AL YO NO LE DUELE EL MUNDO

Hace años, pensaba que la grandeza de cualquier ser humano se correspondía con la amplitud de sus intereses.
Me decía que un bebé al morder su dedito y sentir un poco de molestia, descubría así hasta donde era él.
Y concluía que sólo se era grande de verdad cuando nos llegaba a "doler" el mundo entero.
Hoy me viene este recuerdo al comprobar como se permanece generalmente indiferente ante la ola de crímenes, atentados terroristas, genocidios, destrucción del medio ambiente... 
Nada de eso parece afectarle al yo.
Y permanece en la tranquilidad (que no en la paz, que es la atmósfera del Espíritu)
Pero de repente  todo cambia, cuando siente el más ligero malestar.
Entonces, con agitada preocupación de inmediato se recurre a la ayuda metafísica.
Sin ser consciente, al parecer, que mientras el yo conduzca la existencia todo van a ser "paños calientes".
No habrá auténtica curación.
Es el yo, la fuente de todo el mal.
Y siendo la mente que sustenta a ese "yo" la creadora de la ilusión, mientras no nos duela el mundo y oremos sin cesar por él, nos seguirán doliendo los deditos. 

HAY QUE LEVAR EL ANCLA

El ámbito del sueño nunca es la eternidad.
Sino el tiempo.
En él aparece la sucesión de todo lo limitado.
Con su carga de engañoso placer o dolorosa desarmonía.
En el tiempo es donde se espera.
En la eternidad todo es ahora. 
El Bien ya está. Permanece sin cambio. Pleno y perfecto.
Por eso, me inspira inmensa paz la interpretación que de "Venga tu reino" nos comparte  Mary Baker Eddy:
"Tu reino ha venido. Tú estás siempre presente" (CyS 16:34-35).
La Salud, la Provisión, la Concordia, la Armonía, la Paz... no hay que esperarlas.
Ya son y se manifiestan cuando se es consciente de que Él está siempre llenando todo.
Mantenernos en la expectativa del Bien retrasa el disfrute del gozo.
Porque nos fija en el sueño, mediante el ancla del tiempo. 
Despertar es saber sin dudas, que nada hay que esperar. 
Porque Todo es ya.

LA CONFIANZA NO ES ESPERA, SINO CERTEZA

Me escribiste desesperada y temblorosa ante la persistencia del malestar.

Y pienso que la respuesta puede ayudar a más de uno.

Por eso la comparto ahora.

"No temas. 

Descansa en la inalterable verdad de estar bien ahora y siempre. 

Lo contrario es imposible. Aunque los sentidos protesten contra lo cierto de esta afirmación.

Nunca ha habido ni habrá algo diferente al bien. 

Es como si tuvieras un cheque por un millón de dólares. 

Eres rica, aunque no puedas disponer de esa cantidad mientras no vayas al banco.

Esto te hace estar contenta o tranquila porque sabes que al poseer ese documento ya no estás necesitada, puedes pagar deudas si las hubiera, comprar lo que te guste...

Pues así es con tu curación. Ya la tienes. 

Mejor dicho. Nunca la necesitaste.

Sólo hace falta que revestida con esa comprensión y la alegría que es su consecuencia, disuelvas la nube de tristeza, miedo y desconfianza y permitas así a la Verdad manifestarse en toda su luminosa armonía.

Porque confiar no es esperar sino tener la absoluta certeza de la perfección eterna e infinita".

LA MIRADA ÚNICA

Mateo 6:22 siempre me inspira mucho.
Pero sobre todo cuando traduzco "bueno" por  "único".
Entonces leo " La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu OJO ES ÚNICO estarás lleno de luz". 
Aceptar solo la idea, (es decir, la visión de la Mente) no sólo nos hace ver correctamente.
También nos convierte en luz para todos como nos descubría el maestro Jesús. 
Se trata de percibir todo desde la consciencia de Unidad. 
Nunca desde la separación o en la fría lejanía de la indiferencia, desde el insensible distanciamiento. 
Es ser consciente que no es el yo el que ve, sino el Espíritu mismo, con su pura y limpia mirada, Quien se está contemplado en nosotros, en todo.

FIRMES EN LO QUE ES

No dejemos de reconocer a cada instante que Todo está Bien. 
Que nada ni nadie nos impida gozar de lo que continuamente es.
Lo que nos tienta es el reverso de lo que pretende la ilusión.
Usemos el error para sentir los bellos pensamientos de la Mente, como nos enseña Ciencia y Salud:"los errores por inversión sirven de postes que indican el camino hacia la Mente única..." (CyS 267:26-28) 
Para vivir basta la consciencia de la felicidad como la única realidad.
Por eso, "firmes" en lo que es, cerremos la puerta de nuestra intimidad a los temores y a las preocupaciones.
Para que no nos nublen el sol de la Verdad. 
El que,  eterna y sin cambio, está alegrando de color la meta a la que nunca hemos de llegar.
Porque desde siempre estamos ya.

SINTONÍA DESPERTADORA

Cuando no se experimenta la armonía es señal inequívoca de estar bajo hipnosis.
Y reconocer que somos y estamos ahora y siempre en Dios, la única realidad y Bien infinito, es el recurso infalible para liberarnos de la mentira que pretende someternos. 
Aceptar la totalidad de la Vida, la Verdad y el Amor es abrirnos a su gozosa experiencia, pese a lo que nos susurran o gritan los sentidos.
Esa es la sintonía despertadora que ningún canto de sirena puede acallar.
La canción que nos devuelve a la verdadera consciencia del Ser que nunca dejamos de manifestar 

A PROPÓSITO DE LA ORACIÓN,

Hoy prefiero copiar sin glosa unas líneas de un librito de Mary Baker Eddy. 
 "La oración verdadera no es pedir a Dios que nos dé amor; es aprender  a amar y a incluir a todo el género humano en un solo afecto. Orar significa utilizar el amor con el que Dios nos ama . La oración engendra un deseo vivo de ser buenos de hacer el bien.  Hace descubrimientos nuevos y científicos de Dios, de Su bondad y poder. Nos muestra más claramente de lo que nosotros habíamos visto antes, lo que ya tenemos y somos; y, sobre todo, nos muestra lo que es Dios. Avanzando en esta luz, la reflejamos; y esta luz revela los verdaderos cuadros de la Mente en la oración silenciosa, lo mismo que la fotografía recoge la luz solar para retratar la cara de pensamientos gratos. ¿Qué otra oración sino la silenciosa puede satisfacer el mandato: 'Orar sin cesar' ". (No y Sí 39: 19-1)

NUESTRO ÚNICO VALOR

En este mundo cambiante del sueño nada permanece fijo mucho tiempo.
Años de vacas gordas, años de vacas flacas.
La economía sube tan deprisa como baja.
El hombre, uno mismo, no vale por lo que cree hacer, pensar o decir.
Y tampoco se devalua por sus errores.
Lo que somos no experimenta inflación ni deflación.
Porque lo que nos hace apreciados sólo es el Amor infinito que constituye nuestro ser:
"Este es mi hijo muy amado, mi contento".
Y ese máximo valor es eternamente constante.
Porque sólo depende del Amor.
Y de cada cuál eso es lo único que debemos tener en cuenta.

SOÑAR NO ES VIVIR

Sólo se inaugura el día cuando se clausura el período de inactividad que llamamos sueño o inconsciencia. Por eso, aunque luzca el sol, continua la noche, si la Mente no gobierna todo. De ahí que la ignorancia acerca de lo real, Dios y del hombre, conviertan las calles en hormigueros de sonámbulos, constructores de sus existencias sobre rocas de ilusión. Vivir sólo es posible cuando nos anima el benéfico conocimiento del verdadero Todo, el Bien infinito que el hombre manifiesta a la vez que lo descubre.
Como Jesús nos declara: “Y esta es la vida sin final: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y al Cristo” (Juan 17:3).
Que se parafrasea en esta cita de Ciencia y Salud “La comprensión, semejante a la de Cristo, del ser científico y de la curación divina, incluye un Principio perfecto y una idea perfecta –Dios perfecto y hombre perfecto- como base del pensamiento y de la demostración.” (CyS 259:13-17)

DESCUBRIENDO AL ÚNICO ENEMIGO

Nunca son los otros.
 El "yo" es el único enemigo. 
Y conviene descubrirlo en nuestro día a día. 
Desde la primera claridad del amanecer. 
Para echarlo "fuera".
A su lugar, a la Nada. 
He aquí algunas pistas para desenmascararlo.
Es el que teme, el que se preocupa...
El que ve lo malo en uno mismo o en los demás o en la creación... 
El que sufre o se siente ofendido... 
El que ve culpables o se experimenta a sí mismo como tal. 
Por "gracia" ese que así siente nunca es la manifestación de Dios que en realidad somos.

UNA SUGERENCIA

Me dices que necesitas...
Provisión, paz, salud, vivienda, compañía, empleo, soluciones...
Cuando tú y el Todo sois Uno.
Y experimentar la ausencia de un bien (el que fuere) es sólo un estado de inconsciencia.
Es soñar que la Nada es la realidad.
Por eso te escribo esta sugerencia:
Traduce tus pretendidas carencias de la lengua "muerta" de la materia en que te expresas al idioma vivo del Espíritu. 
Y descubrirás que aquello, que parecía no tener, constituye siempre la sustancia que reflejas. 
Ten presente que lo que deseas -si es bueno- ya lo tienes. 
Sólo se precisa buscar en nuestra casa, en la conciencia-
Como le sucedió a la viuda que acudió al profeta.
Porque en el universo de la Mente, lo que parece una botellita de aceite contiene todo lo que se cree necesitar.

DISOLVIENDO LA INSATISFACCIÓN.

Rumiamos, especulamos, reaccionamos… por insatisfacción.

Un sentimiento nacido de la creencia de estar incompletos.

Lo que implica la consciencia de separación del Bien infinito.

El creer que sólo existimos en el universo de la limitación.

De ese sentir carencias se alza la resignada pasividad ante la nada.

O el erróneo hacer pilotado por la voluntad personal.

Pero todo se resuelve con el feliz despertar que nos recuerda el salmista.

“Estaré satisfecho cuando despierte a tu semejanza”. (Ps 17:15)

El sabernos exclusivamente “imágenes de Dios” disuelve todas las apetencias de tener, poder…

Y el mismo versículo nos aclara cómo se produce este despertar que acaba con cualquier clase de concupiscencia (ambición, bulimia, lujuria…).

Será cuando en todo sólo descubra la divina Presencia. “Me bastará con ver tu rostro”.

EL ÚNICO ENEMIGO

Sólo el yo personal o “persona” es el soporte del mal.

Ya sea como agente o como víctima de la acción.

Es el verdadero y único enemigo a batir.

Es la “vital” línea de flotación de la mortalidad.

Y una vez  “tocada”, la carga completa de su desarmónica ilusión se va a pique sin remisión.

Porque no hay lugar para la persona, siendo consecuentes con el hecho incuestionable de la totalidad de Dios, el Bien.

Y tampoco, lugar donde situar el error.

De ahí la importancia de identificar todo, incluido uno mismo, sólo como feliz integrante de la manifestación infinita de la Mente.

Apoyados en esta Verdad, que es la Sustancia infinita, el día eterno será alegre receptor de las bendiciones que no tienen término.

LO PRIMERO Y ÚNICO IMPIDE LO SEGUNDO Y POSTERIOR

El mandato de Números 22:12 nos regala una consoladora lección. 
"No maldigas al pueblo porque ya ha sido bendecido". 
El mal es imposible que sobrevenga, porque el hombre que incluye la manifestación del Todo fue bendecido antes que el tiempo fuere, y se pudiera soñar la mentirosa ilusión. 
La Verdad es siempre. 
Y el error sólo sirve para recordarla, siendo sólo el negativo a revelar. "y los errores, por inversión, sirven de postes indicadores del camino hacia la Mente única, en la cual todo error desaparece en la Verdad celestial." Ciencia y Salud 267:26-29.
Porque el bien primero siendo lo único, impide y nulifica lo segundo y posterior.

¿RESTAURAR O RECONOCER?

Un miembro de mi Asociación acaba de compartir: 
"Buenos días familia. Mi marido y yo estamos de vacaciones y ayer realizamos una visita a la Catedral de Zamora. En una de sus estancias había unas imágenes bellísimas de alabastro. La guía nos contaba que esas imágenes habían estado ocultas durante años formando parte del "material de relleno" de una escalera que se eliminó porque parecía no tener mucho sentido.
Las obras de arte aparecieron cubiertas de cal y su restauración fue muy laboriosa, porque las piezas eran una tallas maravillosas con  detalles de perfección increíble.
Y  después de tantos avatares lucen por fin para lo que fueron creadas y todo el mundo se recrea en ellas, reconociendo la mano del artista.
Me emocioné  disfrutando  esa belleza, porque sentí que esa  historia era un poco la nuestra. Quizás en tanto que no nos hemos considerado en lo que Somos, hemos sido como ese material de relleno...oculto...  e incluso pisoteado, pues no parecíamos importantes.
Y quizás queden restos de cal pegados a la piedra preciosa y aún no aparezcamos en todo nuestro esplendor... 
Pero Dios es un restaurador meticuloso y además parte con ventaja,  pues conoce su obra. 
Ayer que no me cabía duda de lo que somos y para lo que fuimos creados, solo podía dar gracias a Dios y confiar."

 A lo que no obstante valorar lo mucho de esa inspirada visión, me añadí:

Restaurar es una ascesis purificadora propia del tiempo pero no de la eternidad en que realmente somos. Se trata de una acción consecuente al descubrimiento todavía "mortal" de mezcla de realidad e ilusión.

Pero cuando EL QUE VE descubre "lo que Dios ya ha hecho" ya no hacen falta horas ni días de esfuerzo personal para restaurar, puesto que el cascote irreal no tiene sustancia que depurar.

El "tengo que mejorar", el "tengo que cambiar", el "tengo que perfeccionarme", siempre debe de ser sustituido por reconocer que "ahora"  ya soy toda la perfección.

LA FE QUE SANA

¿Me comparo? ¿Presumo con hipócrita humildad? ¿Rebajo el mérito del vecino exitoso? ¿Critico? ... Responder con afirmaciones indica que no estoy satisfecho con lo que en realidad soy. Y de ser así, ni siquiera millones de aplausos, saciarían mi hambre de aprecio . Y lo curioso es que soy Todo. Porque soy la manifestación del Ser infinito. Creer esto, comprenderlo, saborearlo, es lo que calma la búsqueda de estima e ilumina el rincón donde se oculta resignado el yo con su tristeza. Lo que sana no es tanto creer en Dios. Sino creer en el hombre. Lo que en el ámbito de la Verdad eternamente soy.

LA FINALIDAD DE LAS CRISIS

La oscura crisis de Peniel (Génesis 32:25-31) es uno de los acontecimientos más iluminadores de la Biblia.
La provoca el peso insoportable de las consecuencias de una existencia protagonizada por el yo.
Y lo que se confunde con un enemigo que amenaza el futuro es "el pronto auxilio del Señor".
La crisis de Peniel indica el camino de pasar de la mortalidad de Jacob (el yo tramposo) al Israel del hombre verdadero, uno siempre con Dios. 
Pese a lo que sintamos de desagradable o inarmónico en el proceso, la solución es no soltarse de Él hasta no sentir su continua bendición transformadora.
 Es decir, hasta que no hagamos nuestro, su "bien-decir", la manifestación del "bien-pensar" de la divina Mente.
Esa es la finalidad de cualquier crisis, sacar a la luz lo que en realidad somos: 
Israel, "el que siempre va con Dios"

PARA DISFRUTAR LO QUE SOMOS

¿Qué es el hombre?

En el cuarto evangelio se conserva la mejor definición.

"El Padre y yo somos Uno" declara Jesús.

Y allí nos confía su más íntimo e intenso deseo:

".. que sean uno..."

Lo que no hay que tomar por un futurible, sino por la única y eterna realidad.

Ser consciente de nuestra auténtica constituye el definitivo despertar.

Es el bálsamo que sana todas las soñadas heridas y anuda las aparentes separaciones.

La pregunta de Felipe centra nuestra misión.

"Quien me ve, es al Padre a quien contempla", podríamos decir al igual que el maestro de Nazaret si hemos aceptado sus palabras.

Porque somos -todos-, el rostro del Padre, Dios manifestándose.

Y lo disfrutamos en la medida que aceptamos ser Uno con Él, con el Todo.  

UN TÍTULO INQUIETANTE

"Los otros" es el título de la galardonada e inquietante cinta de Alejandro Amenabar.
Película  hispano-estadounidense que por el 2001 recibió ocho de los quince Goyas a los que estaba nominada.
La viuda protagonista cree que hay fantasmas ("los otros") en la mansión a la que acaba de llegar con sus dos hijos. Pero en realidad ella y los suyos son los extraños, "los otros".
¿Por qué desempolvo esta referencia cinematográfica? 
Porque al intentar responder una serie de preguntas de un e-mail, he tropezado con ésta:
"¿Cómo tengo que tratar a los otros?"
Y en esa cuestión descubro la raíz de muchos problemas no sólo de relaciones, sino de espectro muchísimo más amplio. 
Y con la respuesta a lo que es el origen de tanto caos me llega la solución.
"No hay "otros" que tratar". 
En verdad sólo son fantasmas imaginados por esa otra ficción tan "protagonista" que se llama "yo personal".
Sólo hay un NOSOTROS que somos todos.
Como sólo hay una Mente.
Un único Padre Nuestro, con el que fundirnos desde la consciencia de la unidad universal. Porque nunca hay "otros".

PARA RESTABLECER LA ARMONÍA

La historia de Jonás siempre me inspira. 
Es el querer huir de Dios, el mantenerse separado de Él, la resistencia a acoger Su Palabra y dejar que Ella actúe, lo que provoca que la tempestad se cierna amenazante sobre nosotros. 
Pero para restablecer la calma sólo se necesita lanzar fuera al yo que pretende ser mi auténtica identidad. 
Entonces se descubre de nuevo la armonía que en realidad nunca desapareció.
El yo al sentirse sordo y separado es quien se construye su caos.
Por eso hay que devolverlo a su verdadero lugar que siempre es fuera. A su auténtica patria, la nada.
Ya que en realidad nunca deja de ser nadie.

EL AUTÉNTICO PENSAR

 En Mateo 16:23 el maestro Jesús desenmascara la encarnación del mal.
Pone al descubierto lo que  introduce en el tiempo o "sueño", el dolor, la enfermedad, el caos, las carencias... la muerte. 
En esa cita llama a Pedro "Satanás", es decir mentira e imagen del mal. 
Porque el pescador galileo se comportó con un erróneo amor personal como obstáculo para su camino.
Impedimento para el vivir en armonía. 
Y todo, "porque piensas como los hombres y no como Dios".
Aquí "hombres" es sinónimo de "hipnotizados" por un pensar que no es el de Dios.
Ya que los pensamientos del hombre real son los pensamientos de la Mente divina. 
Pensar los pensamientos de los mortales, los limitados por el miedo, la preocupación, el desamor... es propiciar toda clase de desarmonía. 
Así que para que nuestro día sea feliz, centremos nuestra escucha sólo en Dios.
Y rumiemos en exclusiva sus consoladores mensajes.
Entonces se nos revelará el universo del Bien