OS
LO REPITO: "ESTAD SIEMPRE ALEGRES"
Cada cierto tiempo la gente se hace
promesas.
Adelgazar, dejar de fumar, aprender
inglés… ¿ser mejor?
Los deseos descubren la situación
vital de aquellos que los formulan. Son como las metas que nos proponemos.
Pero la adecuada para el hombre ya
está establecida desde siempre: “Sed perfectos” (Mateo 5:48) Ese propósito
abarca todo lo bueno.
Y los mandamientos divinos señalan el
camino para realizarlo.
Me gusta este verbo: “realizar”. En
español es “hacer realidad”. Pero el inglés añade otros significados que me
colman de inspiración: “comprender”, “ver”, “darse cuenta”…
Pero continuemos con los mandamientos.
Porque ellos nos ayudan siempre a ir en la correcta dirección.
El tenerlos o no ante nosotros,
descubre si avanzamos o estamos perdidos.
Hay un mandamiento olvidado, incluso
por muchos “espirituales”.
Es el que nos recuerda y repite Pablo
en sus cartas. El mandamiento de la alegría.
El júbilo es algo propio de Dios.
Recordemos al Padre invistiendo a Jesús como su “hijo querido”, “su alegría"( Marcos 1:11 ). Por eso, el gozo es un sentimiento que recorre
toda la Biblia.
Estar alegre es estar consciente de la
Verdad. Sentir la Presencia de solo Dios.
Por eso Pablo une el imperativo “Estad
siempre alegres” con el mandato “Orad sin cesar"(1 Tesalonicenses 5:16-19 ). Sólo se puede
establecer uno en la alegría -inherente al “ser imagen y semejanza”-, si se
escucha a Dios, (orar) en toda situación y circunstancia.
Esto es: si llenamos nuestra
conciencia con “todo lo que es verdadero,
todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de
buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza"(Filipenses 4:8).
La tristeza nubla, ciega, impide
sentir el Espíritu, lo real.
El carácter sagrado y eminentemente práctico
del “estar siempre alegre” se ha solapado con demasiada frecuencia.
Y es esencial. Es la piedra de toque
para comprobar que pisamos el camino estrecho y verdadero. La alegría es una
utilísima
brújula. Si estamos tristes es porque
hemos dejado de escuchar a Dios.
El mandamiento por excelencia es el
Amor. Pero para cumplir con él, hay que estar alegre. Porque amar es reflejar
al “Padre-Madre del todo armonioso"(Ciencia y Salud 16:31).
El efecto del Amor es la unión
indisoluble de Todo. Dios y su manifestación es uno en la eternidad. (Juan 17:21 )
Hoy la sugestión de un mundo dividido
parece muy fuerte a todos los niveles.
Pero la unidad no hay que crearla.
Sólo restaurarla. Permanece de continuo bajo la difuminada sombra del error.
Nunca hemos estado separados.
La alegría ayuda a superar la niebla
que intenta alejarnos. La expresión de la alegría es la sonrisa. Y siempre se
ha dicho que ella es la distancia más corta entre dos
corazones.
La expresión más espiritual no es la
de un rostro recogido, sino la de unos ojos que sonríen.
Hay una palabra inglesa que se escribe
muy parecido, “Sunrise”, literalmente “el Sol que se levanta”. Yo he tomado ese significado y se lo he añadido a la
palabra española “sonrisa”.
Cuando alguien sonríe, aparte que es
Dios mismo quien lo hace, el cielo se ilumina porque el Sol se levanta, todo se
llena de luz…
y es “el día del Señor, nuestra
alegría y nuestro gozo"( Salmo 118:24)
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