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miércoles, 18 de julio de 2018

DESPIDIENDO AL YO

El día del tiempo suele ser una sucesión de sobresaltos, contradicciones, preocupaciones, temores, incluso dolores...
Si no se tiene la consciencia anestesiada con placenteras ilusiones, aunque sean pasajeras.
Para acabar con ese estado de inquietud continua, la solución pasa por despertar del sueño del yo. Podemos decir “Será difícil acabar con él. Lo tengo muy requetefuerte”. Pero mucho más es lo real:
Dios y el hombre verdadero, su imagen. El yo siempre busca fuera porque no se siente lleno. Toda su existencia es un continuo y variado trajinar en el vacío exterior con el fin de completarse. Pero si supiéramos por un despertar no teórico sino en la experiencia, que somos plenitud, que manifestamos la totalidad, el yo personal se disolvería en la nada. Y con la despedida del incómodo inquilino se gozaría la Vida que siempre está dentro del Infinito Sostenedor.

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