En la puerta del "super", la improvisada reunión comentaban animadamente cómo les gustaría cambiar al personaje de "no sé qué novela" televisiva.
Afortunadamente la preocupación era acerca de una ficción.
Lola también suspira porque su Daniel sea distinto, y no reciba casi a diario partes del colegio, a propósito de su mala conducta.
Afortunadamente también se trata de algo imaginario.
Nuestros esfuerzos no deben emplearse en modificar "personajes", protagonistas tan solo en nuestros sueños.
Mejorarlos es regar fuera de la maceta.
Reconocer la auténtica identidad de Daniel es lo que ayuda a florecer a la tierra sedienta.
A la nuestra y a la de Todo.
Se trata de corregir la visión cambiando la perspectiva miope de este mundo, por la de Dios.
Y así, perseverando en corregir la fantasía con "El Todo está bien" del Génesis 1, la maravilla que somos se revelará para el gozo de todos.
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