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miércoles, 11 de julio de 2018

UNA RESPUESTA

Me escribe una fiel estudiante de Ciencia Cristiana. 
Se siente deprimida. 
Y por experimentar ese dolorosa oscuridad se culpa y avergüenza.
Mi respuesta la comparto por si a alguien le pueda servir. 
Yo mismo me la aplico en ocasiones parecidas.
"Me da pena que además de sufrir se sienta avergonzada. 
Deje por imposible al yo que se empeña en ser nosotros.
Ese no es usted. 
No repase la tristeza, la culpa... 
Nada tienen que ver con su verdadera realidad. 
El "Yo soy" de usted, aunque nos sobrecoja, es Dios mismo.
Nuestro error es creer que el yo que llora existe y además soy ése.
Y sobre todo, no reconocer que soy quien hace posible que Dios se pueda ver y manifestarse. 
(El pensamiento colectivo, limitante y condicionador en que crecimos no facilita esa identificación. La única real). 
Pero el que es millonario no deja de serlo porque lo ignore. 
Sólo que mientras se mantenga en esa inconsciencia no disfrutará de su patrimonio. 
Aceptemos la Verdad aunque todavía no la sintamos. 
Así al reconocerla como la cotidiana y presente realidad damos los primeros pasos para experimentarla.
¡Y que no nos confundan las suplantaciones.!"

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