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viernes, 11 de mayo de 2018

DISOLVIENDO LA INSATISFACCIÓN.

Rumiamos, especulamos, reaccionamos… por insatisfacción.
Un sentimiento nacido de la creencia de estar incompletos.
Lo que implica la consciencia de separación del Bien infinito.
El creer que sólo existimos en el universo de la limitación.
De ese sentir carencias se alza la resignada pasividad ante la nada.
O el erróneo hacer pilotado por la voluntad personal.
Pero todo se resuelve con el feliz despertar que nos recuerda el salmista.
“Estaré satisfecho cuando despierte a tu semejanza”. (Ps 17:15)
El sabernos exclusivamente “imágenes de Dios” disuelve todas las apetencias de tener, poder…
Y el mismo versículo nos aclara cómo se produce este despertar que acaba con cualquier clase de concupiscencia (ambición, bulimia, lujuria…).
Será cuando en todo sólo descubra la divina Presencia. “Me bastará con ver tu rostro”.

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