Nunca nos sentimos cómodos encerrados en yoes limitantes.
Porque ninguna personalidad es compatible con nuestra infinitud.
Toda identidad "mortal" resulta pequeña por mucho que la vanidad la infle.
Los esfuerzos de la voluntad humana sólo nos acostumbran a existir con presión y estrechez.
En una hipnosis dolorosa o anestizante.
Por eso, en cada diario despertar, debemos revestirnos de acuerdo a lo que somos.
Espíritu, Vida plena,, Amor infinito...
Entonces notaremos que todo es sin presión ni fatiga.
Será un descubrir que estamos en el Cielo.
Que en Dios, nos movemos, vivimos y somos.
Y no en un mundo de apagados colores donde transitar en la peligrosa tranquilidad del sonámbulo.
O en la angustia del que sueña pesadillas.
Así nos reconoceremos manifestando todas las perfectas cualidades divinas. Comprobaremos que con el calzado adecuado se camina mejor y se celebra siempre la fiesta de la Armonía.
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