Al comienzo de cada día hay que
sintonizar con la realidad.
Y así ser consciente de que Todo es perfecto siempre.
Y también
ahora.
Es más, sólo cuando percibo esto como el único acontecer es cuando acabo
de despertar.
Y empieza a verse todo claro.
Al disolver la repetida confusión de
ser alguien distinto de Dios.
O que los otros lo sean.
Porque ninguno puede
tener algo que sea impropio de Dios (como enfermedad, desarmonía…)
Ni carecer de nada de lo que Él es.
Sentir algo diferente es sugestión de estar todo estropeado y de que nada funciona ya.
Cuando sólo es aparente desconexión que desaparece al estar en la única sintonía.
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