Estar en la realidad es ser consciente de la siguiente verdad:
Que todo lo verdaderamente bueno que nos atrevamos a pedir ya lo tenemos.
"Todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá" (Marcos 11:24)
La perfección no es algo que tengamos que conseguir sino que es lo que ya somos.
Al estar radicalmente convencido de ello, todo lo contrario por inarmónico que aparezca lo debemos desechar como irreal y se disolverá.
Orar no es pedir sino tomar posesión de lo que por gracia nos pertenece desde la eternidad.
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