AUNQUE EL YO CAMBIE, MI SER PERMANECE PERFECTO

Si Él es nuestra Vida.

Si es nuestra Mente.

Y nuestra Alma.

Constituye nuestra realidad o Verdad.

Y también es nuestra Sustancia o Espíritu.

Si es la Ley, el Principio que me rige siempre.

Si nunca deja de ser nuestro Amor o Poderoso y armonioso Bien.

Entonces al sorprender al yo haciendo lo que no debe no he de anclarme frustrado en la culpa.

Aunque ese don nadie, creación de la mente mortal, divague, dude, dormite, yerre o tema, no nos debemos entretener con sus autocondenas, desesperos por imposibilidad de lograr el bien, sus propósitos de enmienda y demás rutinas del sueño.

Sino cuanto antes y con muchísima alegría me reconozco de nuevo como la manifestación de Dios que nunca puedo dejar de ser.

NO SOY EL SOÑADOR

Descubrir que no soy quien pienso es afortunado hallazgo que exige mudanza en el actuar.
Costará trabajo a estas alturas del partido cambiar prácticamente todas las estrategias..
Pero es imprescindible.
Ya que quien sufre enfermedad o cualquier otra contrariedad es tan ilusorio como la desarmomía que cree tener. 
Y mientras admita que es real ese yo, soñador y sueño a la vez, impide que se manifieste la divina imagen qué es.
No invirtamos esfuerzo en corregir errores que nunca existieron en el universo único y real. 
Sino aceptemos tan sólo como verdadera la armoniosa realidad que siempre pareció imposible.

REVISANDO LA CONSCIENCIA

Cada viernes, aparte el cuido de cada día, la casa toda es protagonista pasiva de una limpieza en profundidad. 
Diría que se escruta hasta el último rincón en busca de la mota de polvo intrusa. 
Y después... ¡que gusto sentirse en un espacio limpio y en orden!
Pensando en mañana, ya que hoy es jueves, esta higiénica rutina me ilumina ahora con un purificador propósito.
No dejar que ninguna preocupación, miedo o sentimiento de tristeza, o desánimo para sentir el Bien permanezcan escondidos, instalados en la consciencia, privándome del disfrute de la maravilla que es la clara realidad.
Sino invertir los esos errores uno a uno, sustituyéndolos por las verdades específicas que desde la eternidad son lo único que hay y hace posible el gozar de la armonía infinita.

ESTAR DESPIERTO ES NATURAL

Estoy despierto cuando reconozco que solo soy sustancia divina. 
Y que así lo son todos y el verdadero universo. 
Eso es lo natural.
Percibir lo contrario es un colaborar inútil para nada más que temporal sueño de limitados placeres o pesadilla de enfermedad, pecado o muerte.
Y todavía mucho mejor será reconocer que como el guardián de Israel nunca duermo ni reposo ( ver Salmo 120:4)
Permanezco eternamente consciente de la Verdad nunca por esfuerzo ajeno al divino. Ya que como me recordaba hoy una amiga "De Dios es tanto el querer como el hacer" (Filipenses 2:13)
Y quien sueña es la soñadora mente mortal. 
La misma que pretende convencerme de la existencia de un yo que tiene que esforzarse por ser perfecto, merecer y despertar.
Pero en la Verdad no hay más noche (Apocalipsis 22:5) ni terrores nocturnos (Salmo 91:5).
Sólo el día que hizo el Señor para nuestro gozo y alegría (Salmo 118:24).

NO ME TOCA DECIDIR

La existencia onírica en que creemos estar nos coloca frecuentemente en situaciones en las que parece que tenemos que tomar decisiones complicadas.
Y sobreviene la angustia al ignorar cuál el camino que conviene.
Hace poco el capítulo 12 del Génesis me trajo inspiración cuando me sentía impotente para elegir una alternativa correcta.
Un día Abraham se embarca en una de las más grandes aventuras de la historia. Y en la que tuvo la oportunidad de experimentar continuas bendiciones divinas.
Pero no fue él quien tomó la decisión de dejar Jarán y la casa de su padre. 
La iniciativa fue de Dios. Y mientras nada hizo que no fuera por voluntad de Yahvé, todo le fue bien. Incluso aquella ascensión al monte Moriá para sacrificar a su hijo Isaac, de la que regresó celebrando la vida y no la muerte. 
La lectura de éstas y otras páginas de la Biblia, como las referidas al Éxodo, me han liberado del dilema de decidir.
Se trata de no tener voluntad propia, que es lo que oscurece el camino.
Y dejar que se haga la divina. 
Esa es la más sabia decisión.

  

PARA RECORDAR AUNQUE SEA SABIDO

Solo soy el Bien (Su reflejo.)

Y eso ahora.

También cuando me cubre la negra nube de la pesadilla.

Entonces debo comprobar el desarrollo de mi comprensión y aceptación de lo que en verdad soy.

En vez de mirar si los síntomas de enfermedad o pecado disminuyen o crecen.

Y ya soy el bien AHORA, aunque los sentidos no lo perciban.

Y lo soy porque depende exclusivamente del Uno y no de un egóico “mí”.

Y si la ilusión de enfermedad o pecado “propios” o “ajenos” me tientan, sólo indica que me he salido del aposento interior.

Por lo que más que dolerme o condenarme, lo único práctico es refugiarme de nuevo en él. Pero no sólo para darle la espalda a la mentira, sino para llenarme de la Verdad.

Sumergiéndome en la armonía infinita en vez de atender lo que pretende contaminar de temor y error.

Porque sólo negar la mentira no hace que la Verdad se instale en la consciencia.

Y la enumeración de estos “deberes” no me debe agobiar con el peso de falsas responsabilidades, ya que es el Padre y no yo, Quien mantiene el Todo siempre intacto.

La armoniosa plenitud nunca depende de mí. ¡Qué respiro!

Así, aunque a veces parezca que me pierdo en el camino siempre puedo volver a ella y descubrirla perfecta.

Y por último, algo muy importante.

Desechar cuanto antes la compañía de la tristeza, el sentido de impotencia o de fracaso.

Y sustituir esos depresores  de la vida por la consciencia de la constante Presencia del Amor en quien siempre estamos y somos.

EL DERECHO A LA ARMONÍA.

Cuando la preocupación, la tristeza, el miedo o incluso el pánico zancadillea nuestro caminar por la existencia urge hacer lo que sigue:
1º reconocer lo más pronto posible  que nada de eso es verdad.
Sólo son sugestiones de la mente mortal. 
2º Desconectarnos de esa madre de la mentira. 
Bloquear para siempre esa hipnótica sintonía.
3º Y lo más importante, escuchar en lo íntimo de nuestro corazón lo que susurra el Amor: 
"Solo es Aquel que sana todas tus dolencias, el que te rescata del hoyo tu vida, el que te corona de favores y misericordias..." 
"Sólo es el Bien infinito manifestándose continuamente aquí y ahora, en la realidad". 
La armonía -nunca lo olvidemos- es nuestro derecho para avanzar conscientes. 
Hay que reclamarla siempre porque Dios ya nos la ha dado, y nadie nos la puede arrebatar..

DESCUBRIENDO UN SECUESTRO

Hace una semana un virus infectó mi PC.

Y secuestró el buscador del navegador.

Por eso me llevaba a páginas que ni deseo ni me interesan.

Resuelto el problema, la incidencia, me hace pensar en las

apariencias no armoniosas que encuentro en el día a día.

Es como si mi consciencia estuviera aducida también.

Ya que me presenta como mío un complicado entorno.

Cuando la realidad en que siempre estoy es en el eterno Amor

infinito.

El yo se siente incapaz de salir de la trampa.

Sin fe y convicción para aferrarse a la Única Verdad.

Desesperado al comprobar su reiterada impotencia.

Pero experimentar todo esto, lejos de hundirme sin retorno me

descubre que solo soy víctima de una mente ilegítima y sin poder.

Una ilusión que pretende gobernarme.

Una mentira que desde ella me hace imposible creer y percibir la

realidad.

Pero haber descubierto este engaño me sirve de rescate.

No es que mi ser no tenga fe, sino la incrédula es la mente

mortal, no la mía.

Y así abandono los hipnóticos pensamientos que convierten a quienes

los acojan en tristes y resignados zombies.

Sólo desde la Mente divina puedo razonar en verdad.

Nunca hay que esforzarse desde el yo. Sino aceptar gozoso y como

propio el divino pensar.

Ese es el camino definitivo a la libertad

DESPERTAR

Despertar es caer en la cuenta con radical convicción que la desarmonía, dolor o carencia de bien que parece experimentarse no es algo o alguien real que esté afectando a nuestro verdadero ser, sino una ilusión que nunca lo toca. 
Y nada tiene que ver con nosotros, sino sólo con un yo que nunca somos, aunque en el sueño lo creamos. 
Y que nada hay que sanar. Creer eso es seguir hipnotizado.
Sólo hay que reconocer desde el Alma, nuestra verdadera consciencia, la totalidad eterna del Bien, en la que siempre somos y estamos.

ESTAR EN LA REALIDAD

Estar en la realidad es ser consciente de la siguiente verdad:

Que todo lo verdaderamente bueno que nos atrevamos a pedir ya lo tenemos.

"Todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá" (Marcos 11:24)

La perfección no es algo que tengamos que conseguir sino que es lo que ya somos.

Al estar radicalmente convencido de ello, todo lo contrario por inarmónico que aparezca lo debemos desechar como irreal y se disolverá.

Orar no es pedir sino tomar posesión de lo que por gracia nos pertenece desde la eternidad.

EL TRUCO DEL "Y SI..."

Confieso que a veces uso el inocente truco de "¿Como me sentiría si...?"
Me hago preguntas y preguntas completando los puntos suspensivos con un:
"si todo fuera perfecto?" 
"disfrutara siempre del Bien infinito?", 
"no existiera dolor ni sufrimiento ni en mí ni en nadie?"
"no hubiera razón ni motivo para el temor o la preocupación?"
 "me amarán todos y mi ser amará a todos también?"
"todo fuera armonía eterna e infinita?"
Gozo imaginando por un tiempo esos maravillosos condicionales, para concluir con:
¡Pues eso es lo único que hay!
Y así logró situarme un tanto en la consciencia de la gratuita y feliz realidad.

ESTRENANDO DÍA

Hoy tengo por delante la eternidad manifestada en lo que parece un trozo de tiempo.
Pero que en nada me puede limitar. Porque no estoy ni aquí ni allí, sino en Dios donde es Todo y Bueno. En la armonía, la paz, la alegría, la seguridad. Nunca solo, sino unido al Padre-Madre de todos, el único Principio de toda actividad. Y abrazado con todos los que fueron, son o serán en esta transición, que llamamos existencia. Y afronto este presente provisto de toda la divina sustancia y consciente de mi identidad espiritual. Sin dejarme engañar por sugestiones “propias o ajenas”. Porque sé que todo lo que no refleja a Dios es simplemente nada. ¡Este es el Día para experimentar la íntima comunión con Quién es mi Vida, mi Verdad y mi Amor.

SIEMPRE EN EL ESPÍRITU

Sin dejar de pisar el valle jamás se llega a la cumbre de la montaña.
Sin dejar de considerar las carencias de bien es imposible gozar de la eterna armonía.
Se trata de empaparse de lo que es Dios y somos nosotros desde el eterno ahora.
Nunca hemos sido ni somos un yo personal, separado del "Yo soy" que es el único Ser.
Cuando en torno nuestro se evidencie la desarmonía, toca reconocerla cuanto antes como burda pretensión de hipnosis. 
Y le damos la espalda para no quedar enredados en el inutil intento de combatir el mal. 
Ni hundidos en la angustia al creer que lo que los sentidos perciben es la realidad.
Cuanto antes corramos al abrigo de la Verdad para que la consciencia del Amor nos despierte.
Atendamos a Su Palabra que iluminando el Todo descubre que siempre estamos en el Espíritu y nunca en la materia.

SOLICITANDO LA AYUDA CORRECTA

Es comprensible pero no justificable el pedir ayuda espiritual para lo que aparece como material.
Es como pedirle al agua que seque. O al frío que caliente.
"Por favor, ore para que encuentre casa, empleo, compañía...para que cese el dolor, desaparezca la enfermedad..."  
Se escucha con repetida frecuencia.
Y eso es algo así como el caballo que Ulises introdujo en Troya.
Es introducir el error en el núcleo del silogismo. Por lo que no debe extrañar que lo que desea evitar  aparezca al final del razonamiento.
Sólo para un fin debemos reclamar apoyo.
Para experimentar exclusivamente lo que la Mente percibe.
Para ver en uno y en todo la manifestación perfecta, armoniosa e infinita del Bien.
Todo lo otro es esfuerzo inútil y anclarse más y más en el terreno de la mentira.

RECUERDOS QUE ENSEÑAN

Esta mañana acudió a mí el conocido relato sioux del abuelo que le habla a su nieto de dos lobeznos que crecen, a la vez que luchan, en su interior.. 
Y estoy seguro que muchos recordarán la respuesta a la pregunta del muchacho acerca de cuál ganará la batalla. "Vencerá aquel que tú alimentes más".
Y estas palabras me traen otra imagen de infancia. 
La antigua balanza de dos platillos de mi abuela, con la que tanto jugué y que hoy rescatan para mi practica esta cita de Ciencia y Salud: 
"La mente humana obra más poderosamente para contrarrestar las discordias de la materia y las enfermedades de la carne, a medida que pone menos peso en el platillo material o carnal de la balanza y más peso en el espiritual". (CyS 155:24-28)

Y cargamos en el platillo equivocado cuando parece que sí aceptamos la Verdad. Pero al mismo tiempo seguimos mirando de reojillo a ver si el error está todavía ahí.

  

NO TE PREOCUPES POR TUS "PLUMAS"

¿Qué diríamos a quien nos comparte su preocupación? 
¡Las plumas de mis brazos se están volviendo amarillas! 
Su problema no radica en un cambio de coloración.
Sino en creer en ese insólito revestimiento, al olvidar cual es su autentica naturaleza. 
Lo que nos sucede a diario no es muy desemejante. 
Por eso, para disolver cualquier desarmonía solo hay que recordar quienes somos.
Y a esa "memoria" aferrarnos cuando nos tiente la locura.
 Nunca hemos sido ni seremos materiales, sino siempre manifestaciones espirituales del Ser que es Uno. 
A establecernos en esa Verdad debemos dedicar todo nuestro pensar, y no a preocuparnos por "nuestras" plumas.

CONCENTRADOS EN LA REALIDAD PRESENTE

Ante el acoso de la tentación de "enfermedad o pecado" hay que establecer en el pensamiento un importante dato.
Y es que no estamos solos en la lucha.
Dios con quien somos "Uno" de modo indeleble siempre está por ayudar.
Y ayuda, ya que nos ama inmensa y continuamente.
Y si estamos concentrado en la realidad presente: Dios perfecto y Su entera manifestación también perfecta, nunca sufriríamos.
Porque estar enfocado en lo que de verdad ocurre ahora no deja lugar a la mentirosa consciencia de sueño y soñador.