Me desperté
culpabilizado por lo hecho durante el sueño.
Es decir, continuaba atrapado en
la pesadilla.
Y me di cuenta que eso es lo que también está sucediendo en
estado de vigilia.
Me duelo y autocondeno por lo que sólo es una fantasía.
Me
siento “imposible”. Sin remedio.
Y con urgencia necesaria se impone el perdón.
Que no
es indultarme de crímenes que nunca fueron.
Sino reconocerme como el Amor me
conoce.
Él es el único que sabe que soy infinitamente bueno.
No por mis
esfuerzos, sino porque aunque no lo quisiera, lo estoy reflejando, sin ser consciente de ello las más de las veces.
Me hace falta gozar
mucho más quien soy.
Esa es la mejor energía para el camino.
Y debiera ser mi hobby
favorito.
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