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lunes, 26 de febrero de 2018

AUNQUE EL YO CAMBIE, MI SER PERMANECE PERFECTO


Si Él es nuestra Vida.
Si es nuestra Mente.
Y nuestra Alma.
Constituye nuestra realidad o Verdad.
Y también es nuestra Sustancia o Espíritu.
Si es la Ley, el Principio que me rige siempre.
Si nunca deja de ser nuestro Amor o Poderoso y armonioso Bien.
Entonces al sorprender al yo haciendo lo que no debe no he de anclarme frustrado en la culpa.
Aunque ese don nadie, creación de la mente mortal, divague, dude, dormite, yerre o tema, no nos debemos entretener con sus autocondenas, desesperos por imposibilidad de lograr el bien, sus propósitos de enmienda y demás rutinas del sueño.
Sino cuanto antes y con muchísima alegría me reconozco de nuevo como la manifestación de Dios que nunca puedo dejar de ser.

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