Me preguntas qué hacer cuando la tentación te acosa.
Y te respondo que has comenzado bien al reconocerla como ajena a ti.
Ya que nunca es real lo que no procede de Dios.
Aunque parezca que "lo que no es ni puede ser" nos esté rodeando por todas partes y todo el tiempo, hasta el agobio.
Pero esa apariencia, aunque se vista de evidencia, sólo afecta, y de forma hipnótica, cuando en algún momento de inconsciencia se la acepta.
El ejemplo del Maestro de Nazaret completa el como manejarla, aun en su forma más agresiva. (Podemos leer Mateo 4:1-11 y Lucas 4:2-12)
Su enseñanza se resume en que la tentación carece de poder.
Éste reside exclusivamente en la Palabra del Padre-Madre (que siempre cumple).
Es a Él y sólo a Él a quien tenemos que adorar ("prestar oído en esa única dirección" es el significado de "adorar").
Y la consecuencia de su recomendación es clara y radical:
"A nada ni a nadie más hemos de atender o creer".
jueves, 4 de enero de 2018
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