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sábado, 10 de diciembre de 2016


Breve oración para antes de entrar en el cuarto del enfermo


Me revisto de mi real identidad. 
Sacudo de mí todos los pensamientos que no me pertenecen.
Me purifico al reconocer quien soy en verdad. Abandono el yo personal que no soy.
Reconozco la identidad de aquel a quien voy a manifestarle el único Amor.
Nada voy a hacer solo, ya que “nada puedo hacer por mí mismo, sino lo que veo hacer al Padre”. “Y todo lo puedo en aquel que me conforta.”
 Soy la manifestación de la acción amorosa de Dios. En nada tiene que actuar el yo personal.
No voy a lavar o sanar una apariencia mortal, sino lavar la visión mortal y disolver la aparente desarmonía en mí.
Es una oportunidad no sólo de expresar amor a alguien, sino de Amar al Padre-Madre (Quien me ha visto mí, ha visto al Padre).
Nunca me preocupo para no alejarme “en sueño” del Amor que expulsa todo temor. 
La verdadera idea que voy a reconocer no es un cuerpo mortal sólo existente en ilusión, sino la plena manifestación de Dios.                        
Todas las ideas que necesite para disolver los supuestos problemas están en mi casa (como le ocurría a la viuda), que es la Casa del Padre. No tengo otra Mente. Y confiando que me llegarán abro el cauce para que se manifiesten.

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