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viernes, 21 de abril de 2017

VEO HOMBRES COMO ÁRBOLES


Desde hace días un pasaje de Marcos me acompaña como si fuera mi sombra. Se trata de Marcos 8:22-26 (1)
El ciego es llevado. Como si fuera un manto muy pesado sobre mis hombros, esta frase me retira kilos de agobiante responsabilidad. "Seré llevado". Todo está organizado para estar frente al Cristo. La Verdad es nuestra máxima necesidad y por serlo, siempre se nos procurará desde lo alto.
El auxilio nos viene del Señor.
Para dejar de ser ciego hay un paso previo. Salir de la aldea. Es decir, del tumulto, del ruido, del trasiego, del existir “para afuera”. Es ser llevado de la soledad en medio de la multitud, al silencio donde sentir la Presencia.
La escena que sigue puede escandalizar. Los ojos del ciego son escupidos. Reciben el desprecio. Los profetas comunicaban sus mensajes con la acción. Las palabras pueden ser equívocas, pero el gesto nunca engaña. Aquí Jesús echa mano del lenguaje profético. Quiere que todos conozcan el valor de la visión ciega del hombre mortal.  Es basura inservible.
El Maestro aísla aun más los ojos sin luz del ciego al poner sobre ellos sus manos.
¿Ve algo? Para todos, el ciego ha dejado de serlo, ya que su conciencia ha sido invadida de imágenes en movimiento. Ahora es como uno más de la aldea.
Pero, ¿qué ve? “Hombres como árboles que andan”. La frase tiene un concreto y gran significado. Los árboles están constituidos por la madera. Y de ahí viene la palabra con que se nombra lo opuesto al Espíritu, a lo real. “Materia” es una deformación de “madera”. “Veo hombres como árboles que andan” significa “TODO lo que alcanzo a distinguir es material, incluso los hombres, las llamadas imágenes de Dios”.
Sólo cuando “viendo” así, se le impide la visión material con las manos (el poder) del Cristo, podrá ver con claridad.  
La Verdad sólo es visible a través de Ella misma. Sólo se ve por medio del Cristo que ciega la materia e ilumina con la gloria de Dios.
Pero hay más. Una última e importante doble recomendación: No volver a la aldea ni conversar con sus habitantes.
Si queremos conservar la visión del Cristo hay que dejar “el mundo” con sus leyes, poderes y creencias. No dialogar con el error para no enredarnos con la tupida malla de sus argumentos y “verdades”.
El mensaje me ha llegado claro y práctico: Para ver, siempre he de cegar los ojos físicos con el poder del Cristo y saber que los hombres y la creación entera no son materia (madera) que se mueve, sino manifestación del Espíritu de Vida. Y dejar la atmósfera mental de la aldea para subir a lo alto donde encontraré el Todo.


(1)  le trajeron un ciego, y le rogaron que lo tocara. 23 Entonces, tomando la mano del ciego, lo sacó fuera de la aldea; escupió en sus ojos, puso sus manos sobre él y le preguntó si veía algo. 24 Él, mirando, dijo: --Veo los hombres como árboles, pero los veo que andan. 25 Luego le puso otra vez las manos sobre los ojos, y le hizo que mirara; y fue restablecido, y vio de lejos y claramente a todos. 26 Jesús lo envió a su casa, diciendo: --No entres en la aldea, ni lo digas a nadie en la aldea.

4 comentarios:

Unknown dijo...

Bendiciones , busque la frase veo hombres como árboles que andan , pues desde un tiempo para acá se me repite y se me repite en la mente y o he escuchado ninguna predica y búsque para saber qué es se me quiere desir , gracias bendiciones

MIlvia dijo...

Me bendijo mucho su estudio. Gracias

Unknown dijo...

Hoy día El SEÑOR ME LLEVA A LEER ESTE PASAJE .Y ENCONTRÉ ESTE MENSAJE ,Y ME REGOCIJÉ EN JESÚS.

Unknown dijo...

Bendiciones gracias por el estudio fuese gran bendición