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miércoles, 25 de octubre de 2017

EL QUEHACER DEL YO

El yo sólo tiene que dejar.
Y echarse a un lado una y otra vez.
Hasta conseguir el "fuera para siempre".
Dejar en la puerta del tameión (el aposento interior) los mil asuntos a solucionar.
La creencia de egoÍsmo fuerte y reincidente.
El pensar confuso.
Los proyectos personales.
La voluntad propia.
Los diagnósticos y los pronósticos.
La conciencia de carencia.
El sentimiento de separación.
Las mil y una autocondenaciones y autojustificaciones.
El reaccionar, rumiar y especular.
Las dudas y todas las preocupaciones y remordimientos.
Y así, al entrar, sólo encontraré al Uno.
Y en Él que soy, vivo y me muevo me reconoceré.
Aunque los sentidos que quedaron fuera nada vean ni perciban.
Y será la paz del Silencio que habla en armoniosa alegría.


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