Me escribiste desesperada y temblorosa ante la persistencia del malestar.
Y pienso que la respuesta puede ayudar a más de uno.
Por eso la comparto ahora.
"No temas.
Descansa en la inalterable verdad de estar bien ahora y siempre.
Lo contrario es imposible. Aunque los sentidos protesten contra lo cierto de esta afirmación.
Nunca ha habido ni habrá algo diferente al bien.
Es como si tuvieras un cheque por un millón de dólares.
Eres rica, aunque no puedas disponer de esa cantidad mientras no vayas al banco.
Esto te hace estar contenta o tranquila porque sabes que al poseer ese documento ya no estás necesitada, puedes pagar deudas si las hubiera, comprar lo que te guste...
Pues así es con tu curación. Ya la tienes.
Mejor dicho. Nunca la necesitaste.
Sólo hace falta que revestida con esa comprensión y la alegría que es su consecuencia, disuelvas la nube de tristeza, miedo y desconfianza y permitas así a la Verdad manifestarse en toda su luminosa armonía.
Porque confiar no es esperar sino tener la absoluta certeza de la perfección eterna e infinita".
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