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jueves, 31 de agosto de 2017

HASTA EL ERROR ES BENDITO

Hasta el error es bendito.
Y veréis porque lo digo.
¿Disfrutas? Si no es así, ¡despierta!
Porque la condición del hombre es la felicidad.
Que no es lo mismo que el placer acompañado de la incertidumbre acerca de qué sucederá mañana. Y todo lo que no sea esa experiencia contínua de gozo se llama “error”.
Algo que a nadie pertenece. Porque no existe en la realidad.
Pero al percibirlo cuando no sentimos la alegría, el cálido bienestar, sirve de avisador.
Él nos dice, a veces a gritos, que no estamos conscientes de la única Verdad, sino envuelto en mentiras.
Que nos hemos situado fuera. Donde el yo se cree que es.
Y prefiere permanecer ahí aunque esté en la intemperie de la nada.
Ya que desaparece cuando nos sirve de despertador, y en cierta forma invita a entrar “dentro”. Por eso, por avisarme, considero al error como otra bendición más.

HABLAR CON PROPIEDAD


Hablar con propiedad es igual a llamar a las cosas por su nombre.
Es como decir: “Al pan, pan…”
Y es una necesidad que vengo sintiendo. La de mejorar el argot que a veces usamos los estudiantes de la Ciencia Cristiana.
Por ejemplo, llamar “creencias” a las desarmonías denunciadas por  los sentidos físicos.
Pero si no estoy alerta eso supone que acepto una concreta realidad que puede ser buena o mala. Porque la fe en alguien o algo reconoce siempre de entrada su existencia.
Decir tengo una creencia  de fiebre con la intención de evitar la afirmación de esa condición irregular es cuando menos confusa.
A mi parecer, sería mejor sustituir “creencia” por sugestión. Esta palabra significa “efecto de una influencia producida por un elemento  extraño y externo y no por algo en sí”.
Leemos en Escritos Misceláneos: “primero, una suposición; segundo, una creencia falsa; tercero, sufrimiento; cuarto, muerte”.(1)
    La Sra. Eddy coloca en primer lugar “algo que se supone”. Es decir, algo no probado, pero que nos está induciendo a “creer”. Y como consecuencia de esta suposición no contrastada, llegará el sufrimiento. Y después, incluso la muerte.
 Por el contrario, reconocer que algo sólo se nos está sugiriendo ayuda a desenmascarar una imposición, algo que atenta contra la capacidad de razonar.  
Es en ese estadio de “sugestión” o “suposición” donde hay que  plantear la defensa. Son a esas influencias a las que hay que cerrar la puerta de la conciencia. Porque si se les franquea ya será muy difícil interrumpir la fatal secuencia.
 En términos bíblicos, también usados por la Sra. Eddy (2), prefiero llamar “tentación” a esa primera fase del ataque.
 Jesús siente hambre. (3)   El pensamiento del “mundo”, distinto y distante del pensar de Dios, le sugiere que al no alimentarse de pan, indefectiblemente ha de experimentar debilidad.  
La sugestión intenta inocular incluso la duda acerca de la propia identidad. ¿Es él la perfecta imagen del Padre-Madre o un mortal sometido a carencias? ¿Hay que acudir a una supuesta materia para solucionar una supuesta condición?
El Maestro no conversa con lo que le grita los sentidos. No deja que la tentación se convierta en “creencia”.  
Abre su oído sólo a los pensamientos de Dios y bloquea la entrada a otras consideraciones.
Nada material proporciona  la vida y la fuerza. Sólo las palabras que expresan los pensamientos de Dios.  
No se puede dar crédito a las sugestiones.
La fe que nace de la comprensión sólo está reservada a la Verdad.
(1) Escritos Misceláneos 332:24-26; (2) Ciencia y Salud 495:17; (3) Mateo 4:2  Después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre. 3 El tentador se le acercó, y le dijo: «Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan.» 4 Jesús respondió: «Escrito está: No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.» 

miércoles, 30 de agosto de 2017

¿QUÉ ESTÁ PASANDO AHORA?

Puede que nos sintamos sorprendidos por algún acontecimiento, un aparente atentado contra nuestro equilibrio. En esas circunstancias podemos preguntar: 
"¿Qué está pasando ahora?" 
Y la respuesta correcta nos resitua en la atmósfera de la Realidad. 
En la calma, la seguridad e incluso en la alegría. 
Ese interrogante, emitido tantas veces con angustia, sólo tiene una réplica:
Lo único que está sucediendo siempre es Dios: el Amor, la Vida, el Bien.
Ser consciente de esto nos ancla en la Realidad por muchas marejadas amenazantes de ilusoria consistencia.
La tierra en que nos apoyamos no puede ser un tranquilo soñar ausente de pesadillas. Nuestro firme es la Verdad de Dios que proclama de continuo:
Siempre Dios. Sólo Dios. Todo Dios en todo, y su manifestación infinita. 
Y no hay lugar para más o para contrario.
Hay que acostumbrarse a andar despiertos. Eso es vivir. 
Regresar a la vida, resucitar, es salir de la oscura pesadilla, despojados de la mortaja de la ilusión.
¿Qué está pasando ahora? Lo que pasa siempre. El Bien, sólo el Bien.
 ¿Qué sucederá mañana? Lo que sucede siempre. El Bien, sólo el Bien.
  Y... ¿eso que nos inquieta, nos atemoriza? Nada, sólo nada, el inexistente reverso del Bien único e infinito.
 Conviene que lo sepamos -y nunca lo olvidemos, aunque negros espejismos pretendan disfrazar la armoniosa Realidad.

DIOS NO SABE DE RELIGIONES, SINO DE HIJOS


No seré quien niegue a las "religiones" su valor de pedagogo para conducir hacia la Verdad. 
Pero aunque a veces se confunda la función de éste con la del maestro o profesor conviene recordar   qué era en realidad.
El pedagogo era el sirviente que llevaba de la mano al niño camino de la escuela. Pero no era el que administraba o confería la Verdad.
Del mismo modo las religiones ayudan a muchos en su búsqueda de la verdad, pero ellas mismas no son la Verdad.
Dios es la Verdad.
Hay muchas religiones que con mayor o menor fortuna pueden servir a su propósito. Lo importante de todas no son ellas mismas sino aquello hacia donde apuntan.
"Todos los caminos conducen a Roma", dice el refrán. Unos son más largos, otros más llanos, escarpados, rápidos o más cómodos de recorrer.  Pero ninguno es el punto final.
Lo que deben hacer los caminos es facilitar sendas para llegar a la meta.
Nunca han de dividir o enfrentar a los que los transitan.
Los caminos no son para ser adorados, ni para sentarse o habitar en ellos. Son sólo para andarlos e irlos dejando paso a paso.
La meta es lo importante, lo deseable, lo encomiable. El camino es sólo un medio. El fin y el todo es Dios.
Sólo los hombres necesitan llegar a Dios. Ellos son los que creen que lo dejaron, lo abandonaron o lo perdieron.
Dios no necesita llegar a los hombres. Nunca se separó de ellos. Y lo sabe.
Por eso, Dios no sabe de religiones, sólo conoce hijos.
¡Qué absurdas las luchas de religiones! ¡Qué triste su competir! ¡Qué vano el entronizar  un sistema religioso que al acercarte al Padre tendrás que dejar!
Escuchemos al que nos habla desde lo íntimo. Su Voz señala el camino mejor para cada cual. "El endereza nuestra vereda" para que sintamos Su eterna presencia.

martes, 29 de agosto de 2017

DIOS NO TIENE DINERO

Dios no tiene dinero. 
Los dólares, los pesos, los euros o las dracmas son productos del sueño.
Como todo lo que se puede contar.
Pero el Padre ni está ni conoce el sueño.
Por eso es inútil rogarle que nos salve del dragón que me persigue o apague el incendio de mi vivienda.
El problema no es carecer de plata para llegar a fin de mes.
Sino continuar en el sueño.
No se trata de conseguir un préstamo.
Lo decisivo es despertar.
Ir dentro donde gobiernan los pensamientos de Dios.
Y saber que manifestamos la SUSTANCIA incontable.
Y así proceder con todo lo bueno que creemos carecer.

¿CÓMO LO VOY A ENTENDER SI NADIE ME LO EXPLICA?


A veces, y para muchos siempre, la vida parece no tener sentido.
Se presenta a la experiencia como un libro de historia al que se le hubieran encuadernado sus hojas sin ninguna ordenada paginación.  Como cosidas al azar, después de recogidas del suelo, desparramadas y revueltas.
Para la mayoría es un puzzle que cansados ya no intentamos resolver. Otros hemos probado y cambiado posiciones sin acabar de dar con el hueco en que ajustarnos cómodos, sin sentir aristas ajenas ni hacer daño con las nuestras.
La vida con frecuencia se antoja un libro de lectura muy difícil. Hace falta mucha comprensión.
Y esa pesimista consideración trae a mi memoria un pasaje de los Hechos de los Apóstoles (Hechos 8:27-39).
Un funcionario de la corte de Etiopía regresa de Jerusalén leyendo a los profetas.
Un diácono (el que reparte el pan a los huérfanos y viudas que nada poseen), Felipe, se acerca y le pregunta "¿Comprendes lo que lees?"
La respuesta es tan sincera como humilde. "¿Cómo entenderé si nadie me lo explica?"
Felipe instruye al lector, y éste pide ser bautizado.
El eunuco de la reina Candaces, que esa es la condición del funcionario, ofrece un ilustrativo ejemplo.
Ser consciente de no entender lo que vemos ya es señal de sabiduría. Mucho más es sentir la necesidad de una ayuda. Y todavía más, el aceptarla cuando se nos ofrece.
Si repasamos el texto descubrimos que Dios nos coloca la ayuda adecuada siempre. Justo a nuestro costado aunque estemos atravesando el desierto. No hay que escalar un Himalaya para obtenerla.
Y todo comienza con el reconocimiento de que no entiendo lo que veo, lo que me está sucediendo.
El no conocer, convierte nuestra jornada, en un viaje por tierras áridas.
La ignorancia es oscuridad. El producto de un cúmulo de pensamientos improductivos. Incapaces todos de hacernos crecer ni siquiera un "codo"(Mateo 6:27 ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se angustie, añadir a su estatura un codo?).
La enseñanza al ser aceptada, expulsa el error. La Verdad limpia. Esa consecuencia del enseñar es el bautizar. Nunca nos purificamos. Son los pensamientos de Dios los que nos bautizan. Ellos nos lavan el polvo del desierto.
En este pasaje, la acción simbólica del bautismo, es el ceremonial que manifiesta que uno ya entiende lo que ve.
Antes de la acción ritual hay un breve diálogo de esclarecedora importancia.
"… ¿Qué impide que yo sea limpiado?"
Porque estar limpio, con el traje de bodas, es indispensable para ingresar en la comunidad de los hijos de Dios. Y según el Deuteronomio, a los eunucos les estaba vedada esa entrada.
No obstante, el constante progreso de la comprensión de la Verdad corrigió esta incomprensible limitación en el bello texto del profeta (Isaías 56:4-5 Porque el Señor dice: “Si los eunucos .cumplen mi voluntad y se mantienen firmes en mi pacto, yo les daré algo mejor que hijos e hijas; ... les daré un nombre eterno que nunca será borrado").
A lo que Felipe, responde: "Si crees de todo corazón, bien puedes".
Porque creer "de verdad" es comprender. Se acepta la enseñanza sólo cuando se conoce. El conocimiento de la Verdad, aplicado momento a momento, es el que bautiza y mantiene limpio.

Hoy necesitamos muchos Felipes que en actitud de servicio, se acerquen a los perplejos cuya existencia les resulta un rompecabezas incomprensible. En estas horas de crisis hacen falta Felipes que ofrezcan una llave que al abrir el entendimiento a las Escrituras, sirva de guía en el camino.

lunes, 28 de agosto de 2017

USEMOS LOS ESPEJOS

"No veo a Dios. No lo siento. Soy un fracaso".
No te llevaré la contra.
Porque quien me hablaba era un "yo".
Del cual ni hay que envanecerse por sus logros ni tampoco deprimirse por sus derrotas.
En vez de eso asómate a cualquier espejo de tu casa.
Y aplícate la declaración del Cristo: "¡Tanto tiempo conmigo! Quien me ve, ve al Padre".
Descubre tu trigo (es el mejor modo de separar la cizaña).
Y reconoce que todo lo bueno, lo que  hace bien a los otros y a ti, es el Padre reflejándose.
Y conforme convirtamos en hábito el saber que no soy un yo, sino el Amor manifestándose, será cada vez mucho más natural y contínuo.

DETENGAMOS LA VIOLENCIA



La quijada de asno se ha cambiado por el misil, el insulto, la goma-dos, la calumnia, la bomba lapa, el machete o la maldición.
Pero lo de Caín y Abel continúa. En muchas partes. Venezuela, Afganistán, Gaza, Siria… Quizás también en la vivienda del vecino o en la nuestra. La geografía del drama es amplía y hasta próxima por globalizada.
Invade las pantallas de televisión, las emisiones radiofónicas y las portadas periodísticas. Y al superar el umbral de los horrores no se provocan cambios. Sólo se consigue anestesiar las conciencias.
Pero, “¿qué podemos hacer?” Casi siempre la pregunta tiene acento impotente.
Se pueden buscar causas. Se pueden considerar la extensión espacial, la temporal, la numérica… del problema. Se puede intervenir con otras fuerzas. Y se ha hecho. Pero ¿con que resultados?
¿Arrojamos la toalla o miramos a otra parte? 
La humanidad se ha acostumbrado al escenario y a la historia cainita.
Pero esa no es la verdadera.
El episodio de Caín es sólo el mito creado para justificar los comportamientos criminales. Declara que el hombre fue concebido en el “pecado original” de la separación. Y si los padres están separados de Dios, los hijos tendrán que estar divididos. Esa ausencia de unión es la que siembra todo de muerte.
Por tanto, mientras no sustituyamos el falso mito por el hecho verdadero se continuará matando hasta para satisfacer al Señor de la vida.  
Hoy se sigue sacrificando al prójimo pese al salvador “¡Detente Abraham!” que liberó a su hijo Isaac.
Y ¿cuál es la Verdad? Que el hombre  es todo bondad, porque fue creado como la imagen y manifestación de Dios. Nunca ha estado separado del Bien.
Tampoco fue creada una humanidad cainita. Ni siquiera hubo un Adán y Eva más allá de la fábula de un paraíso perdido. Todos continuamos en la Casa del Padre.  
Pero, ¿cómo detener la matanza? Reconociendo que no tiene su origen en Dios, el único creador. Privándole de causa, y por tanto, de existencia.
Sólo es Dios y su manifestación infinita. Sólo hay paz para los hombres que Dios ama. Es decir, para todos.
¿Y cómo percibir que sólo existe esa paz? Disolviendo las malas noticias con la luz de ese auténtico evangelio: “para Dios todo es bueno”.
Hay que despertar de esta pesadilla que creemos tan real.
Decir esto parece muy fuerte. De una fantasía evasiva. Pero no otra fue la actitud de Jesús.
Ante el anuncio de una muerte afirmó con contundencia: “La niña no está muerta, sino dormida”. Y apartado de los incrédulos - a solas con los padres-, se dirigió a la pequeña convencido de la inmutable bondad de la creación divina. “Niña, levántate”. Y los padres recobraron a su hija.   
Podemos seguir llorando incrédulos a los millares de muertos de cada día.  
O podemos despertar de nuestro particular sueño de desuniones y encender la luz que disipe la oscuridad en que los hombres se disfrazan de enemigos.
Yo prefiero, como estudiante de la Ciencia Cristiana, optar, como el Maestro, por la alternativa cristiana: ver ahora  lo que Dios siempre está viendo. Él sólo ve el Bien. El siempre ve lo que es. 
“Jesús veía en la Ciencia al hombre perfecto, que aparecía a él donde el hombre mortal y pecador aparece a los mortales. En ese hombre perfecto el Salvador veía la semejanza misma de Dios, y esa manera correcta de ver al hombre sanaba a los enfermos. Así Jesús enseñó que el reino de Dios está intacto, que es universal y que el hombre es puro y santo." (Ciencia y Salud 476:34-6) 

domingo, 27 de agosto de 2017

"NO TINC POR"

Todavía me resuena el grito multitudinario de la manifestación de Barcelona a propósito de los últimos atentados.
¡No tinc por! ¡No tinc por! ¡No tinc por!
Que en la bella y españolísima lengua catalana significa "¡No tengo miedo!"
Y no dejo de preguntarme "¿Cómo es posible decir esto desde la  verdad? 
O se trata simplemente de un eslogan, creíble de forma puntual porque se grita en la frágil compañía de la anónima multitud.
Me encantaría que ¡No tinc por! respondiera a una firme y sólida actitud.
Porque sería la prueba inequívoca de que la pesadilla que lo motivó se habría disuelto para siempre.
Una confirmación de que al fin se había logrado la armoniosa e inmutable paz.
Ya que sólo es el Amor lo que elimina el escalofrío del miedo.
Y desde ese Amor la frase coreada este sábado sería el abrazo que juntara en el UNO a todos, sin odio ni rencor.
Porque estos últimos sentimientos aparte de abrir abismos entre unos y otros, nunca pueden acabar con el miedo.
Y así, considerando una vez más que sólo "el Amor elimina todo temor", contemplo desde ahí a todos y consigo confesar con algo más de sinceridad "NO TINC POR" 

A VUELTAS CON LA LUZ


Para visionar los productos de esa fábrica de sueños que es el cine se necesita oscuridad. Cuanto menos luz haya, más nítidas resultan las imágenes, más reales parecen.
 Así ocurre con esta existencia "virtual". En la medida en que la luz sea más escasa, más "real" parecerá todo. De ese modo creemos estar rodeados de males, de seres a cual más imperfecto, a la vez que nos sentimos impotentes para resolver cualquier situación. Como cuando en un sueño necesitamos correr para huir de un aparente peligro y nos sentimos paralizados.
 Por muy soleado que sea el día, se necesita mucha luz "auténtica" para captar la Verdad de todo.
 En esas tinieblas todos somos tentados. Nos percibimos como atados a perpetuidad por la limitación. En esa negrura es donde se sitúa el caos.
 Jesús, el hombre que vive el Cristo, dijo "Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida."(
 Juan 8:12 ) ¡"Luz de la vida"! Vida y claridad están relacionadas incluso en nuestra naturaleza. Todo necesita de luz para vivir en esta tierra. 
 Pero ser portador de luz hasta el punto de identificarse con ella no está restringido a unos pocos, o sólo al maestro de Nazaret.
 Jesús también dijo dirigiéndose a sus estudiantes: "Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder". (
Mt 5:14)
 A veces me pregunto por el distintivo del cristiano. El amor como lo fundamental, es la respuesta rápida y casi obvia. Pero, ¿puedo amar al criminal, al pederasta...? ¿Se puede amar todo? Y en auxilio a mi perplejidad viene la luz. El mal, imposible de atraer el aprecio, sólo se "descubre" en las tinieblas. A la luz, todo es bello, bueno, como lo proclamó la Mente divina en el amanecer de la realidad que llamamos creación.
 Ser estudiante de las enseñanzas del Cristo, es tener como misión iluminar. Para que, una vez identificados como "imágenes" de nuestro Padre-Madre, reconozcamos todo como manifestación de la Mente infinita (
Ciencia y Salud 468:11-12) y ayudemos a cada uno a descubrirse como parte de la gloria de Dios.
 Cada individuo que nos tropezamos en casa, en la calle, en el trabajo, en todas partes, nunca es imperfecto o necesitado. Siempre es y ha sido un hijo de Dios, en plenitud de cualidades divinas. Para gozar de la existencia es preciso que se reconozca como tal. Pero casi siempre se siente incapaz para librarse de la culpa, del dolor o del miedo. Necesita de iluminación. Y nosotros estamos aquí para reconocerlos como lo que en realidad son.
 Y así ayudaremos a que se cumpla lo anunciado por Isaías (
Isaías 9:1-2) a los angustiados por la oscuridad. Lo que el evangelio de Mateo da por hecho y no como algo a esperar: "El pueblo que habitaba en tinieblas vio gran luz, y a los que habitaban en región de sombra de muerte, luz les resplandeció". (Mt 4:16) 

sábado, 26 de agosto de 2017

LA GRATITUD ES JÚBILO ESPONTÁNEO

La gratitud no es un expresarse deudor respecto a Quién sin cesar nos regala el Bien.
No es algo que añadir a nuestra lista de deberes.
Agradecer es un acto reflejo para todo el que está despierto.
Es reconocer en todo lo Único que es.
Una vez descubierto, lo que sigue es un júbilo espontáneo.
Si me tengo que esforzar para dar gracias, es que sigo inconsciente, cegado por el sueño.
La gratitud es el efecto de experimentar la Verdad. Es el eco replicante.
Si no es la canción pegadiza y continua en mi diario caminar sólo testimonia mi somnolencia.
Que sigo hundido y velado en la noche, por mucho neón artificial de frases espirituales y "positivas" que pretendan iluminarla.

TENGAMOS COMPASIÓN. NUNCA LÁSTIMA


El día me recibe con una "bienvenida" hipnótica. 

Los problemas parecen multiplicados. Amontonados ante mí con angustiosa urgencia. Convertidos en una roca enorme con la que se hace imposible ascender a lo alto.
Pero el relato evangélico me ilumina el escenario.
Ante Jesús una multitud hambrienta. Y él se llena de compasión. Pero no de "lástima". Porque hay una gran diferencia.
 Sentir "pena" es reconocer el problema. Añadirle entidad. Complicar más el tema.
 El compadecer del Maestro es la expresión de su unidad universal. Siente suyo lo de todos.
 Se sabe uno con el Padre y con todo su divino reflejo. La creación entera está abrazada en un único destino de infinita armonía.
 No existen problemas para algunos. Sólo la solución de todos. Hay que desterrar el singular. Porque no "soy", sino "somos". 

Este plural no contradice la unidad. En verdad, lo Uno es "universo" en su manifestación.
Jesús descubre una necesidad. Y sabe que eso es imposible en el reino de Dios.
No ve la fatiga, el hambre... como algo a soportar como auténticos.
Lo único que se necesita es despertar a la realidad: restablecerla en nuestra conciencia.
Cada desarmonía sentida como propia o ajena, es una llamada a entrar en la Casa del Padre.
 El Maestro no elude la hipnótica imagen de una muchedumbre cansada. Dar la espalda a la oscuridad no enciende ni un fósforo. Se precisa sustituir la ilusión de carencia con la realidad de la abundancia. Es lo que Jesús hace, hasta la exageración de canastas y canastas llenas de alimento sobrante.
 El hambre no es responsabilidad de los hambrientos, sino de los que conocen la Verdad. Y así con todo.
 Se trata de elevar la mirada. No quedarnos en la información de unos sentidos miopes y casi nada fiables.
Con frecuencia he tenido que volar de una ciudad a otra. A veces antes de despegar, parecía que las nubes negras cargadas de lluvia habían convertido el cielo en un opresor techo de tinieblas. Pero era bien falso. Cuando alcanzábamos la altura adecuada siempre comprobábamos que arriba todo era de un azul radiante.
 La oscura montaña de problemas la descubro ahora como un "negativo" fotográfico. Y con la luz del pensamiento elevado comienzo a revelar la gloria de Dios que toda situación encierra por muy alarmante o pesada que aparezca. Y entonces es cuando me doy cuenta que el viaje está acabando y ya estoy llegan

do a Casa.

MARY BAKER EDDY Y LA MÁS PRÁCTICA EDUCACIÓN INFANTIL.

Me llama mucho la atención como hoy familias se desviven porque sus niños estén toda la semana ocupados en múltiples y diversas actividades deportivas, idiomas, baile...
Sin apenas tener tiempo para una seria y sólida instrucción en como ser felices de verdad.
Por eso copio aquí estas palabras de Mary Baker Eddy:
"Los padres debieran enseñar a sus hijos a la edad temprana posible las verdades concernientes a la salud y a la santidad. Los niños son más dóciles que los adultos y aprenden más pronto a amar las sencillas verdades que los harán felices y buenos.
Jesús amaba a los niños por estar libres de mal y por su receptividad a lo que es justo. Mientras la edad madura claudica entre dos pensamientos o lucha contra falsas creencias, la juventud hace progresos fáciles y rápidos hacia la Verdad.                     
Una niñita que ocasionalmente había escuchado mis explicaciones se lastimó un dedo gravemente. Pareció no hacerle caso. Cuando se le preguntó acerca de ello, contestó ingenuamente: “No hay sensación en la materia”. Se fue corriendo, con ojos alegres, y añadió poco después: “Mamá, el dedo no está nada dolorido”.
 La tierra y la semilla
Quizás hubieran pasado meses o años antes que sus  padres hicieran a un lado sus medicamentos o alcanzasen la altura mental que su hijita alcanzó con tanta naturalidad. Las creencias y teorías más obstinadas de los padres a menudo ahogan la buena semilla en la mente de ellos y en la fe de sus hijos. La superstición, como “las aves del cielo”, arrebata la buena semilla antes que haya brotado.
La enseñanza de los niños

A los niños debiera enseñárseles la Ciencia Cristiana, o sea, la curación por la Verdad, entre sus primeras lecciones, evitando que hablen de teorías o pensamientos acerca de la enfermedad o que los abriguen. Para evitar que vuestros hijos experimenten error y sus sufrimientos, no permitáis que entren en su mente pensamientos pecaminosos o enfermizos. Estos últimos deben excluirse sobre el mismo principio que los anteriores. Eso hace accesible a la Ciencia Cristiana a edad temprana".   CIENCIA  Y SALUD 236:25-23

viernes, 25 de agosto de 2017

TODO UN ALIVIO

La perfección de la Verdad no depende de lo intachable que sea el yo.
La belleza del paisaje no cambia porque quien pretende contemplarlo sea miope.
Que el ciego no lo vea nada influye en su completa armonía.
Eso consuela y fortalece la confianza cuando una petición de ayuda remueve mi sueño..
El Bien de cuya existencia he de dar fe, continua tan intacto como la última vez que experimenté Su constante Presencia.
Qué liberación es saber que sólo la Mente la única reconoce sin falla alguna Su infinita manifestación.
Conocer que los altibajos del yo no cuentan en absoluto es todo un alivio.
Aunque ese Don Nadie pretenda ser causa o efecto, y tener algo que ver en la real existencia.

ORAR, ES ORAR SIN MOTIVO


Todavía leo correos con “Por favor, pida por mi pierna” o “Ore para que mi hija sea admitida en tal o cual empresa”…
Peticiones semejantes  se repiten por teléfono o en persona.
A la vista de esto se podría pensar que el diario quehacer del practicista es encasar huesos dislocados, conciliar parejas desarmonizadas, conseguir fondos para pagar el alquiler de la casa, luchar con denuedo contra un cáncer maligno o enfrentarse a una situación imposible.
Sería paradójico que quien acepta la Ciencia Cristiana como su camino natural, se sienta obligado a permanecer  en un mundo ilusorio o a entrar en él, cada vez que recibe un e-mail o es contactado de alguna forma.
Nuestra ocupación central, y en muchos casos, única es orar. Pero esa actividad no nos obliga a batallar un tiempo y al siguiente también, con lo que son huellas de la nada.
Los llamados “tratamientos” no pueden dar certificado de existencia a las pretensiones mentirosas de una mente suplantadora. Tratar en metafísica es subrayar lo que sabemos, subir el volumen de la convicción ante cualquier argumento erróneo e incluso cegar con la luz de la Verdad aceptada la más mínima sombra.
Sentirse vocacionado a la práctica, no es atarse a un continuo lidiar con los errores ajenos. De hecho ninguno de ellos lograría asirse a nuestra conciencia si no le ofreciéramos un soporte. Entregarse a la práctica es más que un servicio al prójimo, una ayuda para enfocar más y más la verdadera visión de la Verdad.
No es tanto trabajar por erradicar el error del otro, como purificar la propia conciencia y experimentar la Verdad.  Es permanecer en la Mente, y en la Armonía de Su universo.
No se ora, es decir, “se escucha” a Dios por el interés de conseguir lo que alguien no tiene, sino por estar en la inseparable posesión del Todo. (Cuando se acude a un practicista no se busca la ayuda de una “persona” más fuerte para vencer a quien ataca. Solicitar su oración es sobre todo, aceptar su “atmósfera mental”.)
Orar, por tanto, no es una reacción provocada por lo que se llama error. Porque al ser éste creación de la nada, tampoco es capaz de acción.
Orar no es cambiar algo, sino afirmarse en el gozoso Todo.
Orar es el estar consciente de la grandeza del Alma. Y eso es Vivir a la vez que alabar.
Orar es sintonizar con el Amor incondicional que no actúa por interés, sino por ser siempre el Bien.
Entretenerse con rosarios de negaciones y argumentos sitúa en la dualidad del Bien contra el mal, aparta de la contemplación de la Verdad y priva del gozo continuo que constituye la Vida del Uno.
Sólo el tener por única realidad lo que la Mente conoce es lo que hace eficaz la oración.

Orar sin cesar es un hacer sin motivo. Es sólo reconocer como verdadero y actual lo que la Mente está conociendo. Es un aprender acerca de Dios. En esto reside su poder vivificante.

jueves, 24 de agosto de 2017

PARA CONSEGUIR LA UNIÓN QUE NO ASFIXIA

Desearías estar más unida con éste o aquel familiar.
Y por más que haces no lo consigues.
En realidad, el universo es como una rueda de infinitos radios que para estar todos juntos y en su sitio se necesita estar unidos con el centro y no entre sí.
Por eso para que gocemos del otro sin invadirlo hay que ser consciente de nuestra inmutable y perenne unión con Dios. 
Puesto que Él "...es simultáneamente el centro y la circunferencia del ser (Ciencia y Salud 204:1).
Es el secreto para conseguir la unión íntima que no asfixia.

¡NUNCA ESTUVO!


Fueron años de preciosa felicidad matrimonial.
Ahora,  él había “pasado” de forma súbita, inesperada.
Ante los sentidos un cuerpo desplomado, como una ropa desechada.
La esposa, transida de paz, suspira: “Papa, ya no está ahí”.
Y dos palabras más se añaden, esclarecedoras: “¡Nunca estuvo!”
Agradecí el relato como un regalo.
Fue una iluminadora confidencia. Una ventana abierta a una mayor comprensión.
Ni el padre, ni la esposa, ni el hijo, ni yo ni nadie, estamos “aquí”.  En este escenario con límites. Donde ni el tiempo, el  espacio, la felicidad, la abundancia… son incontables.
Es muy saludable saber que NUNCA estamos en la materia. En lo escaso, lo feo, doloroso, desierto, ruinoso…
Entonces, ¿dónde? Parece que nos sumimos en la confusión. Casi igual a la del despertar de un sueño profundo. Por segundos no sabemos en qué lugar estamos.
Pero pronto, las sombras de la noche se esfuman, con la conciencia de la “realidad”.
Si así no fuera, caminaríamos como en el vacío, sin “memoria”, desconocidos de nosotros mismos.
(En realidad, esa es una fiel descripción de muchas existencias)
Esa experiencia del volver en sí, más de una vez percibida por todos,  ayuda en la búsqueda de nuestro auténtico sitio.
Nunca hemos estado en este sueño que llamamos vida mortal. ¡Qué contradicción! (vida y muerte)
Entonces, ¿dónde estamos ahora?  Es importante saber qué terreno pisamos.
Pero, es útil,  no que busquemos, sino “re-conocer” (1) el lugar.
Ya nos estamos moviendo en Dios, en la Vida, en la Armonía, en la Sustancia, en la Perfección, en el Todo.
No hay que esperar o merecer.
Tampoco de alcanzar nada. Sino descubrir lo que Dios ya hizo. Así los bienes “imposibles” se convierten en benéfica y cotidiana compañía. (2)
Esa es la Buena Noticia. La que hemos de abrazar con fe gozosa y agradecida.
Porque sólo la incredulidad nos confunde. Ella es la que oscurece el eterno e infinito cielo.Donde siempre estamos, y nunca en otro sitio. Y si "aquí" no estamos, tampoco tendremos "muerte".
 (1) “reconocer” significa  “volver a conocer” y también “agradecer”.  (2) Ciencia y Salud 260:15

miércoles, 23 de agosto de 2017

HABLANDO CON PROPIEDAD

Hablemos con propiedad.
En castellano la voz pasiva apenas se usa.
Y la verdad es que no somos amados, sino somos Amor.
Muchos se desesperan por no sentirse amados.
Y por eso caminan tristes y faltos de vida, cuando en realidad siempre tienen en sus manos el cambiar esa situación de aparente carencia
La felicidad no consiste en sentirse amado.
El gozo es sentir el amor.
Y eso se experimenta cuando somos conscientes de que lo somos, lo manifestamos y nos damos.
Como le ocurre al grifo o canilla, que sólo al abrirse se humedece y disfruta del agua cuanto más da.


PENSANDO DESDE EL CALOR


En Agosto la zona donde resido se afiebra. Hasta se llega a sobrepasar los 40º. Esa cota se supera con relativa y ardiente facilidad. Con los rostros bañados en sudor y resecas las gargantas, la sed hace acto de presencia. Y surgen los consejos. “No consumas líquidos azucarados”. “Lo mejor es el café que es amargo”. “Bebe agua. Es el mejor remedio”.
Y entonces, un ángel refresca mi conciencia con su mensaje: “ Sólo Dios sacia mi sed”.  
Eso me recuerda la frase de Isaías: “Porque yo derramaré aguas sobre el sequedal, y ríos sobre la tierra árida; mi Espíritu derramaré sobre tu generación, y mi bendición sobre tus renuevos. (Isaías 44:3)
Diagnosticamos carencias y deducimos con sospechosa lógica lo que mejor llenará nuestros vacíos.
Ansiamos con desespero salud, bienes materiales, esta o aquella relación amorosa…
Sin darnos cuenta, como Agar, que el manantial no está lejos. Se encuentra en nuestro mismo angustioso desierto. Siempre donde estemos. Pero nuestra visión precisa luz espiritual, para descubrirlo y gozarlo.
Cuando se siente el hambre no hay que convertir las piedras en panes. No hay que cambiar la irreal condición material instalada en lo que llamamos “nuestros pensamientos” por una presencia “mejorada”. “No es eso lo que le da la vida al hombre, sino la Palabra, los pensamientos de Dios”. (Cf. Mateo 4:3 y 4)
No hay que buscar fuera de nuestra conciencia. Todo está dentro, en lo íntimo de nuestro ser.
Como nos recuerda Agustín de Hipona en sus Confesiones: “Y tú estabas dentro de mí y yo afuera, y así por fuera te buscaba…  me lanzaba sobre estas cosas hermosas que tú creaste. Tú estabas conmigo, mas yo no estaba contigo. Reteníanme lejos de ti aquellas cosas que, si no estuviesen en ti, no existirían.” (1)
Debemos saber qué buscamos, qué es lo que anhelamos. Todo lo que necesitamos es Dios. Él es nuestra herencia. (Salmo 16:5) Y para ese tesoro no necesitamos mapa. Porque está dentro de nosotros. Sólo tenemos que regresar a nuestro verdadero ser,  de la tierra de la nada, de lo inexistente. Y respirar el perfume de la Vida.
Pienso que los que visitan este modesto rincón de reflexiones son como se describen en Ciencia y Salud “…–sencillos buscadores de la Verdad, fatigados peregrinos, sedientos en el desierto-“  que “esperan con anhelo descanso y refrigerio”. (Ciencia y Salud 570:13-17) Por eso mi deseo más ferviente es que todos apuremos el vaso de agua fría que de verdad acaba con nuestra sed, y que no es otro que el Amor incondicional que desde la eternidad nos pensó.
 (1) Agustín de Hipona: Confesiones. ¡Tarde te amé, hermosura tan antigua y tan nueva, tarde te amé! Y ves que tú estabas dentro de mí y yo fuera, Y por fuera te buscaba; Ignorante como era, Me lanzaba sobre estas cosas hermosas que tú creaste. Tú estabas conmigo mas yo no lo estaba contigo. Me retenían lejos de ti aquellas cosas Que, si no estuviesen en ti, no serían. Llamaste y clamaste, y rompiste mi sordera: Brillaste y resplandeciste, y fugaste mi ceguera; Exhalaste tu perfume y respiré, Y suspiro por ti; Gusté de ti, y siento hambre y sed; Me tocaste y me abrasé en tu paz. "Nos hiciste, Señor, para ti, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti" 

martes, 22 de agosto de 2017

LA UNIVERSAL SOLUCIÓN

La causa del terrorismo  es el odio.
Que a su vez no sólo genera dolor sino también odio.
Por eso, lo que mejor lo disolverá serán inundaciones de Amor.
Que nada nos aparte de esa conciencia.
Quien atenta contra los demás es porque padece un gran déficit de valoración.
La violencia sólo enraiza donde no se siente el Amor. 
Por eso la mejor medida antiterrorista es abortar sus contagiosos efectos, al poner más amor allí donde se nota el escalofrío de su ausencia.
Así que amemos al que sólo puede asesinar el sueño.
El Amor, lo único real, es siempre el máximo protector.
Y la universal solución. 


DIOS NO NECESITA PUBLICIDAD



 "Es probable que Dios no exista. Deja de preocuparte y disfruta de la vida".
Es el texto que anuncia el autobús de la imagen.
Primero en Londres.
También el slogan se paseó por Barcelona, y por Madrid, como publicidad rodante.
Y un segundo anuncio afirmando la existencia de Dios tomó las calles como respuesta de una comunidad evangélica.
Hasta aquí el hecho. Mi reacción ha sido no oponerme al primer anuncio.
Porque hay que evitar los enfrentamientos. Las cruzadas por muy evangélicas que parezcan son el fratricida argumento de la ausencia de Dios. La unidad es necesaria para que el mundo crea, nos recuerda la oración de Jesús en Juan 17:23.
Veo incluso, una intención positiva en la iniciativa del llamado "autobús ateo".
Expresa un buen deseo: que la gente viva sin preocupaciones y goce de la vida. Esto siempre es de alabar y apoyar.
El mismo Jesús pregonó "No os preocupéis..." (Lucas 12:22) Y toda su proclama fue una "buena noticia", una llamada a vivir en bendita felicidad.
Sólo hay que ahondar en lo publicitado y hacer una corrección radical. Yo sustituiría "Es probable que Dios no exista. Deja de preocuparte y disfruta de la vida" por "Alégrate. El Dios que te sume en la preocupación e impide el disfrute de la vida, ciertamente no existe".
Para ese Dios, yo soy aún más ateo. Por eso suprimo con rotundidad lo de "Es probable que no exista" por la siguiente afirmación que nace de mi convicción: "ciertamente no existe".
Ese Ser no puede ser.
 
También he leído como refutación al anuncio en cuestión que el 95% de la población mundial es creyente.
El dato me asombra. Y me pregunto, ¿cual es el mundo en que se vive esa fe? A la vista de las obras que ella produce, el autobús ateo" nos debería hacer pensar. Deberíamos reflexionar de acuerdo a lo dicho por Santiago:  “Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras?” (Santiago 2.14)
Si una mayoritaria fe en la deidad no ha cambiado el mundo, ¿acaso no habría que cambiar de Dios?
Se impone revisar el mensaje del Cristo presentado por Jesús que habla de sanar a este mundo.  Aun más, escuchar al Consolador prometido por el mismo maestro de Nazaret: “Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros”. (Juan 14:16-17.)
Un Consolador que “entiendo… es la Ciencia divina” (Ciencia y Salud 55:30), que sin pertenecer a nadie, es para todos y nos revela el actual, absoluto y armonioso gobierno de nuestro Padre-Madre.
En mi modesta opinión dejarnos conducir por Él es lo útil y provechoso. Porque en realidad el Dios verdadero no necesita de propaganda.

lunes, 21 de agosto de 2017

LA RESPUESTA CORRECTA

“¿Amas a Dios?”
Preguntó  mi maestra el primer día de clase.
Guardé silencio y me repetí la pregunta.
Sin encontrar. desde mi honestidad, respuesta que se correspondiera con la realidad.
Hasta que Christiane declaró con firmeza:
“Pepe ama a Dios”.
Y sentí, húmedos mis ojos, que esa era la respuesta correcta.
Desde la Verdad. 
Porque como idea de Dios -lo único que soy- le amo infinito.
Eso nada lo puede cambiar.
Antes era el “yo” quien había intentado contestar desde el sueño.
Pero ese “Don Nadie” entrometido no cuenta.
Porque ni tiene voz ni voto en la realidad.
Algo que tampoco debo olvidar.

NO TE CONFUNDAS DE CASA


Leo en tu correo: “Te escribo de nuevo, porque aunque me aseguras que en la Casa de Dios no hay falta de nada, yo continúo angustiado. Las evidencias de carencia persisten. Me afirman lo contrario y me impiden pensar diferente.”
Mi querido amigo, con toda sinceridad, creo que te confundiste de casa.
Nos pasa a menudo.
Buscamos en un hogar que no es el nuestro. En un mundo del que no somos y en el que, sin embargo, creemos estar.
Tienes razón: ahí sólo se encuentra vacío.
Pero esa no es nuestra casa.
 El “hijo pródigo” padece necesidad, hambre, ruina… al suponer que está fuera de la Casa del Padre. Pero en su ilusión no se confunde. Ese espacio de miseria nunca  puede ser la casa del Padre.
Restablecer ahí la abundancia y la perfección es misión imposible. Para él y para todos.
La solución a la creencia de carencia extrema es volver en sí ¡despertar!
Se trata de regresar al Padre (aunque nunca lo dejamos).
Volverse a Él,  no importa si con pasos inseguros y cielo nublado. Pero “volverse” (darle la espalda a la nada) hasta sentir con su confortador abrazo, la abundancia, sus regalos, la gracia y la fiesta.
Busca en el Padre y no fuera. Es decir, busca a Dios y experimentarás todo lo que necesitas (llámese provisión, salud, compañía, seguridad…).

Y no olvidemos que sólo al volvernos a Dios es como en realidad volvemos en sí .

domingo, 20 de agosto de 2017

LA CORRECCIÓN PERFECTA

Acabo de recordar cuanta inspiración sentí al conocer la práctica de cierta tribu africana.
Cuando alguien comete una falta se le coloca de pie en el centro del poblado. 
Después la comunidad le rodea en un perfecto círculo. 
Y todos, hombres y mujeres, adultos, niños y ancianos, comienzan a decirle por turno todas las cualidades y hechos buenos que conocen de él. 
Eso puede llevar horas, e incluso un día completo. Al final es reintegrado en la colectividad después de ser abrazado por cada uno de sus miembros.
Esta sabia forma de corregir se acerca mucho a la perfecta. 
No se trata de afear al mal y darle inmerecido protagonismo.
Sino manifestar todo el Bien que cada uno es. 
Y hacerlo desde el Amor que sana todo. 
Ya se corrija al prójimo.
O a uno mismo que suele parecer lo más difícil.
Ese enfrentarnos con lo que en realidad somos, el reflejo pleno del Uno es todo lo que hace falta.


¿PROGRESO?


 ¡Nunca!
¡En absoluto!, si afirmar significa “añadir perfección”.
Nadie hay avanzando hacia ese punto.                                                                                     Jamás lo hubo ni lo habrá.
Al respecto, la Sra. Eddy escribe: "La Ciencia Cristiana es absoluta; no está detrás del punto de la perfección ni avanzando hacia él; está en ese punto  y desde él se debe practicar." (1)
Pero, entonces... ¿Dónde está “mi” comprensión, “mi” provisión, “mi” armonía...?
En la única Mente, que es la tuya y la mía.  Y la reflejo cuando tengo esa alegre y agradecida conciencia.
En Dios me muevo, vivo y tengo mi ser” se podría traducir como “en Dios tengo mi todo y Él es Todo”.
Porque de mí, como alguien separado de Él, como otro yo, nada tengo ni soy. 
El que sufre, el ignorante, el necesitado... sólo es una ilusión a desenmascarar junto a sus asfixiantes y limitadas condiciones de carencia y amenazas.
La dualidad es el gran escollo donde estrellamos el gozar la Verdad. Y hay que evitarla si queremos vivir en la única realidad donde no hay progreso sino ETERNA PLENITUD para disfrutar desde el ahora.  

(1) La primera iglesia de Cristo, Científico y Miscelánea 242:5-7.