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lunes, 10 de abril de 2017

LA CUESTIÓN FUNDAMENTAL


Toda acción real tiene a  Dios como su exclusivo autor
Al hombre, la imagen, sólo le corresponde reflejar.
La iniciativa siempre perteneció al Principio. La criatura sólo expresa consecuencias.
Por lo que todo lo que sucede es bueno y armonioso. No puede ser de otra forma.
Entonces, ¿por qué estar temeroso o inquieto?
¿Por qué la sonrisa es forzada o ausente?
Vivir alegre o no, depende de la confianza. Ésta es la ventana por la que la luz  penetra, disuelve la ilusión y provoca el despertar.
Confiar es apoyarse en ese Infinito sostenedor que es causa y goce de todas las bendiciones.
Pero si todo procede de Dios, confiar no constituirá una excepción y estará incluido en lo humano como elemento esencial.
No obstante, el soltarnos tranquilos en el ilimitado océano del Amor se experimenta como dificultad insuperable.
¿Cómo resolver este problema?
Para mí es la cuestión fundamental.
El mortal, por su extraña y retorcida condición, le resulta fácil registrar conflictos y dificultades. Pero su memoria es débil para retener bendiciones.
La confianza como todo lo real es una actitud divina. No puede tener un origen humano.
Es el reflejo del Amor en el hombre.
Y sólo en la medida que somos conscientes de todas las caricias de Dios a lo largo de nuestra existencia, manifestaremos la luz optimista que es la amable y continua presencia del Bien infinito.
Confiar es recolectar con cuidado exquisito todos los regalos de Dios.
Para algunos parecerá empresa difícil porque sus ojos sólo reconocen lo que están hartos de considerar: las mil y una carencias de salud, provisión, éxitos…
Pero todo es comenzar. Como el que entra en la luz después de largo tiempo en la oscuridad. Al principio nada ve, incluso sufren sus ojos que tenderán a cerrarse. Pero, si se persiste, poco a poco distinguirá perfiles, objetos, dejará de ver “hombres como árboles” y captará la correcta creación de Dios, el regalo de su universo.
La confianza es por tanto, consecuencia de la gratitud. Es decir, brota del reconocimiento de la acción de Dios para con cada uno de nosotros.
Confiar es demostrar.
Pero hay más. Esa actitud exige exclusividad.  Confiar sólo en el Amor, nada más que en Él.
Lo que me lleva a una nueva y próxima, reflexión...

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