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miércoles, 25 de octubre de 2017

CUANDO ME RETIRO A ORAR

Me dices angustiado: "Cuando me retiro a orar, me inquieta la creencia de no saber que hacer. Y que si no acierto como despertar seguiré y seguiré en el sueño con sus errores.
Orar es escuchar. 
Porque la Palabra oída es la que ilumina.
Pero el impedimento mayor para el silencio es precisamente la inquietud y el miedo.
¿Qué hay detrás de esa torturante preocupación?
Creer que el camino de regreso a la Casa del Padre lo he de hacer yo solo.
Para mí lo más reconfortante de la parábola es que el Padre corre al encuentro del hijo.
Ya el recogerme en oración es colocarme en el camino del despertar.
No importa que vaya vacilante, somnoliento, deprimido...
El hecho de dar este primer paso es más que suficiente, si el segundo es ser consciente que ya voy con el Uno.
Y es Él Quien tiene la iniciativa, la responsabilidad.
El obstáculo para escuchar siempre es el yo con su loca manía de tener controlados todos los procesos. 
Incluso éste que sólo pertenece al Principio del Amor.
Porque esa confianza, ese apoyarme ciego en lo que todavía no comprendo, el Amor, es lo que permite que el sempiterno ahora no deje de abrazarme con toda clase de bendiciones. 

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