Todas las carencias de bien que experimentamos como propias son alucinaciones.
Las faltas de salud, provisión, comprensión, seguridad, afecto, compañía, empleo, paz, armonía… tienen su origen en una equivocada identificación.
Es creerse ser un cuerpo material (alias “yo personal”).
Y estar en un escenario o lugar distinto y aparte de Dios.
¡Una locura!
Pero este absurdo tiene remedio.
Para salir de esta hipnosis sólo hay que aceptar una y otra vez la única Verdad.
A saber, sólo es Dios perfecto y hombre perfecto.
miércoles, 28 de marzo de 2018
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