Es lo más sano.
Nunca nos
condolamos por el yo.
Con sus
arrepentimientos, sentimientos de culpa, evaluaciones, deseos y propósitos de
mejora, intenta aferrarse a la existencia.
Pero no
tiene pasado.
Tampoco futuro.
Y ni siquiera presente.
Sólo
cree hacerse un hueco en la nada.
Donde nada más será protagonista de ficciones.
Ahí creerá ser.Hasta que no atendamos más al sueño y sí seamos conscientes de la Realidad al identificarnos siempre con el Ser, que es Uno y único.
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