Nunca se trata de construir o mejorar a algo, o alguien o a nosotros mismos.
Ya que desde la eternidad todo es y seguirá siendo perfecto.
Y corregir la única creación, la de Dios, sería trabajo inútil e imposible.
Lo único a realizar con provecho es reconocerle a Él manifestándose en Todo.
Sólo hay que desnudar las ilusorias apariencia que proyecta la falsa e impotente mente del "yo".
Y aceptar la realidad de la armonía infinita.
No idearla, hacerla o sostenerla.
Eso es competencia del Padre completada ya extremadamente Bien.
martes, 27 de marzo de 2018
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