Entonces parece imposible orar.
Ya sea por falta de concentración...
O al no sintonizar por la tormenta de interferencias de pensamiento parásitos...
En ese momento podemos confiar al papel los detalles de esa situación.
Y poner negro sobre blanco, nuestro deseo y necesidad de escuchar sólo a la Mente divina.
También podrá ayudar la lectura calma y abierta de la lección bíblica u otros escritos metafísicos (obras de Mary Baker Eddy, de experimentados maestros de Ciencia Cristiana, artículos de las publicaciones periódicas...).
Y asumiendo o aceptando las declaraciones allí contenidas.
Otra eficaz alternativa es saber que Dios está percibiendo muy diferente a lo que el yo cree "sentir".
Y sobre todo, descansar que en realidad, pese a la negrura con la que intenta envolver esa consciencia llamada "yo personal", todo es siempre armonioso y perfecto.
martes, 31 de julio de 2018
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