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sábado, 1 de abril de 2017

TÚ ESTÁS SIEMPRE PRESENTE


Muchos, con inmenso dolor, creen palpar Tu ausencia.  Y se sienten desvalidos e impotentes.
La soledad, siempre profunda inconsciencia, es la que invita al miedo.
Y entonces ya no percibimos al Amor que nos envuelve, nos empapa y es la Causa y la razón del vivir.
Quedamos ciegos e insensibles para la cálida realidad.
Lo sé por experiencia. Y mi hilo de Ariadna para escapar del angustioso laberinto siempre es el mismo: Hacerme consciente de Tu Presencia.
El deseo se inflama como una pavesa con el soplo: ¡”Venga tu Reino”!
Y al principio, la oscuridad impenetrable parece resistirse. Pero una respuesta ya me hace distinguir contornos y sombras: “Tu Reino ha venido” (1).
Y se enciende la luz: “Tú estás siempre presente”(2). Y alborea la esperanza. Y la Vida  se va alzando, y como un sol brilla el Amor en lo alto.
Tú estás siempre presente cuando al clarear el día me acomodo en el sillón para orar. Entonces Tú me tomas en tus brazos.
Igual cuando camino, Tú eres el firme donde se apoyan mis pies.
Cuando respiro Tú eres el aliento vivificante.
Me despabilas con el viento del Norte y me acaricias con la brisa del Sur.
Me saludas en el balido alegre de las cabras que acuden al arroyo para abrevar.
Te puedo adivinar en los que me cruzo hoy, y en los que estuvieron conmigo ayer, y los que me encontraré mañana.
Eres Tú quien me atraes en la belleza del rosal. Y en el perfume de la "hierba luisa" cuando al bajar al jardín me rozan sus hojas.
Me embelesas con la danza de las llamas cuando en las tardes de invierno nos reúnes a Laly y a mí ante el hogar.
Eres Tú el que me contagias de alegría con las risas de las olas saltarinas en verano.
Con cada canto me armonizas.  Eres la música de fondo de mis reflexiones. Eres mi pensamiento correcto.
Estás en la lectura que me inspira y en la frase amiga que me anima. Con la petición de ayuda que recibo, siempre vienes Tú.
También te encuentras junto a cada problema. Estos son sólo olvidos a la vez que recordatorios de tu presencia.
Me llamas en el enfermo, en el desnudo y en el hambriento. Me pides que Te manifieste ante el que tiene sed de tanto, como junto al privado de libertad.
Tú eres el emigrante que solicita mi ayuda, y el que se disfraza de enemigo o contrario para acrisolar el amor a reflejar.
Siempre Tú.  Mi atmósfera y mi compañía, mi silencio y la Palabra, mi descanso... Todo.  La iniciativa, la acción y el triunfo.  
Porque jamás estamos solos. Tú nunca te vas. Eso es lo absolutamente imposible.
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(1) y (2) Ciencia y Salud 16:35.

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