"Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo..." Salmo 23:24
Este verso me descarga de un peso enorme.
Porque me garantiza que si voy con Quien es la Vida no tengo que temer al "gran problema sin solución aparente", la muerte.
Y eso es lo que sucede siempre.
Aunque camine sonámbulo por la existencia.
El Buen Pastor, la Vida, nunca me suelta de su mano.
Aunque el yo lo intente. Sólo lo sueña.
La separación es imposible.
Y me descubre que sólo muere lo que en realidad ya está muerto.
El yo, una entidad-zombi que fabula estar vivo.
Pero quien soy, la manifestación de la Vida, nunca conocerá muerte.
Así que de despiertos y sabios es aferrarse a esta inmutable Verdad, de felicidad sin final.
Este verso me descarga de un peso enorme.
Porque me garantiza que si voy con Quien es la Vida no tengo que temer al "gran problema sin solución aparente", la muerte.
Y eso es lo que sucede siempre.
Aunque camine sonámbulo por la existencia.
El Buen Pastor, la Vida, nunca me suelta de su mano.
Aunque el yo lo intente. Sólo lo sueña.
La separación es imposible.
Y me descubre que sólo muere lo que en realidad ya está muerto.
El yo, una entidad-zombi que fabula estar vivo.
Pero quien soy, la manifestación de la Vida, nunca conocerá muerte.
Así que de despiertos y sabios es aferrarse a esta inmutable Verdad, de felicidad sin final.
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