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martes, 1 de agosto de 2017

NO TEMAS. SOLO CREE.



  Son las palabras de Jesús a un padre cuya hija acaba de fallecer. 
La recomendación del Maestro.Ante algo tan evidente y de una claridad  hasta hiriente, suena como "fuera de lugar"  ¿O somos nosotros los que estamos "fuera"?
¡Creer!, ¿creer en qué? ¿Qué es tener fe? Aferrarse a algo o a alguien como verdad.
“Cuando la ilusión de enfermedad o pecado os tiente (os toque, os zarandee) aferraos firmemente a Dios y a su idea”(Ciencia y Salud 495:17).
Pero, para tener fe hay un requisito previo: “No temas”. ¿Cómo no temer hasta el desmayo, con un hijo de cuerpo presente?
“El perfecto Amor expulsa todo temor”(1 Juan 4:18). El perfecto es el de Dios. ¿cómo sentir esa amorosa presencia? Se trata de volverse a Dios. Darle la espalda a toda aquella sensación, visión, pensamientos, palabras… que nos intimidan. Hacer salir del escenario a todo lo que no sea esa Presencia. Cerrar la entrada a todo lo que no sea ese Amor.
Atrás la oscuridad, delante la luz.  Sólo así se puede creer. No hay otro camino para descubrir lo real. Tras la mortaja de una muerte, fin de todo, siempre es -siempre- sólo un sueño del que despertar a la Vida.
Pero el camino es único: expulsar el negro temor con el Amor que ilumina. Orientarnos hacia el amanecer, de espaldas a la noche cerrada.
En sus “Reminiscencias” John Randall Dunn, registra una pregunta  a Mary Baker  Eddy, cómo las que me he hecho más arriba.
Y la respuesta es toda una inspiración para la práctica de la Ciencia Cristiana. “Es el Amor el que sana, sólo el Amor”.
Quédate en paz. Nada tienes que hacer. Sólo el Amor sana. Sin Él todo es nada. Sólo Él debe llenar toda la habitación. Como en la Realidad siempre -y ahora- está ocurriendo.
Y como la estudiante no acabara de asimilar el mensaje, la Sra. Eddy concretó qué hay que hacer: (Se demostrará la curación)“cuando creas lo que dices. Yo creo cada declaración que hago de la Verdad”(1).
Pero ese creer no es un acto de voluntad propia. Es la consecuencia de sentir el Amor, al dar la espalda a todo lo que no refleje la armonía del Amor.
Y sentir en la oscuridad la paz de Su presencia, ya es un amanecer que prepara no el creer sino el ver lo que sólo es.
(1) citado en MARY BAKER EDDY, UNA VIDA CONSAGRADA A LA CURACIÓN CRISTIANA, página 87.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Obrigado, José.