El error fue creerme sordo a la Palabra que eternamente bendice al Todo y revela la perfecta armonía de la creación, incluido el hombre.
Porque el Padre-Madre nunca dimitió ni por un solo instante de ser Quien gobierna en armonía infinita.
Si acepto esta liberadora Verdad, aunque sus efectos todavía no se hayan revelado, reconoceré que "Todo está bien siempre" y que nunca hubo nada que sanar ni reconstruir. Y perseverando en la aceptación y en el reconocimiento, la luz de un espiritual amanecer irá manifestando la armoniosa realidad y descubriré con claridad que nunca hubo nada que sanar ni reconstruir.
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