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sábado, 22 de abril de 2017

NO MIRES EL VOLANTE. MIRA SÓLO EL CAMINO.

 

Esta existencia es un ir hacia la conciencia de la felicidad. 
En este viaje, ¿creemos sufrir accidentes? ¿Nos preocupamos por los retrasos? ¿Parece que nunca llegamos o que estamos perdidos?  
No miremos el volante. Podríamos salirnos en la primera curva. Tampoco fijemos los ojos en los árboles que jalonan el trayecto. El choque estaría asegurado. Pongamos la mirada en el camino. Y sin tensión, casi sin darnos cuenta, nos ceñiremos a su particular trazado.
Yo considero al volante como la imagen de la voluntad propia. Y ésta estorba más que ayuda en este peregrinar.
Porque no se trata de hacerse bueno o comportarse bien. Para nada sirve el esfuerzo empleado. Aunque sea mucho y a costa de sacrificios. Eso, hasta puede convertirse en un bloqueador del avance. Incluso puede generar la soberbia o la vana complacencia paralizadora del recto crecimiento.
Sólo el Padre es bueno por Sí. Todos los demás lo somos por constituir Su reflejo. Leemos en el evangelio de Juan: "Yo nada puedo por mi propia cuenta. Sólo hago lo que veo hacer a mi Padre. Él me ama y me muestra todo lo que hace." (Juan 5,19-20)
Por eso la Sra. Eddy  llama al maestro de Nazaret "Mostrador del Camino".
Nuestra actividad es sólo "ver" lo que el Padre hace. Se trata de "elevar la mirada". De tener los ojos fijos en Dios, como nos recuerda el Salmo 123 y era la práctica continua y exitosa de Jesús. Eso es no mirar a otro lado, árboles (problemas) o volante (propio yo).
Si contemplamos sólo a Dios, nuestro “volante” copiará la acción divina como ocurre al conducir o manejar un vehículo por la carretera. 
La creencia en la voluntad propia (en la autonomía del volante) no lleva a ninguna parte, sino que nos saca del camino.
No se trata de conducirnos, sino dejarnos conducir.
La Sra. Eddy concluirá en el libro de texto de la Ciencia Cristiana:“No hay más que un camino que conduce al cielo, la armonía, y Cristo en la Ciencia Divina nos muestra ese camino. Es no conocer otra realidad --no tener otra consciencia de la vida-- que el bien, Dios y Su reflejo, y elevarse sobre los llamados dolores y placeres de los sentidos" (Ciencia y Salud 242: 10)
 .Los ojos elevados y fijos en el único Camino guiarán nuestros “vehículos” hasta el disfrute del amoroso gobierno del Padre-Madre.( "El hombre se encamina hacia la dirección en que mira, y donde está su tesoro, allí estará su corazón".Ciencia y Salud 451:15)



 

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