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viernes, 4 de agosto de 2017

LA IMPRESCINDIBLE INMERSIÓN.

Hay citas que parecen siempre nuevas cuando visitan mi conciencia.
Ésta es una de ellas.
"¡Apártate de mí! grandísima mentira (1) porque piensas como los hombres y no como Dios".
Hace tiempo me resultó muy clarificador las últimas palabras de la frase:
El hombre auténtico sólo puede pensar pensamientos divinos.
Los propios de la única Mente que puede manifestar.
Pero hoy se me resalta el rotundo  ¡Apártate! del Maestro. 
Ese radical imperativo exige constante alerta para discernir la Verdad de la mentira disfrazada de "normalidad".
Todavía más, invita a la continua, gozosa e imprescindible inmersión en la Verdad. 
De modo que el rechazo del error resulte fácil y casi acto reflejo, sin importar la apariencia con que vista su irrealidad.
(1) Sustituyo "Satanás" por su significado "Padre de la mentira".  Y como en arameo  "padre" o "madre" también sirven como superlativos, tenemos así: "gran mentira". 

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