Me llama mucho la atención como hoy familias se desviven porque sus niños estén toda la semana ocupados en múltiples y diversas actividades deportivas, idiomas, baile...
Sin apenas tener tiempo para una seria y sólida instrucción en como ser felices de verdad.
Por eso copio aquí estas palabras de Mary Baker Eddy:
"Los padres debieran enseñar a sus hijos a la edad temprana
posible las verdades concernientes a la salud y a la
santidad. Los niños son más dóciles que los adultos y
aprenden más pronto a amar las sencillas verdades que los
harán felices y buenos.
Jesús amaba a los niños por estar libres de mal y por su
receptividad a lo que es justo. Mientras la edad madura
claudica entre dos pensamientos o lucha contra falsas
creencias, la juventud hace progresos fáciles y rápidos
hacia la Verdad.
Una niñita que ocasionalmente había escuchado mis
explicaciones se lastimó un dedo gravemente. Pareció no
hacerle caso. Cuando se le preguntó acerca de ello, contestó
ingenuamente: “No hay sensación en la materia”. Se fue
corriendo, con ojos alegres, y añadió poco después: “Mamá,
el dedo no está nada dolorido”.
La tierra y la semilla
Quizás hubieran pasado meses o años antes que sus padres
hicieran a un lado sus medicamentos o alcanzasen la altura
mental que su hijita alcanzó con tanta naturalidad. Las
creencias y teorías más obstinadas de los padres a menudo
ahogan la buena semilla en la mente de ellos y en la fe de
sus hijos. La superstición, como “las aves del cielo”,
arrebata la buena semilla antes que haya brotado.
La enseñanza de los niños
A los niños debiera enseñárseles la Ciencia Cristiana, o
sea, la curación por la Verdad, entre sus primeras
lecciones, evitando que hablen de teorías o pensamientos
acerca de la enfermedad o que los abriguen. Para evitar que
vuestros hijos experimenten error y sus sufrimientos, no
permitáis que entren en su mente pensamientos pecaminosos o
enfermizos. Estos últimos deben excluirse sobre el mismo
principio que los anteriores. Eso hace accesible a la
Ciencia Cristiana a edad temprana".
CIENCIA
Y SALUD 236:25-23
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