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domingo, 5 de marzo de 2017

LA SABIDURÍA DEL JARDÍN

 

Aceleraba con el riego.
Quería asistir por Internet a la Asamblea Anual.
El título me resultaba atrayente: “Pequeñas semillas... cosecha de vida”.
-Tu siembra fue un fracaso. Sentenció el vecino.
No había ningún brote en las macetas que planté hacía meses.
 “-Se ve que no tengo el dedo verde” me disculpé.
-Lo que no tienes es la tierra apropiada. Sin humus, aunque la semilla sea buena, la cosecha es imposible. Se despidió desde su cerca.
Su observación me sumergió en suave reflexión, mientras humedecía los arriates.
 “Venid a mí los que estáis cansados y agotados… Tomad mi yugo y aprended de mí... que soy obediente y humilde de corazón… descansaréis porque la cincha es suave y la carga ligera”.  (Mateo11:28-30 )
 “…como Tú, Padre, y yo somos uno”. (Juan 10:30 ) Para Jesús no era un instrumento de sometimiento sino de hacer juntos. Nunca separados.
Para lo que hace falta aprender obediencia. Esto es, orar y ser consecuente con lo escuchado.
Y además… un corazón (el lugar de los pensamientos para los semitas como el Maestro) no cualquiera, sino rebosante de humildad.
Y entonces resonó como un eco profundo aquella palabra recién oída - humus -y que comparte la misma raíz con la virtud en cuestión.
Mezclado con él, hasta la arena del desierto, se hace fértil, y da fruto.
Humildad es la actitud del que desaparece para que otro brille. Es acoger totalmente al otro, "hacerle todo el sitio" hasta el punto de disolverse uno, de olvidarse el “yo”.
“Conviene que y él crezca y yo disminuya”. (Juan 3:30)
Como hace el espejo que borra su limpia superficie para que en ella se dibuje aquel que lo encara.
Y comprendí.
Para que sane el universo nunca es impedimento la pobreza de mi comprensión.
No importa el tamaño de las semillas.
Si mi tierra es humilde –suelta, disgregada y acogedora al máximo-, la cosecha será infinita.
   

2 comentarios:

Unknown dijo...

Precioso e inspirador

Unknown dijo...

Precioso e inspirador