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jueves, 31 de agosto de 2017

HABLAR CON PROPIEDAD


Hablar con propiedad es igual a llamar a las cosas por su nombre.
Es como decir: “Al pan, pan…”
Y es una necesidad que vengo sintiendo. La de mejorar el argot que a veces usamos los estudiantes de la Ciencia Cristiana.
Por ejemplo, llamar “creencias” a las desarmonías denunciadas por  los sentidos físicos.
Pero si no estoy alerta eso supone que acepto una concreta realidad que puede ser buena o mala. Porque la fe en alguien o algo reconoce siempre de entrada su existencia.
Decir tengo una creencia  de fiebre con la intención de evitar la afirmación de esa condición irregular es cuando menos confusa.
A mi parecer, sería mejor sustituir “creencia” por sugestión. Esta palabra significa “efecto de una influencia producida por un elemento  extraño y externo y no por algo en sí”.
Leemos en Escritos Misceláneos: “primero, una suposición; segundo, una creencia falsa; tercero, sufrimiento; cuarto, muerte”.(1)
    La Sra. Eddy coloca en primer lugar “algo que se supone”. Es decir, algo no probado, pero que nos está induciendo a “creer”. Y como consecuencia de esta suposición no contrastada, llegará el sufrimiento. Y después, incluso la muerte.
 Por el contrario, reconocer que algo sólo se nos está sugiriendo ayuda a desenmascarar una imposición, algo que atenta contra la capacidad de razonar.  
Es en ese estadio de “sugestión” o “suposición” donde hay que  plantear la defensa. Son a esas influencias a las que hay que cerrar la puerta de la conciencia. Porque si se les franquea ya será muy difícil interrumpir la fatal secuencia.
 En términos bíblicos, también usados por la Sra. Eddy (2), prefiero llamar “tentación” a esa primera fase del ataque.
 Jesús siente hambre. (3)   El pensamiento del “mundo”, distinto y distante del pensar de Dios, le sugiere que al no alimentarse de pan, indefectiblemente ha de experimentar debilidad.  
La sugestión intenta inocular incluso la duda acerca de la propia identidad. ¿Es él la perfecta imagen del Padre-Madre o un mortal sometido a carencias? ¿Hay que acudir a una supuesta materia para solucionar una supuesta condición?
El Maestro no conversa con lo que le grita los sentidos. No deja que la tentación se convierta en “creencia”.  
Abre su oído sólo a los pensamientos de Dios y bloquea la entrada a otras consideraciones.
Nada material proporciona  la vida y la fuerza. Sólo las palabras que expresan los pensamientos de Dios.  
No se puede dar crédito a las sugestiones.
La fe que nace de la comprensión sólo está reservada a la Verdad.
(1) Escritos Misceláneos 332:24-26; (2) Ciencia y Salud 495:17; (3) Mateo 4:2  Después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre. 3 El tentador se le acercó, y le dijo: «Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan.» 4 Jesús respondió: «Escrito está: No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.» 

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