¿Necesitas salud, provisión, compañía, empleo,
inteligencia...?
¿Estás hambriento de armonía?
¿Te parece imposible la satisfacción de tus justos
deseos?
¿No encuentras solución a los problemas?
¿El camino al paraíso parece bloqueado por espadas
flamígeras? (Génesis 3:24)
¿El miedo te enreja como una cárcel? ¿Te ahogan las
carencias? ¿Parece que la vida se te escapa? ¿Te crees condenado al
fracaso?
¿El precio de la felicidad no está a tu alcance?
Te equivocas. En el campo granan amarillas las espigas.
Hay una continua cosecha de abundancia. Y el viento nos trae una
profecía de gracia:
“Todos
los que tenéis sed, venid a beber agua; los que no tenéis dinero, venid,
y de balde adquirid trigo, y comed; sin pagar nada, adquirid vino y
leche.”( Isaías 55:1)
Que no te engañen los espantapájaros que en sí ni hacen
ni pueden nada. Pero privan de alimento a las aves que su Padre provee.
Figuras sin vida hacen víctimas con una mentira.
Hacen temer sin ninguna causa.
Porque el feo muñeco nada puede dañar. Todo sucede por
autoengaño y su consiguiente miedo.
Todo lo que hace temer, impide el bien o lo limita es
nada más que un espantapájaros. Nunca una realidad.
Que esa onírica visión no te vele u oculte "la mies que
es mucha" (Lucas 10:2) y que el Padre ha preparado para todos. ¡Y gratis!
Sólo el miedo, que es olvido del Amor por el que somos
amado, regala poder a los monigotes que parecen amenazas.
Es nuestro propio miedo quien nos atemoriza, paraliza y
nos puede llevar a la derrota.
No miremos los fantoches, si no es para identificarlos
como "nada". Así al marginar al presunto enemigo descubriremos el
banquete que Dios nos ha preparado para ese goce sin final que es la
Vida.
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