Dije: El “pensar de Cristo” me es indispensable.
Necesito fe y
comprensión absolutas.
Y de inmediato me doy cuenta que
Dios las regaló a todos sin excepción.
Antes que podamos advertir de su
necesidad.
Porque por Su lado jamás
hay carencia.
El Todo siempre está
disponible.
Para ello nunca
debo considerar como reales las apariencias no armoniosas.
Y ser consciente además de que
somos la manifestación de Dios.
Aun cuando parezca estar imposibilitado en el
abismo, sin perciba¡ir lo único que es real.
Pero surge la pregunta: ¿Qué puedo aportar?
Y llega la respuesta: Mi confianza es el
sacrificio aceptable. Lo que anula la niebla de la duda paralizante.
Y desde el granito de fe
acepto que el reconocer la continua Presencia del Padre-Madre es suficiente para despertar a la
realidad toda armoniosa.
Y así en esa certeza
descanso al estrenar día.
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