Toda acción
real tiene a Dios como su exclusivo autor
Al hombre,
la imagen, sólo le corresponde reflejar.
La iniciativa
siempre perteneció al Principio. La
criatura sólo expresa consecuencias.
Por lo que todo
lo que sucede es bueno y armonioso. No puede ser de otra forma.
Entonces, ¿por
qué estar temeroso o inquieto?
¿Por qué la
sonrisa es forzada o ausente?
Vivir alegre o
no, depende de la confianza. Ésta es la ventana por la que la
luz penetra, disuelve
la ilusión y provoca el despertar.
Confiar es
apoyarse en ese Infinito sostenedor que es
causa y goce de todas las bendiciones.
Pero si todo
procede de Dios, confiar no constituirá
una excepción y estará incluido en lo
humano como elemento esencial.
No obstante,
el soltarnos tranquilos en el ilimitado
océano del Amor se
experimenta como dificultad insuperable.
¿Cómo resolver
este problema?
Para mí es la
cuestión fundamental.
El mortal, por
su extraña y retorcida condición, le resulta fácil registrar conflictos
y dificultades. Pero su memoria es
débil para retener bendiciones.
La confianza
como todo lo real es una actitud divina. No
puede tener un origen humano.
Es el reflejo
del Amor en el hombre.
Y sólo en la
medida que somos conscientes de todas las
caricias de Dios a lo largo de nuestra existencia, manifestaremos
la luz optimista que es
la amable y continua presencia del Bien infinito.
Confiar es
recolectar con cuidado exquisito todos los regalos de Dios.
Para algunos
parecerá empresa difícil porque sus ojos sólo reconocen lo que están
hartos de considerar: las mil y una
carencias de salud, provisión, éxitos…
Pero todo es
comenzar. Como el que entra en la luz
después de largo tiempo en la oscuridad. Al principio nada ve, incluso
sufren sus ojos que tenderán a cerrarse. Pero,
si se persiste, poco a poco distinguirá
perfiles, objetos, dejará de ver “hombres como árboles” y captará la
correcta creación de Dios, el regalo de su universo.
La confianza es
por tanto, consecuencia de la gratitud. Es decir, brota del
reconocimiento de la acción de Dios para con cada uno de nosotros.
Confiar es demostrar.
Pero hay más.
Esa actitud exige exclusividad.
Confiar sólo en el Amor, nada más que
en Él.
Lo que me lleva a una
nueva y próxima,
reflexión...
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