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jueves, 26 de julio de 2018

RESPUESTAS A ALGUNAS PREGUNTAS DE JÓVENES.


P: ¿De qué forma la espiritualidad podría ayudar a cambiar la realidad social?
R: Para cambiar el mundo hay que primero cambiar el hombre. O mejor, ser consciente de nuestra verdadera identidad como imagen y reflejo de todas las cualidades divinas. En una habitación donde reinan las tinieblas, sólo se precisa que nada más que uno dé con el interruptor de la luz e ilumine ese espacio. Aquí lo tenemos más fácil, en cuanto que el hombre verdadero es luz, y lo único que hace falta  es que teniendo muy claro que uno no pertenece a este mundo se comprometa con él como la levadura lo hace con la masa. La levadura se mezcla con la masa, a fin de levantarla. Así elevaremos la condición social de la humanidad.
P: ¿Qué significa ver al hombre perfecto?
R: Hay que ser consciente de que sólo la visión de Dios es la correcta. Porque no hay otra. Lo demás, cuanto más, es ceguera no reconocida. Confesar nuestra imposibilidad de ver como Dios es empezar bien para terminar bien. Adoptemos como ciegos la ayuda de un Lazarillo. Pero no a otro ciego si no queremos tropezar o despeñarnos. Está bien que como personas que queremos vivir en la Verdad y no en el sueño, aceptemos la Palabra inspirada de la Biblia como nuestra guía suficiente hacia la Vida eterna 1. Si aceptamos como verdad sólo lo que la Mente ve como real, no sólo no caeremos sino que acabaremos viendo al hombre perfecto como Dios lo ve.
P: ¿Cómo aplicamos la Ciencia Cristiana en situaciones límites, como por ejemplo, en situaciones de violencia?
R: Hay que estar siempre despierto. Eso es “orar sin cesar”. Hay que tener en cuenta lo que dice el evangelio de que el día del juicio no te sorprenda de noche, es decir, durmiendo. Si sales del sueño por una alarma no vas a estar claro para reaccionar correctamente. Darás tumbos antes de despertar del todo, y eso puede ser fatal. Por eso conviene salir cada día a la calle bien “despierto”, sabiendo muy bien quien soy (la imagen de Dios) y donde estoy (en Dios) y con quien me encontraré (con la creación benéfica de Dios).
P: Si Dios es bueno y está en todas partes y tiene todo el poder, ¿por qué hay niños que sufren en el mundo y hay tanta pobreza y hambre?
R: Dios no es responsable de nuestras pesadillas. Él ha hecho la única realidad donde nada de eso ocurre, sino cosas siempre maravillosas. Urge que despertemos nosotros y ayudemos a despertar. Por supuesto que el amor, la compasión, la solidaridad es el mejor despertador. Hay que iluminar nuestro mundo para que descubra que esto no es un infierno donde penar sino un cielo donde gozar.
P: ¿Cómo podemos aplicar la Ciencia Cristiana en lo cotidiano?
R: No sirviendo a dos señores. Es decir, no usando dos grupos de pensamientos. Los de Dios que hablan de bien infinito y eterno, y los de los hombres mortales que pregonan el poder y cotidianeidad del mal. Preguntándome, cuando me noto con miedo, preocupación, aburrimiento o tristeza, cómo ve Dios esta situación, cómo es en realidad.
P: En la asignatura Ciencias Naturales en la escuela enseñan que el hombre es el mayor depredador en la cadena de depredadores. Con la tala indiscriminada de árboles, la eliminación de desechos tóxicos en los ríos, la contaminación a gran escala, ¿cómo podemos orar para que eso se revierta?
R: Dios no ha hecho a ese depredador. El hombre que existe es el dotado de la facultad para desarrollar la creación y no ese loco destructor. La reflexión acerca de los últimos versículos del capítulo primero del Génesis y su comprensión ayuda mucho a revertir esas situaciones. Después de todo, orar es escuchar a Dios. Y adorar sólo a Dios es –ad-orar– escuchar en esa única dirección (”ad”). Sólo a la Palabra de Dios y no las sugestiones que llegan abrumadoramente a nuestros sentidos.
P: El miedo a salir mal en un examen, a perder un ser querido o a que los roben en la calle son miedos muy presentes entre los adolescentes. ¿Qué verdades espirituales podemos usar para vencer cualquier clase de miedo?
R: El estar consciente de la realidad es lo mejor para no caer en la trampa de los espejismos. Conocer el desierto es lo mejor para no beber la arena de un falso oasis. Saber que lo único es “Mente infinita y su manifestación infinita, porque Dios es Todo-en-todo” 2 es una gran ayuda. Porque el miedo es lo que hay que vencer. Y si todo es Amor no hay lugar para el daño, el fracaso… Actuar la presencia de Dios, es decir, ser consciente de que siempre estamos y caminamos en el infinito Amor, es el ejercicio más útil y práctico contra todo lo que intenta amargarnos la fiesta de la vida.
P: ¿Cómo se puede perder el pánico a hablar en público, como por ejemplo, dar un examen oral o hacer preguntas a un orador en un taller o seminario?
R: Dios es la única Palabra. La intercomunicación viene de Dios al hombre. Todo lo demás son balbuceos. Si oramos, escuchamos a Dios, dejaremos de ser mudos y hablaremos las nuevas lenguas que el mundo necesita oír. Debemos de saber que esa palabra inteligente, sabia, oportuna y amorosa siempre está en nosotros, aunque nos parezca imposible. Porque Dios lo ha dicho “yo estaré en tu boca”. Nunca pensemos que podemos hacer algo por nuestra cuenta. Siempre somos la imagen de Dios. Y en un espejo la imagen de la mano del que se asoma no se mueve sola, si no es la del sujeto la que tiene la iniciativa y lo reflejado en el espejo le sigue. Jesús ya lo dice: “Nada puedo hacer por mí mismo”. No estamos solos. Es imposible. Siempre estamos unidos a Dios, y en la medida en que estemos conscientes de ello lo disfrutaremos.
1 Ciencia y Salud, pág. 497
2 Ciencia y Salud, pág. 468

martes, 30 de enero de 2018

ATESORANDO PROMESAS

La Srta. Woodson fue una de mis maestras de la Escuela Dominical.
Era muy exigente con respecto a hacernos encontrar y memorizar las promesas de Dios en la Lección Bíblica semanal. “Ustedes las necesitarán”, nos decía siempre. “Muchas veces se van a encontrar en un predicamento” (una de sus palabras favoritas, que significa “problema”).
 “Pero podrán aferrarse a las promesas de Dios, si las memorizan ahora”. Repetía esto casi todos los domingos.
Era severa; si nosotros no habíamos hecho nuestra tarea antes de ir el domingo, nos hacía buscar una promesa durante la clase y memorizarla allí mismo. Luego hacía que se la repitiésemos tres veces seguidas ese día.
De modo que tratábamos de elegir las que eran cortas y fáciles.
Todos los domingos la Srta. Woodson nos preguntaba si durante la semana habíamos necesitado y usado algunas de las promesas de Dios que habíamos aprendido. A veces lo habíamos hecho y le contábamos cómo las habíamos empleado.
Como cuando me perdí mientras visitaba a mi tía en Chicago.
No podía encontrar mi camino de regreso a su casa porque todas las casa parecían iguales. Tenía ganas de llorar, pero en vez de eso recordé esta promesa de la Biblia: “... yo soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudo”.
Al principio me parecieron simplemente un montón de palabras, pero luego recordé que la Srta. Woodson nos había dicho que tendríamos las promesas de Dios donde y cuando las necesitáramos. De modo que pensé con detenimiento en lo que Él me estaba prometiendo hasta que muy pronto pude sentir el amor de Dios. Me sentí tan segura como cuando mamá me llevaba de la mano cuando era muy pequeña. Ya no sentí miedo.
De pronto algo me dijo que debía dar la vuelta y caminar en la dirección contraria. No sabía por qué, pero lo hice y muy pronto vi a una señora barriendo la entrada de su casa. Era la Sra. McPherson, la vecina de mi tía
que vivía en la casa de al lado, de modo que me di cuenta de que la otra
casa era la de mi tía.
Cuando se lo conté a la Srta. Woodson, me dijo que había sido Dios quien me había dicho que diera la vuelta y retrocediese. Y yo había oído a Dios decirme lo que debía hacer porque había prestado atención a Su promesa.
Ahora ya soy mayor. Han pasado muchos años desde que tuve la tarea de buscar las promesas de Dios en la Lección Bíblica.
Pero ¿sabes una cosa? Todavía hoy las sigo buscando durante mi estudio diario. Y sonrío cada vez que la promesa es alguna de las que aprendí en la clase de la Srta. Woodson (probablemente, casi una por semana). Aun recuerdo lo que estaba haciendo en el momento en que la estaba aprendiendo, como cuando la repetía una y otra vez mientras saltaba a la cuerda o mientras caminaba hacia la escuela, y luego pensaba mucho en ella (porque la Srta. Woodson también esperaba que usáramos las promesas).
Si yo supiera donde encontrar a la Srta. Woodson ahora, le agradecería en persona el haberme hecho memorizar esos versículos de la Biblia. Esto es lo que le diría: “¡Gracias, señorita Woodson! Por prepararme. Si yo le pudiese contar cuántas veces me ha ayudado el poder recordar esos versículos de la Biblia, esta carta llenaría cientos de revistas como ésta.

“Uno nunca deja de necesitar las promesas de Dios. He aprendido eso. La promesa acerca de que Dios sostiene mi mano derecha, me ha ayudado muchas veces. Por ejemplo, cuando me fui a vivir sola a la universidad y al principio me sentía perdida. O cuando terminé mis estudios y tuve que buscar trabajo, y cuando me casé y nos mudamos muy lejos. “Y, señorita Woodson, ahora soy maestra de la Escuela Dominical. Adivine lo que le hago hacer a mi clase cada semana...”
(Judith Ann Hardy. El Heraldo de la Ciencia Cristiana, mayo de 1992)

jueves, 25 de enero de 2018

LAS FASES NO SON DE FIAR


Hace un par de noches me fue difícil encontrar a la Luna cuando miré al cielo.
Ella apuraba su última fase, lo que no me sembró preocupación alguna sobre el destino del constante acompañante de nuestra Tierra.
Ni la Luna nueva de oscura presencia, ni el cuarto creciente, ni el plenilunio luminoso, ni el cuarto menguante influyen en el ser de nuestro satélite.
Cambios, apariencias y no realidades, que invitan a reflexionar sobre como en el escenario del tiempo se presenta la farsa mortal.
Porque gestación, nacimiento, infancia, juventud, madurez y vejez sólo son visiones, desfiguradas por la distancia, del hombre real. 
El sentido físico siempre en lejanía infinita, nunca presenta la verdad acerca de nada, y menos de la imagen perfecta de Dios, recapitulación de la creación que Él creó.
Al contemplar el firmamento nadie cree que la Luna esté en plenitud una semana, y a la siguiente se muestre mutilada en su mitad.
Entonces, ¿por qué aceptar como verdad para el ser humano, lo que sólo son apariencias?
Máxime cuando los limpios ojos de la Mente dan testimonio desde la eternidad sólo de la perfección de Todo, incluso del hombre.
Reflejamos la Vida. Y “la Vida es eterna”. (Ciencia y Salud 246:27)
La Sra. Eddy declara: “Debiéramos descubrir eso y comenzar a demostrarlo.”(CyS 246:27-28) Si la Luna siempre está completa, a pesar de cómo se presente a la consideración  mortal, ¿por qué el hombre no va a gozar de divina plenitud a perpetuidad?
Ser consciente de esa realidad es descubrir el Dorado. Eso debiera constituir la principal tarea de nuestra existencia.
Para facilitarnos esta empresa Mary Baker Eddy continuará diciendo: “Modelemos, pues, nuestros conceptos de la existencia en belleza, lozanía y continuidad, en lugar  de vejez y decrepitud.” (CyS 246:29-31)
Abandonemos pues el fijarnos en las fases. Sean las lunares o las humanas, nunca son de fiar.


lunes, 22 de enero de 2018

NO OLVIDEMOS LAS ALAS


Vivo en el campo, rodeado de naranjos. En el porche de la casa tengo una parra que en Otoño, con el caer de la hoja me deja una alfombra espesa de color tabaco. Hasta allí se llega por un carril delineado por una frondosa arboleda de cítricos. Todos los días, al comenzar la tarde, el camino se puebla de un ejército de pajaritos. Ellos toman el sol mientras picotean entre la hierba y pían alegres.
Cada vez que salgo al portal de mi casa, mis pisadas crujen las hojas secas y levantan una algarabía de jilgueros, gorriones y zorzales que en un "santiamén" desaparecen en las verdes copas de los árboles.
Un día no fue así. Algo extraño había en el ambiente. El camino estaba desierto, a excepción, allá, de un pajarito solitario, estático como una estatuita emplumada. ¿Por qué esa mudanza? Era la hora de siempre, con un sol fiel coloreando de alegre belleza el paisaje.

Enfoqué la mirada extrañado por el cambio. Y descubrí la causa. A medio metro de mi erguido gorrión, una culebra mediana e inmóvil parecía fijarlo con sus ojos al terreno.
Todo ocurrió muy rápido. Di una sonora palmada para espantar al pajarito que ni se movió. El reptil se lanzó como una flecha y lo atrapó.
Apesadumbrado entré en reflexión. La victima tenía todo un cielo donde moverse. Y la serpiente no podía alzarse más que un palmo del suelo. Sin embargo, el pajarito de tanto mirar el supuesto peligro lo había magnificado, al tiempo que olvidaba que él tenía alas.

Y trasladé la conclusión a mi personal experiencia humana.
Con frecuencia llenamos la consciencia con las imágenes de nuestras particulares serpientes. En lugar de contemplar quiénes somos en realidad.
Y así permanecemos deprimidos y sobresaltados, anclados en unos caminos de tierra que sólo son pistas de despegue hacia nuestra verdadera patria:


El cielo libre e ilimitado.

domingo, 31 de diciembre de 2017

TODO LO QUE NECESITAMOS


Han sido fechas de mucho pedir. Cartas y cartas a los "reyes magos", a Santa Claus... Han pedido los peques y los grandes, porque casi todos creen necesitar.
Durante la Navidad y fechas previas, los niños, ilusionados y ansiosos, reclaman lo que poco después de Epifanía arrinconarán por innecesario. Y lo mismo les sucede a los mayores. Sienten que sus expectativas continúan sin llenar.
Creemos necesitar personas, cualidades, condiciones, objetos. Nos sentimos faltos de mucho.
Pero sólo se está necesitado de algo que exista en nuestro verdadero medio.
Un pez no precisa para vivir el aire puro de las montañas.  Es en el mar, en el río o en el lago, donde hallan el oxígeno imprescindible para su respiración branquial. Aunque no vean el líquido elemento siempre disponen de él, porque en él están, viven y se mueven.
Si la truchita o el bacalao ansiaran el aire que nosotros respiramos, nunca quedarían satisfechos, aunque lo consiguieran.
Por eso importa el saber donde está cada cual. Si pensamos que en la materia, ambicionaremos cosas materiales. Y nunca nos sentiremos saciados.
Si despertando descubrimos nuestro verdadero ser, nuestros deseos cambiarán. Porque siendo espirituales sólo tenemos necesidad del Espíritu, de Dios. Es decir, de Quien nunca tenemos falta.
Esa divina demanda se me puede presentar como necesidad de dinero, pareja, salud, paz, libertad, seguridad, trabajo, vivienda... o capacidades para aprender o actuar de alguna forma específica. Y será muy sanador caer en la cuenta que estoy, vivo y me muevo en Dios (1), aunque no lo vea como tampoco el pez percibe el agua en que se sostiene. Entonces, cuando soy consciente de Su presencia y contacto con Ella, Dios se me aparece como Aquello que satisface todas mis presuntas carencias, en forma de compañía, provisión, casa...
Porque el Amor divino siempre ha acudido a toda necesidad (2). Nuestro Padre sabe lo que precisamos. Por eso al encontrarle a Él, después de buscar su reino o gobierno, todo lo demás lo tendremos dado como añadidura (3).
1 Hechos de los Apóstoles  17:28.
2 Ciencia y Salud 494:12 "El Amor divino siempre ha respondido y siempre responderá a toda necesidad humana".
2 véase Lucas 12,30 y 31.


“TODO LO MÍO ES TUYO, SI PARA TI, SÓLO SOY YO”


La frase con que titulo esta reflexión puede parecer falta de lógica.
O confundirse con una adivinanza.
Su trasfondo es la respuesta del Padre al hijo mayor de la parábola. “Todo lo mío es tuyo”.
Todo lo que es de Dios pertenece también a sus criaturas.
Alguien me reprochó un día que eso sólo era teoría, porque en la prác
tica todavía no ha conseguido beneficiarse de esa divina propiedad.

Pero hoy tu pregunta me ha sacado de lo profundo del silencio, la respuesta.  
 “Muchas veces consigo permanecer en la alegría de Dios”,  me dejaste grabado en el buzón de voz de mi teléfono con un añadido doloroso: “Pero hoy no puedo. Por más que lucho me siento impotente”. Después me pediste una respuesta: “¿Cómo me mantengo en esa alegría”.
La clave es muy simple como todo lo verdadero: “Todo es Mente infinita”.
Fuera de esa Mente no hay más. Ni siquiera tú o yo.
Y Ella siempre está alegre. Ignorante del mal, no conoce la preocupación. Ni tampoco la carencia, los problemas, la soledad, la enfermedad o la muerte. Fuera de Ella,  nada le puede afectar, modificar o influir. Sólo es esa Mente infinita que es Todo.

Entonces, ¿qué somos nosotros? ¡Sus imágenes! Y mientras nos consideramos eso seremos conscientes de la Verdad y la disfrutaremos.
Sin embargo, ocurre que anhelamos y creemos tener “vida propia”.  Esa es la raíz de los problemas. No aceptar nuestra auténtica identidad: ser imagen de lo divino.
El reflejo que aparece en el espejo no tiene que preguntarse cómo levantar el pesado objeto colocado a su vera. Sólo Quien se asoma ante él ha de hacerlo todo.
Nosotros no necesitamos palanca para levantar carga alguna. Ni buscar remedios para estar siempre alegres. No es mi asunto privado, ni algo que yo tenga que resolver.
Dios siempre está alegre. Y así lo estoy reflejando, sin final. Y si soy consciente que sólo es Él, también gozaré de su eterna felicidad.
Mi alegría consiste no en experimentarla o dejarla de sentir, sino en saber que Dios es dichoso siempre. Reconocer eso, manifestarlo.
Creer que yo soy alguien más, es situarse fuera de la realidad. Y allí no hay existencia ni verdad, sólo nada y error.
Porque el hombre es el conocimiento de Dios, saber de Dios, conocer todo lo que es el Único, es disponer de todo lo Suyo.


martes, 26 de diciembre de 2017

EL MEJOR REGALO


Estamos en fechas obsequiosas. Cajas y más cajas de bellos envoltorios y coloridos lazos.
Un tiempo de recuerdos y de nostalgias.
En la pantalla de mi memoria aparece aquella mesita del living, adonde no llegaba ni de puntillas. Siempre cubierta de juguetes en la mañana de Reyes.  
(Entonces se regalaba sólo en Epifanía. Ahora el día de Navidad hace la competencia.)
Pero recuerdo como lo mejor el que mis padres se echaban al suelo y jugaban conmigo. Sin ellos, los juguetes no eran lo mismo, no eran tan divertidos.
Hoy quizás se regala más, y más días, porque los padres ya no jugamos tanto. Y ese vacío que casi nunca se reconoce, se intenta suplir con más y más objetos. Regalos pronto jubilados y con un destino. Llenar el cuarto de juegos de niños insaciables por insatisfechos.
Nos hemos olvidado, unos y otros, que el mejor regalo son los padres.
Eso mismo ocurre en otros ámbitos. Reclamamos de Dios cuerpos sanos, provisión abundante, relaciones felices, éxitos profesionales… Buscamos "los panes y los peces". A menudo andamos ocupados con esos deseos. Y cuando todo parece cumplirse, entonces descubrimos que continúa el hambre, que el hueco sigue sin llenarse.
Y es porque, la educación recibida también en ese orden nos desvía de lo importante y nos conduce a eso accesorio que sin el fundamento de lo sustancial pronto se vacía de sentido.
Buscamos a Dios para que nos proporcione o regale algo muy inferior a lo que puede dar.
Y así seguiremos debatiéndonos entre salud y enfermedad, carencias y prosperidad, amores o soledades, paz o desasosiego, hasta que no experimentemos que también aquí, el mejor regalo es nuestro Padre-Madre que se nos da siempre y gratis.

domingo, 24 de diciembre de 2017

NAVIDAD Y NIÑOS


“Sin niños ¡qué empinado me será celebrar esta Navidad!” –se lamentó mi amigo. 
Y por un instante estuve por manifestar mi acuerdo. Pero amaneció en mi conciencia. Y los pensamientos iluminaron mi reflexión.
 Navidad es la irrupción de la Mejor Noticia en un mundo que a duras penas se arropa con el negro manto de la noche.
El Mensaje anuncia la celestial y definitiva experiencia de la felicidad.
Aunque el símbolo sea un recién nacido, lloroso e indefenso, que a los adultos sólo inspira ternura protectora.
Sólo una actitud atenta y una despabilada capacidad de asombro permiten profundizar en la anécdota de Belén.
El heraldo de la gloria, la que constituye nuestro indefectible destino, atrae a los despiertos pastores que velan sus rebaños.
Y también se deja encontrar por los seguidores de esa estrella que brilla sobre todo cuando más oscura es la noche.
 La Buena Noticia está ahí siempre, incluso fuera de las posadas, en las calles que transita la pobreza y en la soledad de la marginación y la impotencia. 
Como faro que conduce al puerto seguro donde nos espera el abrazo del Padre-Madre.
La Navidad recuerda que ni siquiera en la noche reside el temor y la miseria para los “amados de Dios”. ¡Que somos todos! 
Claro que eso lo descubriremos cuando al sentir el divino seamos impulsados hacia Él, envuelto en la música de sus divinos pensamientos, “sus ángeles”. 
Navidad no es un día de humana nostalgia. O de mirar al pasado, abatidos o con media sonrisa.
Es la fiesta de la trasfiguración de los pesares y de la liberación del miedo.  Es la victoria del Cristo. La actualización del auténtico inicio. Y los comienzos siempre se visten de infancia.
 Para celebrar tanto gozo hace falta un niño. Pero aquel que nunca nació en la materia, ni los años lo envejecieron, ni le ajaron la profunda visión de la inocencia.
La Navidad es para ser festejada con niños.  Pero con esos que son sabios, porque permanecen en el reino de Dios. Es decir, los nacidos en el Espíritu, nunca engendrados en el tiempo, sino en la Alegre Eternidad.
 Y aunque en nuestros hogares este año no haya críos, sí habrá niños: ¡Todos los que escuchan a los ángeles!

miércoles, 13 de diciembre de 2017

EL GOBIERNO DE DIOS (A propósito de las elecciones chilenas y las catalanas)

En fechas próximas en varios territorios se van a celebrar elecciones.
Y ante estas "fiestas de las democracias" conviene clarificar los pensamientos 
En el hecho de votar yo estoy reafirmando una vez más que el único real gobierno es el de Dios sobre todo y todos. Más que dando mi apoyo a una formación política
Y menos castigar a un político, al negarle mi voto.
Nunca debemos estar en contra de nadie. Si lo hacemos  porque ese tal ha actuado mal, al centrarnos en el error, nos estamos situando en el plano donde nada se arregla porque no es la auténtica realidad.
Las elecciones son una oportunidad para caer en la cuenta de que sólo Dios gobierna.
Es un tiempo para considerar Su gobierno. 
Y como sus leyes no son restrictivas sino de abundancia, de inclusión y no de exclusión. Como no son parciales sino que favorecen a todos, bendiciendo a cada uno.
Porque el ser yo  bendecido no niega o resta la bendición a los demás.
Las vísperas de los comicios son una oportunidad para orar. Mirando no el espectáculo ofrecido por las formaciones políticas, sino el Bien siempre presente.
Por más que el sueño ofrezca “tensión”, “juego sucio”, “reproches”, “conflictos”, “descalificaciones” e incluso “calumnias” nada racionales ni democráticas, tenemos que elevar nuestro pensamiento.
Y ese tomar conciencia de la Realidad Divina en la que siempre estamos, es la que  inspirará lo que tengamos que hacer, seguros que gane quien gane, siempre nos gobernará  el Padre-Madre que es de todos.

jueves, 7 de diciembre de 2017

EL GRANITO DE TRIGO Y LA HORMIGA


Va para casi cuarenta años que mi sobrina Marta, apenas un bebé, me visitó por primera vez. Sus padres vivían en la ciudad y ella nunca había estado en el campo.
Recuerdo como ansiosa de emoción me tomó de la mano y me arrastró hasta una esquina del jardín. Entonces con unos ojos bien abiertos señaló un punto en la hierba mientras gritaba con su graciosa lengua de trapo:“¡Mira, mira!” “¡Qué bonito!”.
Su maravilloso descubrimiento era una hormiga chiquita y de negrura brillante. Yo nunca había reparado en su belleza. Hasta entonces sus diminutas compañeras sólo eran molestas visitantes de mi cocina a las que debía mantener a raya.
Era la inocencia la que enarbolaba el asombro para contemplar la creación en toda su maravilla y me recordaba la manera de mirar.
La costumbre de ver todo a la luz de un mundo gris (consecuencia de admitir la convivencia del bien y el mal), nos ha robado la capacidad de asombrarnos.
Y es con esa cualidad como mejor se puede captar la presencia de Dios en la intensa aunque breve luminosidad de los vislumbres. Esos que facilitan nuestro camino.
Hoy he tenido este recuerdo al releer “La isla misteriosa” uno de mis libros de ficción favoritos. En el capítulo 20, Julio Verne cuenta como los náufragos han encontrado un granito de trigo en el forro de un chaleco. Sin darle importancia al hallazgo, están por arrojarlo. Pero el científico Ciro Smith, el hombre que de continuo se hace preguntas, les detiene.
"…¿Sabéis cuántas espigas puede producir este grano?... Diez. ¿y sabéis cuántos granos tiene una espiga?... Ochenta por término medio. Así, si plantamos este grano, en la primera cosecha recogeremos ochocientos, los cuales en la segunda producirán seiscientos cuarenta mil y en la tercera quinientos doce millones y en la cuarta ¡más de cuatrocientos mil millones de granos!"
La lectura recuperó mi capacidad de asombro. Sobre todo al concluir el capítulo: “los náufragos siempre hubieran llegado a proporcionarse fuego, ya por un procedimiento ya por otro; pero ningún poder humano les reharía aquel grano de trigo si, por desgracia, llegase a perecer”.

Y ese pensamiento me tiene recogido todo este día en admirada gratitud. Es para quedar en asombrada adoración ante la grandeza divina que se esconde en todo. Así, el tedio es imposible, cuando se puede descubrir el poder y la belleza del Alma hasta en cada grano y en cada hormiguita.

viernes, 3 de noviembre de 2017

NO HAY QUE SER SANTO


No me malentiendan. No minusvaloro la perfección.
"Sed santos como vuestro Padre es santo", (Mateo 5:48) es un imperativo mal entendido.
Porque sólo el Santo puede impartir santidad.
Nunca el que no la tiene. Y no vale añadir el "todavía". Porque si no se es santo ahora jamás lo será.
Y no estamos aquí para santificar al yo mortal.

Inútil tarea, además de imposible. Pese a los múltiples esfuerzos; vanos siempre y de contradictorios efectos.
Las consecuencias: Frustración al no lograrlo. O estúpida y confundida vanidad, al creer que se consiguió.
 Pero, acaso no nos debemos "ocupar en nuestra salvación". (Filipenses 2:12)
Por supuesto. No lo niego y sí lo afirmo.
Más describamos la tarea. Se trata de liberarnos. De desatarnos del "yo mortal".
No de hacerlo más perfecto.
Ser consciente de lo que ya somos y siempre fuimos: divina perfección manifestándose en este instante eterno.
Identificarnos y gozar en este aquí y ahora.
No esperar a un mañana hipotético. Existente nada más que en la fantasía del tiempo.
Sólo es el momento presente.
El gozo no tiene comienzo. Es uno con la conciencia de ser.
Si no experimento la felicidad ahora, es que continúo envuelto en sueños.
Y sentir el agradable calor del hogar no depende de nuestros esfuerzos por encender el fuego.
 Ni de alimentarlo con el progreso espiritual del yo.
Esa zarza que ilumina y calienta incombustible lo hace todo por sí misma. 
Para posibilitar el cálido abrazo de la hoguera sólo hay que acercarse. Volverse a lo que es real, Dios.
"Fijad la mirada en Mí y conoceréis que sois santos". (
Isaías 45:22)
Y no hay que hacer más.
Nuestro trabajo es darnos por enterados de la Verdad que nos incluye en la única Santidad y Perfección.   

miércoles, 1 de noviembre de 2017

ESCUCHANDO "ÁNGELES" ANTE EL TERROR

Desde Washington me escriben aterrorizados. Con urgencia.  
Se palpa el temblor en los relatos.
Parece que hoy la vida humana nada vale. 
¡Cuando su precio es tan infinito como la única Vida que refleja!
Me piden que ore. 
Y entiendo que yo nada he de hablar, pedir, suplicar… 
Sólo escuchar a los ángeles que Dios envía "para guardar nuestros caminos".
Dos alados mensajes acuden a mi conciencia cuando me visitan noticias de catástrofes o violencia.
El primero está en Lucas 8:22-25.
Jesús duerme en calma, mientras todo es zarandeado por la tempestad. 
¡Que hay más frágil que una barcaza a merced de la furia del mar! 
Pero ni el estruendo, ni las olas llegan a la conciencia del Maestro. 
Ni la preocupación roza su profunda paz.
¿Por qué? Él es "una ley para sí mismo de día y de noche", en la vigilia y en el descanso. Porque siempre se apoya en la benéfica y todopoderosa Omnipresencia del Padre. 
Y en nada más, porque nada más hay.
Por eso cuando le despiertan angustiados, no le posee el pánico.
Es consciente de la totalidad de Dios, que se deriva de Su divina infinitud.
Sabe que al hombre se le dio el dominio sobre todo. 
Conoce por experiencia que sólo el Bien tiene poder.
Etiqueta de “ilusión”  lo que los sentidos físicos presentan como terrible amenaza. 
Y ese nombrar correctamente al mal como lo que siempre es, nada, disuelve lo que sólo es apariencia.
Después pregunta a sus estudiantes: “¿Dónde está vuestra fe?”
Los tsunamis, terremotos, tornados, epidemias,  atentados terroristas, asaltos a mano armada… no se previenen con arquitectura o ingeniería avanzada, panaceas milagrosas,  ni despliegues policiales de élite.
Sólo es necesaria esa fe capaz de mover montañas hasta lo profundo del océano.  
Y no se precisa una gran cantidad. Basta el tamaño de una semilla de mostaza.
Ella ilumina el aterrador escenario y nos descubre que siempre estuvimos moviéndonos, no por caminos peligrosos o escondiéndonos en refugios poco seguros, sino "en Dios donde siempre vivimos y tenemos el ser".
Y así ya podré acoger  con gratitud y comprensión el segundo "ángel" que con el salmo 91 me advierte no poner la esperanza en guardias personales, sino en Dios, nuestro abrigo y escudo.
Y entonces, "Yo lo pondré a salvo, porque él me ama. Lo enalteceré, porque él conoce mi nombre" (Salmo 91:14)
La fe nos hace conocer el nombre de Dios que no es otro que el Amor.
Escuchar que el Padre-Madre nos ama infinita y gratuitamente y sentir Su Presencia, es lo que nos pone a salvo de todo. 
Porque donde es Dios no puede estar el mal. Ya que el perfecto Amor expulsará el temor con todas sus aparentes causas. (1 Juan 4:18) y nos mantendrá en seguro y confortable abrazo.

domingo, 29 de octubre de 2017

NUESTRO "PERSONAL" HALLOWEEN


Halloween es una fiesta de importación. No pertenece a nuestra cultura.
Aunque, si lo analizamos con cuidado, toda la humanidad la celebra, aunque no se de cuenta.
No un día cada año, sino a diario.
Porque se cree vivir donde el temor ha ocultado la realidad que es siempre feliz. En casi todas partes se respira una sofocante atmósfera de terror.
Las calles del mundo están llenas de “máscaras”. Aunque alguien las llame “personas” olvidándose que está diciendo lo mismo.
La palabra “persona” proviene de la máscara griega. Un elemento que junto a los coturnos (1) siempre se usó en el teatro heleno.  
Los actores las usaban para ocultar su verdadera individualidad, aparecer como otro u otros, y hacer audible su voz. De ahí el nombre: per-sona (sonar a través de).
Quien así se mostraba a los demás no sólo representaba una ficción sino que ni su rostro, ni su voz, ni su altura se correspondían con la realidad.
Es notable que “mascara” y “persona” estén relacionado con “teatro”, con lo que no es la vida, sino sólo una simulación sin efecto.  
Halloween es una contracción de “All hallow’s eve”, Víspera de Todos los Santos. Festividad instituida el 13 de mayo del 609 para conmemorar la multitud de mártires cristianos de la Gran Persecución de Diocleciano, que hacía imposible el honrarlos uno por uno.
Un siglo más tarde, el Papa Gregorio III la cambió al 1 de Noviembre para contrarrestar y suplantar la celebración del Samhain o festival druida de los muertos. Estos sacerdotes, disfrazados con cabezas de animales e iluminados con una vela que protegían dentro de un nabo ahuecado, visitaban a sus fieles bien entrada la noche. Les pedían alimentos y regalos en nombre de los difuntos. Y si no les entregaban lo que exigían (treat), los amenazaban con terribles maldiciones (trick) .
Por lo que el Halloween de hoy resulta una superficial y grotesca caricatura de la existencia humana.
Los muertos vivientes son sólo disfraces. Las imágenes de terror son artículos de guardarropías teatrales. Los gritos de amenazas, voces de niños impotentes para implementarlas.
Todo ello nos descubre que lo que abruma al mundo es como Halloween teatro y personajes sin vida ni poder. Y nunca realidad.
Pero mejor sería celebrar la Verdad gozando la luz, vistiéndo de blanco y cielo, en vez de negro y sangre. Dando por amor y no chantajeados por la amenaza sin posibilidad ejecutoria.
Y puesto que el nombre de Halloween ha pervertido su significado, yo lo cambiaría por este otro:
HOLY WINS («la santidad es la que vence»)
(1) zapatos de plataforma exageradamente elevada

domingo, 24 de septiembre de 2017

¿TIENE VALOR LA HUMILDAD?


¿La humildad es actualmente un valor?
 Hoy a muchos les pesa la vida. Cargan con la existencia como el dios Atlas pretende soportar el mundo sobre sus hombros.
El día a día les imposibilita alzar la mirada y respirar aliviados con la contemplación de los amplios horizontes que nos esperan.
¿Con que palanca podremos levantar la roca que nos oprime? En el evangelio de Mateo se lee: "Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y os haré descansar. Llevad mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso porque mi yugo es suave, y ligera mi carga."
La profunda humildad, la de corazón, es el poder que aligera ese peso que aplasta presente y esperanzas.
Sin embargo la humildad y su consecuente compañera, la mansedumbre, no son actitudes o cualidades muy apreciadas. Ni son valores en alza. Más bien, todo lo contrario.  Se la considera y traduce como pasiva "resignación".
Pero la cita es terminante: la humildad de corazón, la auténtica, convierte lo áspero en suave, lo pesado en ligero, y la ansiedad agobiante en pacífico y relajador descanso.
Es cierto que la humildad es la cualidad del "humus", de la tierra. De lo opuesto a cielo. Se confunde con la condición del polvo. 
Pero eso es así sólo desde una actitud pesimista, como la que se desprende de la famosa estrofa del himno universitario: «Post iucundam iuventutem,/ post molestam senectutem,/ nos habebit humus» (Después de gozosa juventud, y de la achacosa vejez, seremos polvo). 
Pero aún admitiendo que humildad proviene de esa raiz latina, precisemos que humus es la parte más fértil de la corteza terrestre. 
"Humildad" se reviste así de vida, y es sinónimo de fertilidad. 
Es la cualidad de aquello que produce alimento. 
Lo que embellece de colores vegetales el escenario de la existencia y lo perfuma de esencias florales.
La humildad es la cualidad de la Tierra que, no lo olvidemos, no es una estrella sino un planeta. Y la astronomía nos recuerda que las estrellas son cuerpos con luz propia y los planetas sólo reflejan la luz de su Sol. 
Por lo que todo esto nos lleva a lo que constituye la esencia de la humildad. Ser humilde no es reconocerse pobre, limitado, inferior o abyecto, sino reflejar toda la luminosidad del que es el Bien, y el perfecto Amor. Pero siendo consciente, como la imagen que somos,  de que todo proviene de Dios. La fuente de todo no somos nosotros sino la divinidad. La humildad se convierte así en la cualidad que nos define como hombres no pequeños o limitados, sino como la manifestación de la infinita Perfección.
A mí me gusta decir que "el verbo amar sólo se puede conjugar con labios humildes”. Porque la humildad es el soporte donde la perla del Amor se puede engarzar.
Por eso Teresa de Ávila dirá que "La humildad es la Verdad". Ya que al reflejarla no impide con nada "propio" la perfecta manifestación.
Conforme el hombre es más humilde desarrolla una visión más correcta de la realidad.
La humildad fortalece. Es la verdadera fuerza que convierte en inexistente lo que resultaba una carga insoportable.
  Y como broche posibilita la gracia desde el lado humano: "Dios da su gracia los humildes" (Proverbios 3,34).  Por eso el apóstol Pablo recomendará a los Colosenses "revestíos de entrañas de humildad" (Colosenses 3,12) y exhortará a los Filipenses "actuar con toda humildad"(Filipenses 2,3).

domingo, 17 de septiembre de 2017

EMAÚS, CAMINO DE IDA Y VUELTA


El camino a Emaús da la espalda a la Esperanza.
 “Esperábamos que Él nos liberara.” Comentan los dos estudiantes en su vuelta a la antigua y grisácea rutina.
Parecen decir “fue demasiado bonito para ser verdad.”
Hacia Emaús, la señalización carece de lógica.
“Aunque algunas mujeres que están con nosotros nos han asustado, pues fueron de madrugada al sepulcro, y al no encontrar el cuerpo, volvieron a casa. Y cuentan que les han dicho que Jesús vive.”   
¿No es ésta una información para avivar la esperanza?
No, si ya se decidió regresar a Emaús.  
Han sido testigos de las palabras y hechos de Jesús: “Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el evangelio”.
Pero no estuvieron alertas. Ni una hora pudieron velar. Y la muerte, esa gran mentirosa capturó sus pensamientos.  Ahora giran hipnotizados en una órbita, sin alegría, ni vida. Sin futuro regresan al pasado de Emaús.
Aunque intentemos huir al extremo de la tierra, nunca podremos separarnos del Cristo. Habla por boca del desconocido caminante. Alguien que no sabe de muertes. “¿Eres el único forastero en Jerusalén que no te has enterado de lo que allí ha sucedido?
El Cristo sólo conoce el designio del Padre: la Vida. Sólo sabe que no hay obstáculo para esa voluntad. La película de la existencia no puede forzar un final a lo único que en realidad existe, que es la Vida.
El repasar la Palabra de Dios, y no los pensamientos de los hombres, produce el cambio. Los ojos velados comienzan a iluminarse, y los desengañados resucitan sus corazones agonizantes.
Comienza con vigor el viaje de vuelta, como el hijo que regresa a la casa del Padre.
Y al volver a sus hermanos, descubren el cumplimiento de la profecía: “Todos serán enseñados”. “¡Jesús resucitó! ¡Se le apareció a Pedro!”
Porque el Cristo actúa en Emaús y en Jerusalén.  En Boston, y en Madrid, Lisboa o Montevideo... Ayer y hoy.

Y es que siempre está con nosotros. Hasta el fin de los tiempos.

lunes, 11 de septiembre de 2017

OLVIDAR PARA FRUCTIFICAR


Hoy me detuve en las palabras con las que nuestros hermanos judíos bendicen a sus hijos cada shabat.
"Que Dios te haga como Manasés y Efraín".
Estos son los hijos que José tuvo durante su estancia en Egipto.
Después de todo lo sufrido al ser vendido como esclavo por la envida de sus hermanos y padecer injusta prisión durante años.
Manasés deriva del verbo hebreo "hacer olvidar". En cambio la raíz del nombre Efraín significa "fructificar".
De ahí que la bendición sabática de los niños encierra una gran enseñanza.
"Que Dios te haga olvidar el dolor del pasado para poder disfrutar de la rica realidad".
Sólo borrando el sufrimiento posibilitamos que el presente esté rebosante de abundancia y felicidad.
Mientras el recuerdo de las contrariedades antiguas, o de hace un minuto, se perpetúen en la conciencia del yo,l a manifestación de la alegre y armoniosa realidad siempre presente permanecen en la oscuridad.
Por eso ahora no formulo un deseo, sino reconozco que todos ya hemos sido bendecido por nuestro Padre como Jacob hiciera con sus nietos Manasés y Efraín".

sábado, 9 de septiembre de 2017

LA TIERRA EN CAOS COMO SÍNTOMA


Hace tiempo mi trabajo se desarrollaba en una zona muy deprimida de Málaga. Pobreza, violencia, robos, drogas… era lo habitual en aquel rincón llamado “calle Los Negros”.
Un día se me preguntó en una entrevista periodística: ¿Cómo se siente en un lugar tan enfermo? A lo que corregí: El mal no radica en calle los Negros. Ese lugar es sólo la llaga de una Málaga enferma.
Ahora, con el paso del huracán Irma y el sismo mexicano, me acude este recuerdo.
Son estampas que distan muchísimo unas de otra.
Entonces, ¿por qué las asocio?
Porque quizás alguien piense que el problema está en ese trozo del Caribe o del México lindo y querido, martirizados por los terremotos y por los destructores vendavales. 
Pero no es así.
Son tan sólo las llagas que nos avisa de la enfermedad mundial. 
Nos aterra contemplar los síntomas, pero no nos confundamos en el tratamiento.
Habrá que paliar un dolor que es actualidad. Pero sin dar la espalda a su auténtico origen.
Mientras no seamos radicales en las soluciones, habrá más y más “Irmas” y cataclismos. Con apariencias diversas pero con la catástrofe como idéntico común denominado.
Tranquilizar la conciencia del mundo con las ayudas “humanitarias”,  los aportes económicos y el heroísmo de los voluntarios aunque todo esto es urgente, no basta para evitar futuros semejantes.
Cuando vuelvo la mirada al pasado, siempre me lamento de la escasa productividad de mi trabajo en “calle Los Negros”.
 A pesar de la fe y el amor que servían de carburantes a mi actividad, sólo se logró que la miseria emigrara a otras zonas. Se vendó aquella herida y se abrieron otras.
Sin olvidar a los que sufren huérfanos de todo, menos de Dios, la tierra en caos es un aldabonazo para toda una sociedad adormecida.
 Nos informa de nuestro estado de salud y sabiamente nos interpela: ¿Qué hacer?
La respuesta me la proporciona la práctica de la Ciencia Cristiana. A diario recibo peticiones de ayuda que suelen adjuntar relatos de tragedias individuales.  
¿Qué hago entonces? La tentación es enredarme con la contemplación de las dolorosas descripciones.  La información me empuja hacia una mal entendida compasión.
Pero el tratamiento eficaz es volverme a la Verdad. 
El caos desaparece cuando nos abrimos al “Hágase la luz”.
Y eso no es evasión.
Hace años, mi ser más querido recibió un diagnóstico fatal. Yo había descubierto el mensaje del Consolador hacía escasos meses.
La visión que me presentaban los sentidos me hipnotizaba, deslizándome hacia la desesperación. Hasta que comprendí que precisamente porque amaba mucho a mi esposa tenía que verla en su inmutable perfección. Esa era la realidad, por mucho que los sentidos físicos la contradijeran.
Y al final, aprendí que ese era el camino para salir de nuestro infierno particular.
Hoy oro  del mismo modo. La Vida lo llena todo. El Amor también está allí. Donde se manifiesta en ayuda humanitaria, donde emergen los sentimientos más nobles, el heroísmo de los pacíficos y los solidarios.

Muchos pueden llamar  loca a esa actitud, pero por experiencia estoy convencido que es la única capaz de sanar este mundo, del que las crisis de locura de la naturaleza  son sólo sus síntomas.