A veces me sorprendo
pensando de Dios como perteneciente al reino de la Utopía.
¡Qué bueno si Él y su armoniosa
manifestación fueran verdad!
Y esto explica el
sobrevenir de episodios desarmónicos en casi todos los campos.
Porque mi mundo, el
personal y el externo, es la proyección de mi consciente. Es la visión de lo que creo que es
la verdad. " La mente mortal ve
lo que cree tan ciertamente como cree lo que ve. Siente, oye y ve sus propios
pensamientos."(CyS 86:30-32).
No debo entristecerme o
venirme abajo por semejantes erróneas apariencias que nublan cielo y horizonte.
Esas “creencias” descubren la frágil raíz de las convicciones. Y me ayudan a purificar la conciencia de
la Realidad.
Son oportunidades para
que mi comprensión deje el delgado plano de la superficialidad al apoyarse firmemente
en la Única Substancia.
Y me establezca en un continuo festival de bendiciones.
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