Hablar con propiedad es igual a llamar a las cosas por su nombre.
Es como decir: “Al pan, pan…”
Y es una necesidad que vengo sintiendo. La de mejorar el argot que a
veces usamos los estudiantes de la Ciencia Cristiana.
Por ejemplo, llamar “creencias” a las desarmonías denunciadas por los
sentidos físicos.
Pero si no estoy alerta eso supone que acepto una concreta realidad que
puede ser buena o mala. Porque la fe en alguien o algo reconoce siempre
de entrada su existencia.
Decir tengo una creencia de fiebre con la intención de evitar la
afirmación de esa condición irregular es cuando menos confusa.
A mi parecer, sería mejor sustituir “creencia” por sugestión. Esta
palabra significa “efecto de una influencia producida por un elemento
extraño y externo y no por algo en sí”.
Leemos en Escritos Misceláneos: “primero,
una suposición; segundo, una creencia falsa; tercero,
sufrimiento; cuarto, muerte”.(1)
La Sra. Eddy coloca en primer lugar
“algo que se supone”. Es decir, algo no probado, pero que nos está
induciendo a “creer”. Y como consecuencia de esta suposición no
contrastada, llegará el sufrimiento. Y después, incluso la muerte.
Por el contrario, reconocer que algo
sólo se nos está sugiriendo ayuda a desenmascarar una imposición, algo
que atenta contra la capacidad de razonar.
Es en ese estadio de “sugestión” o
“suposición” donde hay que plantear la defensa. Son a esas influencias
a las que hay que cerrar la puerta de la conciencia. Porque si se les
franquea ya será muy difícil interrumpir la fatal secuencia.
En términos bíblicos, también usados por
la Sra. Eddy (2), prefiero llamar
“tentación” a esa primera fase del ataque.
Jesús siente hambre. (3)
El pensamiento del “mundo”, distinto y distante del pensar de Dios, le
sugiere que al no alimentarse de pan, indefectiblemente ha de
experimentar debilidad.
La sugestión intenta inocular incluso la
duda acerca de la propia identidad. ¿Es él la perfecta imagen del
Padre-Madre o un mortal sometido a carencias? ¿Hay que acudir a una
supuesta materia para solucionar una supuesta condición?
El Maestro no conversa con lo que le
grita los sentidos. No deja que la tentación se convierta en “creencia”.
Abre su oído sólo a los pensamientos de
Dios y bloquea la entrada a otras consideraciones.
Nada material proporciona la vida y la
fuerza. Sólo las palabras que expresan los pensamientos de Dios.
No se puede dar crédito a las
sugestiones.
La fe que nace de la comprensión sólo
está reservada a la Verdad.
(1)
Escritos Misceláneos 332:24-26; (2) Ciencia y Salud 495:17; (3) Mateo 4:2
Después de haber ayunado cuarenta días y
cuarenta noches, tuvo hambre. 3 El
tentador se le acercó, y le dijo: «Si eres Hijo de Dios, di que estas
piedras se conviertan en pan.» 4 Jesús
respondió: «Escrito está: No sólo de pan vive el hombre, sino de toda
palabra que sale de la boca de Dios.»
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jueves, 31 de agosto de 2017
HABLAR CON PROPIEDAD
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