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miércoles, 15 de agosto de 2018

SANANDO SORDERAS

Te quejas del silencio de Dios.
Pero, ¿acaso no habla el arroyo..?
¿No explosiona el coro alegre de los pájaros cada mañana?
¿No arrulla el rumor de las ramas mecidas por la brisa?
Y e beso de la esposa al amanecer y al llegar la noche...
La risa de los niños...
E incluso también sus lloros ... y los de todos...
El universo todo es una divina y amorosa sinfonía que despierta, inspira y vivifica.
Quizás parecemos sordos por el olvido del universal idioma de Dios.
Y por el continuo y  ruidoso bombardeo de sonidos vacíos.
Por eso, más que dolerse, conviene retirarse al interior santuario de la paz para la cura eficaz de la escucha.

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