La oscura crisis de Peniel (Génesis 32:25-31) es uno de los acontecimientos más iluminadores de la Biblia.
La provoca el peso insoportable de las consecuencias de una existencia protagonizada por el yo.
Y lo que se confunde con un enemigo que amenaza el futuro es "el pronto auxilio del Señor".
La crisis de Peniel indica el camino de pasar de la mortalidad de Jacob (el yo tramposo) al Israel del hombre verdadero, uno siempre con Dios.
Pese a lo que sintamos de desagradable o inarmónico en el proceso, la solución es no soltarse de Él hasta no sentir su continua bendición transformadora.
Es decir, hasta que no hagamos nuestro, su "bien-decir", la manifestación del "bien-pensar" de la divina Mente.
Esa es la finalidad de cualquier crisis, sacar a la luz lo que en realidad somos:
Israel, "el que siempre va con Dios"
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