”. Y ¿cuál es el primero y principal?  “No tendrás otros dioses…”  Es decir, experimentar la totalidad de Dios que excluye cualquier otra realidad o ser.
Y, ¿cómo sé que estoy obedeciendo? Recuerdo que obedecer significa (ob audire) “ser consecuente con lo escuchado”. Por tanto, primero si silencio todo y sólo presto atención a los pensamientos de Dios. En segundo lugar, si compruebo la consecuencia de ese “guardar mi palabra”: “Estas cosas que yo hago, él las hará, e incluso mayores”.
Demostrar, sanarse y sanar a otros es señal de que amo. Es decir, que el Amor me “traspasa”.
3º Me gusta advertir que AMAR no es colmar de cariño, no es acariciar al otro con el calor de la piel o de la palabra o rodeándolo de regalos y atenciones.
AMAR es ver y considerar al otro como Dios mismo lo ve. Entonces, ¿qué será crecer en el amor a Dios? 
La respuesta la revela la pura lógica:
Amar es conocer más y más a Dios, aceptando como Él se me va revelando y no sólo como yo lo voy sintiendo. Es contemplar a Dios con la única mirada.
Estoy seguro que siendo el Amor infinito, ilimitadas son las formas de experimentarlo.
Y así, AMAR es estar abierto a las nuevas experiencias de cada día, resistiendo la tentación de su contrario, el temor, que nos empuja a cerrarnos.
Sólo el Amor nos puede enseñar a AMAR y su lecciones son continuas. Ahora mismo, todo está listo para el feliz aprendizaje.

jueves, 27 de abril de 2017

RECONOCIENDO LO REAL

Cada vez que alguien viene a mi pensamiento...
se comunica conmigo...
o reparo en él por cualquier circunstancia o situación...
debo saber que es para "ser reconocido en su verdadera identidad". 
Es decir, como Dios mismo manifestándose
Importa poco que la mente mortal considere que es un desconocido, enemigo, deshonesto, desgraciado, enfermo incurable, miserable, victima o verdugo... 
Y cuando se establezca este hábito en la conciencia, que es un continuo tratamiento de la Verdad, experimentaré la existencia  como lo que es: una fiesta.

COMPAÑEROS IMAGINARIOS


Fue en mi infancia. Durante un corto tiempo en que nos mudamos a las afueras de Málaga.
El lugar dificultaba encontrar compañeros de juegos.
Entonces imaginé a Errol, mi amigo invisible. Se trasladó a mi fantasía después de ver “Robín de los bosques”.
Con él sudaba incansable en interminables cabalgadas por el zaguán de “Villa Jazmín”. ¡Cuántos castillos asaltamos trepando por las rejas de hierro de las ventanas!
Pero mi compañero de aventuras era mi secreto.
Por eso mi abuela repetía: “Me preocupa que el niño hable solo. Un día no va a saber quién es”.
Después conocí a Tinín, el hermanito de Curro.
Como yo, también tenía un compañero imaginario. Lo llamaba Miguelito.
Y siempre que su madre iniciaba “un sumario por catástrofe” con “¿Quién lo rompió?”, Tinín se excusaba invariable: “Fue Miguelito”.
Esta mañana, Errol, Tinín y Miguelito han acudido a mi memoria.
Y también, María, mi abuelita. Porque ella, en parte, tenía razón. “Un día no vas a saber quién eres”.
Aunque eso no sucede por hablar solo y en juegos.
La inmensa mayoría de los adultos y de los niños confunden su verdadera identidad.
Se creen “Miguelito”, el culpable de todo.
Con los años no abandonamos al compañero invisible. Aunque así lo creíamos. Y se ha hecho “mayor” con nosotros.
Al fin, he descubierto su nombre. No es “Miguelito”, sino “yo”. Y “mortal” es su apellido.
En realidad podemos declarar a la manera de Tinín.
El que no ama es el “yo mortal”.
Es quien colecciona rencores.
El que se ahoga en celos y envidias.
El que se entristece.
El que teme o se preocupa.
El que se accidenta, se deteriora y sufre.
El que debe morir y muere.

Sólo ese imaginario “yo mortal”, es el protagonista de todo lo malo e inexistente.
Por eso Pepe, Curro, Tinín, la abuelita María... y todas las criaturas de Dios, somos inocentes. ¡Siempre!

RECORDATORIO

Aprovecho este espacio para recordar a quienes solicitan mi ayuda (porque así lo han sentido una vez vueltos a Dios, y no por costumbre, ya que hay muchísim@s practicist@s entregad@s, algun@ de l@s cuales puede ser el instrumento más adecuado):
1º que solo doy un tratamiento por vez. 
2º Y que si persiste la mentira y desean (después de consultar de nuevo con el Padre) que sea yo el que siga orando, deben indicármelo cada vez (sin temor a ser reiterativos) aunque sea con un breve mensaje de e-mail, whatsapp o messenger.

miércoles, 26 de abril de 2017

JERARQUIZANDO DESEOS

Hay que jerarquizar deseos. 
Primero: Dios por encima de todo. 
Conocerle es saber al mismo tiempo que Él tiene un plan para cada uno de nosotros. 
Uno que ninguna mentira podrá impedir gozarlo aquí y ahora.
Porque ese divino propósito, instante a instante ya se está cumpliendo. 
Por tanto, ni los calendarios, ni las condiciones personales o del mundo, ni por supuesto el yo, (falsa manifestación de la inexistente mente mortal) puede constituirse en su obstáculo. 
Y eso es aplicable para el tratamiento de cualquier desafío.
Es decir, estar convencido de esto disuelve las negras nubes que ocultan lo que es siempre: el perenne sol de la perfecta y eterna armonía.

LAMENTARSE NO ES ESCALAR

   
Me dices que oras y no recibes.
Por el ventanal de mi habitación se me asoma la montaña regalando una reflexión.
Mis esfuerzos para subir a la cumbre han de ser en orden a "ascender" y no a "bajar".
Por mucho que camine espoleado por el deseo de coronar la cima, si mis pasos se dirigen hacia abajo, nunca disfrutaré del éxito.
Para experimentar la compañía, la provisión, la armonía… la abundancia de todo lo bueno, la senda a transitar ha de ser la aceptación gozosa (agradecida) de todo eso.
Pasará quizás un tiempo hasta culminar la empresa, pero llegaremos.
Por el contrario, sentirse en soledad, llorar carencias, acoger desesperanzas, impacientarse…  no sólo retrasan sino que alejan día a día la meta anhelada. 
Lamentarse no es escalar.
Recuerda que cuando el bien no se ve, nunca será porque no está.
Es que le tengo cerrada la puerta de mi conciencia,  donde todo se experimenta.
 “Mira que estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré, y cenaré con él, y él conmigo.” Apocalipsis 3:20
Que la oscuridad de los sentidos no te priven del disfrute del Todo que a todos se nos ha dado, donde comulgamos con el Uno y su Universo.

“Felices serán los que sin ver creyeron.” Juan 20, 29.

martes, 25 de abril de 2017

TODO ES COMO MIREMOS


Antes me gustaban las "pelis" bélicas. Ahora ni las soporto. Prefiero las comedias con final feliz, como sucede siempre en la realidad "verdadera".
Por eso echo de menos a Frank Capra, el admirado director de "Qué bello es vivir" (It's a Wonderful Life), y a todos los que describen un mundo donde la bondad y la inocencia triunfan sin excepción.
Pero muchos siguen pagando por pasar miedo ante una pantalla de cine. ¿Absurdo? Parece que no tanto, ya que somos más los que nos sentimos víctimas del miedo en la existencia cotidiana. Sin embargo, estar bien o experimentar miedo no es producto del azar, sino sólo de una elección personal.
 
No es mi intención el criticar. Caería en el mismo error que deseo evitar. Es una sutil forma de elegir vivir bajo la creencia del mal. La crítica supone que hay algo malo mezclado con lo bueno. Es una secuela de la tentación de la serpiente.
Pudiendo mirar lo correcto, lo armonioso y bello, ¿por qué ocupar el tiempo con visiones defectuosas? Porque criticar es llenar la conciencia con lo que sólo son secuencias de un sueño. Es renunciar, al menos durante ese lapso de tiempo, a vivir en la armoniosa realidad. La ponderación del defecto nos aparta del disfrute del bien al entretenernos con lo irreal.
Pero creemos ser mejores cuando como nuevos inquisidores, escudriñamos nuestro entorno para delatar la falta. Y con ello pisamos el mundo de la nada como nos lo recuerda la Sra. Eddy: "El mal no tiene realidad. No es ni persona ni lugar ni cosa, sino simplemente una creencia, una ilusión del sentido material". (Ciencia y Salud, 71:2-4) 
Un conocido relato nos presenta a dos hombres que, a través de los barrotes, miran el exterior. Uno al levantar la vista, descubre el firmamento y llena sus ojos de estrellas. El otro, bajando los suyos, los embarra con el lodo que cubre el suelo.
Por eso, Jesús nos advertía: “No juzguéis y no seréis juzgados”. A mí me gusta parafrasear en positivo ese sabio aviso con un: “No busques males que denunciar, sino el Bien que te salvará.” (Mateo 7:1)
Descubrir errores sólo indica que éstos habitan todavía en tu conciencia. Y mientras, estaré inhabilitado para demostrar curación.
La crítica está en la antípoda de la práctica cristiana. Como se prueba en Ciencia y Salud con el episodio de Simón y la Magdalena. (Ciencia y Salud, 362-364)
“Si tu ojo te escandaliza arráncatelo” (Mateo 18:9). Porque no está sano. Al ver lo que no es, tampoco es el reflejo de la Mente. Ya que “Dios es muy limpio de ojos para ver el mal”.(Habacuc 1:13)
El día que yo tampoco lo vea, habré completado mi bautismo. Ya no experimentaré  las dolorosas consecuencias de creer en la existencia del mal.
Y mis amigos, estarán de enhorabuena. Porque ya podré demostrar curación.  



LA ORACIÓN MÁS NECESARIA

lunes, 24 de abril de 2017

LA ÚNICA RESPUESTA


¿Hay respuestas a todos los “por qué”?
 ¡Por supuesto!
¿Para los interrogantes nacidos de la curiosidad infantil? 
Esa buscadora natural de la Verdad?
¿Y para los que se encorvan bajo el peso de cualquier  carencia de bien?
Sólo una respuesta.
Y cuando esta "una" se acepta, descerroja los pesados portones de la pesadilla, y posibilita que la luz invada de alegría la existencia.
Todo lo que se sugiere detrás de la incógnita, nunca puede fundamentar o justificar una desarmonía.
Sino todo lo contrario.
Tras el velo siempre permanece el resplandor del Bien.
El mal que aparece no se apoya en decretos inexorables o en una condena inevitable, misteriosa y caprichosa cuyos argumentos son incomprensibles.
Las contradicciones y las injusticias que nos sorprenden casi a diario no son ni para la queja ni para fatalística resignación.
Porque la ceguera de nacimiento nunca tuvo causa.
Ni la oscuridad que imposibilita el ver  tiene Principio.
Y la dificultad para gozar la armoniosa realidad es sólo sugestión.
¿Quién pecó para que naciera ciego? (Juan 9: 2 Sus discípulos le preguntaron: «Rabí, ¿quién pecó, para que éste haya nacido ciego? ¿Él, o sus padres?» 3 Jesús respondió: «No pecó él, ni tampoco sus padres. Más bien, fue para que las obras de Dios se manifiesten en él.)
Ni fue el pecado de otros ni el nuestro, el justificante de  una conciencia atormentada.
¡Dios mío! ¿Por qué…?
La respuesta siempre fue, es y será: “Para que se manifieste la gloria de Dios”.
No nos encerremos en la celda de los torturadores interrogantes.
Todo lo que suscite una dolorosa interrogación es para ser recurrido con energía y de inmediato en el tribunal de la Verdad.
Siempre nos asiste el derecho divino que es la única consecuencia de la Vida, la Verdad y el Amor infinito, eterno y supremo.
El error que pretende envolvernos sólo es una nueva oportunidad para que se manifieste nuestro Padre-Madre Dios, del todo armonioso.
Porque no lo olvidemos: nuestra extrema necesidad nunca es la sentencia condenatoria del hombre sino siempre es ¡la oportunidad de Dios! (Ciencia y Salud 266:16-17 "la necesidad extrema del hombre es la oportunidad de Dios")

TODO LO MÍO ES TUYO...

domingo, 23 de abril de 2017

CREER EN EL HOMBRE

A veces, las peticiones de ayuda llegan tan subrayadas de dolor y desespero que despiertan al supuesto yo con el que tanto tiempo me he estado identificando. 
Y llego a creer por momentos que esa es la realidad. 
Y para no experimentar el mundo de mis temores me sumerjo en el océano infinito del Bien donde sólo reina la realidad que es el Amor. 
En Él voy ahogando el limitado patrimonio de la nada. 
Y declarar la Verdad que sólo somos el Uno (aunque me escandalice confesar que somos y estamos en la divinidad), es lo que va aquietando al que me llamó.
Al mismo paso que entro en el sosiego de reconocer la totalidad del Bien. 
Esa única realidad que excluye incluso la posibilidad de su ausencia.
Durante años pensé que el gran reto de la humanidad era creer en Dios.

Ahora sé que el desafío a superar por todos es muy otro y a la vez semejante.
Se trata de creer en el verdadero hombre.

SIEMPRE EL AMOR



El descanso más pleno se obtiene al reposar en la simplicidad.
Lo diverso impide la reveladora quietud. (Salmo 46:10)
Y apoyarse en lo Uno bendice sin limitación. Dios es lo Uno. Y todo es uno con Él. "Como Tú y yo somos uno" ( Juan 17:21) y "Todo es Mente infinita y su manifestación infinita porque Dios es Todo en todo"(Ciencia y Salud 468:11-12.).
Recuerdo que aunque estuviera dedicado a la sagrada actividad de la práctica sanadora, siempre que recibía muchas peticiones de ayuda, se me hacía difícil mantenerme en la paz, la atmósfera de Dios. Las personalidades me presentaban sus dolorosas e inquietantes creencias y me sumían en una diversidad que nublaba mi conciencia de lo real.
Hasta que la luz se abrió paso en las tinieblas y conocí que la variada multitud era sólo una ilusión.
Descubrí que los que vienen a mí velan su verdadera imagen en la "máscara" de la personalidad. (La palabra "persona" es originalmente griega. Hace relación a la máscara que el actor se colocaba en el rostro para que su voz, "re-sonando" a través de ella, llegara al auditorio).
Pero todos manifiestan al mismo UNO, al único SER, el AMOR.
Ya no me siento tentado a "tratar" a una pluralidad de personas, sino que mi trabajo consiste en sacar a la luz, la realidad oculta por el sudario de las creencias. Es Dios, el Amor, el que se me presenta a cada instante. Es el UNO el que me llama, o envía un correo. Es el UNO el que me trae el menú en el restaurante, el que me sirve el carburante en la estación de servicio, le que me saluda por la calle, o me increpa al adelantarme en la carretera. Nunca me puedo encontrar con OTRO. Siempre estamos tratando con Dios.
Tras el universo de rostros, manos, gestos, palabras y acciones sólo es el UNO que veo, siento, escucho y recibo Su Amor.
Para gozar el encuentro constante con la Verdad, se impone el desnudo de lo superficial. Hay que despojarse de la propia "máscara" y desvestir a todos del ropaje de la diversidad personal.
Y así, en mí y en los otros, descubrir  siempre al AMOR.



REVELANDO NEGATIVOS

sábado, 22 de abril de 2017

¿ES POSIBLE LA SOLEDAD?

-La soledad es algo terrible. ¡Qué difícil se me hace el soportarla!
-Pero hija, no te quejes. Peor aún es estar sola en compañía. 
-Hasta la Biblia lo dice: "No es bueno que el hombre esté solo".
Y lo oído me suscitó la pregunta ¿Acaso es posible la soledad?
Y suave y reconfortante recordé el salmo "¡Jamás podría yo alejarme de tu espíritu, o pretender huir de ti! Si pudiera yo subir al cielo, allí te encontraría; si bajara a lo profundo de la tierra, también allí te encontraría. Si volara yo hacia el este, tu mano derecha me guiaría;
si me quedara a vivir en el oeste, también allí me darías tu ayuda."(Salmo 139:7-10).
Y después me resonó la promesa de lo que parecía una despedida: presencia: 
"Os aseguro que estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo" (Mateo 28:20)
Entonces, ¿qué es la soledad? ¿Cómo es posible?
Es sentirnos incompletos no de cosas sino de uno mismo.
Es ignorar quiénes somos. Es estar incomunicado con el centro de nuestra identidad.
Ser inconsciente de lo real.
Que estamos en Dios y Él es nuestro ser.
La soledad nunca es nostalgia de los otros, sino de nosotros, del Uno.
Y es cierto que en ese no experimentar nuestra perfección armoniosa, los demás son obstáculos para despertar en el silencioso reconocimiento de la infinita Presencia. 
Porque sólo cuando reconocemos este eterno y cálido "ahora" es cuando los otros son nosotros y refuerzan el verdadero y alegre sentir.

NO MIRES EL VOLANTE. MIRA SÓLO EL CAMINO.

 

Esta existencia es un ir hacia la conciencia de la felicidad. 
En este viaje, ¿creemos sufrir accidentes? ¿Nos preocupamos por los retrasos? ¿Parece que nunca llegamos o que estamos perdidos?  
No miremos el volante. Podríamos salirnos en la primera curva. Tampoco fijemos los ojos en los árboles que jalonan el trayecto. El choque estaría asegurado. Pongamos la mirada en el camino. Y sin tensión, casi sin darnos cuenta, nos ceñiremos a su particular trazado.
Yo considero al volante como la imagen de la voluntad propia. Y ésta estorba más que ayuda en este peregrinar.
Porque no se trata de hacerse bueno o comportarse bien. Para nada sirve el esfuerzo empleado. Aunque sea mucho y a costa de sacrificios. Eso, hasta puede convertirse en un bloqueador del avance. Incluso puede generar la soberbia o la vana complacencia paralizadora del recto crecimiento.
Sólo el Padre es bueno por Sí. Todos los demás lo somos por constituir Su reflejo. Leemos en el evangelio de Juan: "Yo nada puedo por mi propia cuenta. Sólo hago lo que veo hacer a mi Padre. Él me ama y me muestra todo lo que hace." (Juan 5,19-20)
Por eso la Sra. Eddy  llama al maestro de Nazaret "Mostrador del Camino".
Nuestra actividad es sólo "ver" lo que el Padre hace. Se trata de "elevar la mirada". De tener los ojos fijos en Dios, como nos recuerda el Salmo 123 y era la práctica continua y exitosa de Jesús. Eso es no mirar a otro lado, árboles (problemas) o volante (propio yo).
Si contemplamos sólo a Dios, nuestro “volante” copiará la acción divina como ocurre al conducir o manejar un vehículo por la carretera. 
La creencia en la voluntad propia (en la autonomía del volante) no lleva a ninguna parte, sino que nos saca del camino.
No se trata de conducirnos, sino dejarnos conducir.
La Sra. Eddy concluirá en el libro de texto de la Ciencia Cristiana:“No hay más que un camino que conduce al cielo, la armonía, y Cristo en la Ciencia Divina nos muestra ese camino. Es no conocer otra realidad --no tener otra consciencia de la vida-- que el bien, Dios y Su reflejo, y elevarse sobre los llamados dolores y placeres de los sentidos" (Ciencia y Salud 242: 10)
 .Los ojos elevados y fijos en el único Camino guiarán nuestros “vehículos” hasta el disfrute del amoroso gobierno del Padre-Madre.( "El hombre se encamina hacia la dirección en que mira, y donde está su tesoro, allí estará su corazón".Ciencia y Salud 451:15)



 

¿POR QUÉ SE RETRASA MI DEMOSTRACIÓN?

viernes, 21 de abril de 2017

EL ÚNICO ERROR

Escucho con frecuencia:
"Estoy sufriendo un error".
Pero hablando con propiedad sólo habría uno.
Si es que el sueño donde percibimos las contradicciones constituyera nuestra realidad.
Es en ese supuesto estado donde parece actuar y con el que se confunde.
De acuerdo con el dicho "soñador y sueño son lo mismo".
¿Y cuál sería ese único error provocador de desarmonías?
Creer que somos un yo, un ser independiente y separado de Dios. 
Con individual autonomía y con voluntad propia.
Este es el error que sustenta los aconteceres hipnóticos que constituyen el día a día de este mundo:
Admitir que lo que no es Dios ni su reflejo pueda tener existencia.
Porque esto y solo eso es lo que posibilita la enfermedad.
Y los conflictos, las amenazas, las omisiones, la soledad, la tristeza, el dolor, el desamor, la carencia de autoestima...
Y seguro que añadiríamos más y más si diéramos voz a la casi ininterrumpida queja de los sonámbulos que caminan a nuestro lado. 
O si prestamos oído a los lamentos y remordimientos de ese personaje creado de y por la nada con el que confundo mi identidad.

VEO HOMBRES COMO ÁRBOLES


Desde hace días un pasaje de Marcos me acompaña como si fuera mi sombra. Se trata de Marcos 8:22-26 (1)
El ciego es llevado. Como si fuera un manto muy pesado sobre mis hombros, esta frase me retira kilos de agobiante responsabilidad. "Seré llevado". Todo está organizado para estar frente al Cristo. La Verdad es nuestra máxima necesidad y por serlo, siempre se nos procurará desde lo alto.
El auxilio nos viene del Señor.
Para dejar de ser ciego hay un paso previo. Salir de la aldea. Es decir, del tumulto, del ruido, del trasiego, del existir “para afuera”. Es ser llevado de la soledad en medio de la multitud, al silencio donde sentir la Presencia.
La escena que sigue puede escandalizar. Los ojos del ciego son escupidos. Reciben el desprecio. Los profetas comunicaban sus mensajes con la acción. Las palabras pueden ser equívocas, pero el gesto nunca engaña. Aquí Jesús echa mano del lenguaje profético. Quiere que todos conozcan el valor de la visión ciega del hombre mortal.  Es basura inservible.
El Maestro aísla aun más los ojos sin luz del ciego al poner sobre ellos sus manos.
¿Ve algo? Para todos, el ciego ha dejado de serlo, ya que su conciencia ha sido invadida de imágenes en movimiento. Ahora es como uno más de la aldea.
Pero, ¿qué ve? “Hombres como árboles que andan”. La frase tiene un concreto y gran significado. Los árboles están constituidos por la madera. Y de ahí viene la palabra con que se nombra lo opuesto al Espíritu, a lo real. “Materia” es una deformación de “madera”. “Veo hombres como árboles que andan” significa “TODO lo que alcanzo a distinguir es material, incluso los hombres, las llamadas imágenes de Dios”.
Sólo cuando “viendo” así, se le impide la visión material con las manos (el poder) del Cristo, podrá ver con claridad.  
La Verdad sólo es visible a través de Ella misma. Sólo se ve por medio del Cristo que ciega la materia e ilumina con la gloria de Dios.
Pero hay más. Una última e importante doble recomendación: No volver a la aldea ni conversar con sus habitantes.
Si queremos conservar la visión del Cristo hay que dejar “el mundo” con sus leyes, poderes y creencias. No dialogar con el error para no enredarnos con la tupida malla de sus argumentos y “verdades”.
El mensaje me ha llegado claro y práctico: Para ver, siempre he de cegar los ojos físicos con el poder del Cristo y saber que los hombres y la creación entera no son materia (madera) que se mueve, sino manifestación del Espíritu de Vida. Y dejar la atmósfera mental de la aldea para subir a lo alto donde encontraré el Todo.


(1)  le trajeron un ciego, y le rogaron que lo tocara. 23 Entonces, tomando la mano del ciego, lo sacó fuera de la aldea; escupió en sus ojos, puso sus manos sobre él y le preguntó si veía algo. 24 Él, mirando, dijo: --Veo los hombres como árboles, pero los veo que andan. 25 Luego le puso otra vez las manos sobre los ojos, y le hizo que mirara; y fue restablecido, y vio de lejos y claramente a todos. 26 Jesús lo envió a su casa, diciendo: --No entres en la aldea, ni lo digas a nadie en la aldea.

PIENSO, PERO EXISTO

jueves, 20 de abril de 2017

EL MANDAMIENTO SIEMPRE VIGENTE

Donde está la luz, la oscuridad nunca es.
 Y por eso es alentador recordar el primer mandamiento de Dios registrado en la Biblia. "Sea la luz".
Y puesto que ese orden nunca fue rescindida, invertida o alterada, es ley que esta luz siga y sea siempre presente.
Y ahora también.
A pesar de la errónea apariencia de que la oscuridad la ha reemplazado.
Sólo es necesario que abandonemos al "yo" siempre “ciego de nacimiento”.
Se impone el asumir nuestra verdadera identidad:
"Vosotros sois la luz".
Y más que buscarle causa al error contemplemos lo único que es:
La continua manifestación de la gloria de Dios

LIMPIADOR DE NUBES


-Soy inventor. Previamente me había dicho su nombre y apellido.
El tren inició su viaje de Málaga hasta Madrid y el inventor me confió su secreto.
-He construido un limpiador de nubes. Afean muchoo el cielo. Así siempre habrá más claridad. Los americanos me lo quieren comprar. Me han hecho una oferta y por eso voy a Madrid, para hablar con el embajador. Pero, por favor, todavía no se lo diga a nadie.
La razón de mi espontáneo confidente era la que no parecía muy despejada.
Hasta que me apeé en Córdoba no cesó de fabular acerca de inventos que le habían robado algunos eminentes premios Nobel, y de su motor de aire. ¡Salvará la economía del futuro!
Pero fue el limpiador de nubes el que se hizo un lugarcito en mi memoria. Yo conocía la propiedad del yoduro de plata como provocador de lluvia y por tanto disolvente de nubes, pero aquello era diferente. Se trataba de un tubo de unos dos metros de longitud y un centímetro de diametro que disparaba una especie de rayo láser. Bastaba con apuntar y… ¡zas! El nubarrón desaparecía.
Después de casi quince años, el “invento” se despertó hoy en mi memoria. ¿Por qué?
Al inicio del día procuro ser consciente de la Verdad donde estoy situado. ¡Estoy en el cielo! Nada tengo que esperar, sólo agudizar la vista. Valerme de la auténtica y única visión espiritual. ¡Y gozar del día que hizo el Señor!
Pero el límpido cielo parece, con persistente frecuencia, como cubierto de nubes negras. Sobre todo cuando suenan los “rings” del teléfono o llegan los correos electrónicos. Resultan como una suerte de velo que oculta la alegre realidad de la divina presencia. 
“Afean mucho el cielo” recuerdo la frase del “inventor” y su "imaginado invento".
No necesito rayo láser.  Me basta con ser consciente del Amor. El que todo ha creado. El que lo llena todo. Y donde me muevo, vivo y soy.
Mi “limpiador” es el escuchar los “buenos días” de Dios que no son otros que “Tú eres mi hijo muy amado, ¡mi alegría!”
Y entonces, cuando sin desesperar, continuo a la escucha (eso es obedecer), compruebo como el solvente universal disuelve la dureza adamantina del error . Y descubro que es tan vaporoso como una nube, y que el cielo existe sin cambios desde toda la eternidad. (1)
(1) Ciencia y Salud 242: 16-19 En paciente obediencia a un Dios paciente, laboremos por disolver con el solvente universal del Amor la dureza adamantina del error.

TÚ SERÁS MIS OJOS

miércoles, 19 de abril de 2017

CLASES DE PINTURA

Este martes Laly comenzó sus clases de pintura.
Y a propósito de esta nueva actividad mi pensamiento se ha entretenido con lo que no deja de ser una perogrullada.
Pero siempre práctica.
Si quiero pintar una montaña y sólo miro y miro al árbol que tengo justo al lado, lo que al final aparecerá en el lienzo  podrá ser un tronco rugoso o una rama más o menos florida.
Pero nunca una cumbre.
Igual sucede con nosotros. Solo debemos poner los ojos en el infinito Bien que somos. 
Y dejar de girar alrededor de ese yo que la mente mortal con tanto esfuerzo y sufrimiento ha ido creando con esa otra mentira que es el tiempo.

Fijar la atención en todo lo que descubramos como bueno, bello, inocente, noble, armonioso y capaz (es decir, rebosando cualidades) es lo que se necesita para disfrutar de nuestro perfecto autorretrato.

EL ESPÍRITU ES TODO, SIEMPRE


Estabas indeciso. Incluso temeroso. Tenías que usar tu coche para viajar a otra ciudad.
 Las temperaturas habían descendido y se anunciaban fuertes heladas.
Me confiaste  tu preocupación. -"Temo salirme de la carretera. Pero por otra parte no puedo suspender la ida".
Y añadiste un ruego. -"Ayúdame con un pensamiento".
-"En Dios vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser. (Hechos 17:28) El Espíritu es infinito y jamás nos podemos salir de Él."
 Como me llegó a la conciencia así se lo comuniqué.
Pero este diálogo me llevó a reflexión.
Por mi misma experiencia, creo que muchos vivimos nuestros asuntos, el quehacer de cada día, dentro de un marco muy difuminado o ambiguo. en demasía
Declaramos que “Dios es Todo y su manifestación infinita”. Para luego tratar el entorno y a nosotros mismos como “físicos”.
En lugar de “metafísicos”.
Es cierto que cuando esa indefinición se torna amenazante o dolorosa acudimos presurosos a nuestros cuarteles espirituales, y desenfundamos nuestras  declaraciones y “tratamientos”.
Pero pasada la tormenta, vuelta  a la rutina semi-inconsciente una vez más.
La mudanza  a lo eterno sobreviene cuando se otea el peligro o descargó ya la tempestad.  Pero retornamos casi siempre al escenario finito. Al único lugar donde puede perpetuarse la desarmonía siempre material y lo espiritual queda nublado. 
Aunque no lo confesemos, ese terreno nos parece más cómodo y familiar, que el abrazo protector y poderoso del Padre-Madre.
Pero ¡ojo!, experimentamos conforme al pensamiento en que nos apoyamos y en la conciencia en que descansemos. Según "estemos" en el error o en la Verdad.
Por eso he de recordarme que el Espíritu es Todo. ¡SIEMPRE!
Nunca estoy en la materia, ni sometido a su ilusorio poder. En ningún momento de mi existencia lo estuve ni lo estaré.
Jamás manejo por carreteras asfaltadas. Como tampoco viajo más allá de Dios mismo.Porque Él  es siempre el Camino.
Andamos sobre fuerzas… que pertenecen por entero a la Mente divina,  que son inherentes a esa Mente, y así las restituye a su justo lugar y clasificación.” (Ciencia y Salud 124:29-34)



TENER Y VER

martes, 18 de abril de 2017

AMURALLAR LA ARMONÍA

Los problemas se crean cuando revestimos de realidad a la imperfección.
La que se nos comunica a diario a través de los sentidos.
Ya sea acerca de nosotros o de todos los otros, cercanos o lejanos.
Disolver eso con la ayuda de ideas metafísicas es chistoso además de inútil 
Cada vez que se me presenta lo no armonioso tengo la oportunidad de negar que  exista fuera de la nada.
Pero su aparición es más -y sobre todo- una invitación a desempolvar la convicción que fundamenta todo:
"Sólo es el bien infinito"
Y esto me resultará cada vez más  fácil si en mi conciencia no permito la permanencia de lo defectuoso ni  un segundo siquiera.
Y sin que me importe como de pequeño e inofensivo se presente.
Porque hacerle hueco en el pensamiento no sólo es aceptar la dualidad.
Es negar al Uno al mismo tiempo y como inevitable consecuencia.
Y así instalar aunque sea una mínima molécula de mal en mi concepción del Todo, es ocultarlo como un imposible por irresponsable negligencia.
 Por eso hay que sacarle brillo a nuestras convicciones y amurallar con ellas nuestra armonía.