En fechas próximas en varios territorios se van a celebrar elecciones.
Y ante estas "fiestas de las democracias" conviene clarificar los pensamientos
En el hecho de votar yo estoy reafirmando una vez más que el único real gobierno es el de Dios sobre todo y todos. Más que dando mi apoyo a una formación política
Y menos castigar a un político, al negarle mi voto.
Nunca debemos estar en contra de nadie. Si lo
hacemos porque ese tal ha actuado mal, al centrarnos en el error, nos estamos
situando en el plano donde nada se arregla porque no es la auténtica realidad.
Las elecciones son una oportunidad para caer en la cuenta de que sólo Dios gobierna.
Es un tiempo para considerar Su gobierno.
Y como sus leyes no
son restrictivas sino de abundancia, de inclusión y no de exclusión. Como no son
parciales sino que favorecen a todos, bendiciendo a cada uno.
Porque el ser yo bendecido no niega o resta
la bendición a los demás.
Las vísperas de los comicios son una oportunidad para orar. Mirando no el
espectáculo ofrecido por las formaciones políticas, sino el Bien siempre presente.
Por más que el sueño ofrezca “tensión”, “juego sucio”,
“reproches”, “conflictos”, “descalificaciones” e incluso “calumnias” nada
racionales ni democráticas, tenemos que elevar nuestro pensamiento.
Y ese tomar conciencia de la Realidad Divina en la que
siempre estamos, es la que inspirará lo que tengamos que hacer, seguros que gane quien
gane, siempre nos gobernará el Padre-Madre que es de todos.
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