"Los otros" es el título de la galardonada e inquietante cinta de Alejandro Amenabar.
Película hispano-estadounidense que por el 2001 recibió ocho de los quince Goyas a los que estaba nominada.
La viuda protagonista cree que hay fantasmas ("los otros") en la mansión a la que acaba de llegar con sus dos hijos. Pero en realidad ella y los suyos son los extraños, "los otros".
¿Por qué desempolvo esta referencia cinematográfica?
Porque al intentar responder una serie de preguntas de un e-mail, he tropezado con ésta:
"¿Cómo tengo que tratar a los otros?"
Y en esa cuestión descubro la raíz de muchos problemas no sólo de relaciones, sino de espectro muchísimo más amplio.
Y con la respuesta a lo que es el origen de tanto caos me llega la solución.
"No hay "otros" que tratar".
En verdad sólo son fantasmas imaginados por esa otra ficción tan "protagonista" que se llama "yo personal".
Sólo hay un NOSOTROS que somos todos.
Como sólo hay una Mente.
Un único Padre Nuestro, con el que fundirnos desde la consciencia de la unidad universal. Porque nunca hay "otros".
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