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viernes, 11 de mayo de 2018

EL ÚNICO ENEMIGO

Sólo el yo personal o “persona” es el soporte del mal.
Ya sea como agente o como víctima de la acción.
Es el verdadero y único enemigo a batir.
Es la “vital” línea de flotación de la mortalidad.
Y una vez  “tocada”, la carga completa de su desarmónica ilusión se va a pique sin remisión.
Porque no hay lugar para la persona, siendo consecuentes con el hecho incuestionable de la totalidad de Dios, el Bien.
Y tampoco, lugar donde situar el error.
De ahí la importancia de identificar todo, incluido uno mismo, sólo como feliz integrante de la manifestación infinita de la Mente.
Apoyados en esta Verdad, que es la Sustancia infinita, el día eterno será alegre receptor de las bendiciones que no tienen término.

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