El yo, y nada más que el yo, es quien se descubre, si ataca dolida la tristeza.
Con la injusta la excusa de no recibir gratitud a propósito de algún bien manifestado.
A la vez que se autoacusa de iluso ladrón al pretender apropiarse de lo que no es suyo con su resentido reclamo
Porque el agradecer o el reconocer lo real nunca está ausente en la Verdad, que es Vida, y jamás un sueño.
Ya que el Amor, el único Ser, lo hace a toda hora y a Sí mismo, auténtico autor de todo lo que es bueno.
sábado, 14 de abril de 2018
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario