LAS SUTILES TRAMPAS DEL YO

Para nosotros, sólo ES aquello de lo que somos conscientes.

Ésta es la razón por la que el yo siempre está buscando la forma de secuestrar nuestra atención.

Ya sea con sus deseos o el listado de supuestas necesidades.

O la vanidad por “nuestros” logros.

O lo que pudimos hacer y no hicimos o lo realizamos mal…

O el sentimiento de culpabilidad y disgusto por “nuestros” repetidos errores.

Todo eso constituyen “las sutiles trampas del yo”.

De ahí, que nada más vernos ocupados en los temas que el yo nos presente (sean los que fueren), regresemos de inmediato a considerar en absoluta exclusividad la armonía eterna e infinita de la Mente.

Sintamos el estar sumergidos en el océano sin límites de la paz del Espíritu.

No a causa de los éxitos del yo.
Sino por gracia.
Porque ES lo que es siempre. Y sin cambio.

Para mí y para todos.