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lunes, 6 de marzo de 2017

PERDÓN POR MIRAR LA MATERIA


La historia es de sobra conocida.
La Sra. Eddy acude a una llamada.
El cuadro de una enferma agonizante la paraliza por segundos.
Entonces aparta la mirada y exclama: “Perdón, por fijarme en la materia”.
En mi propia experiencia diaria cuantas veces tendría que reclamar esa corrección.
Los ojos mortales descansan casi de continuo en la materia.
Y ella es el horizonte limitante de nuestro caminar.
No nos extrañe que en cierta forma todo parezca agonizar en nuestro entorno.
Hemos de elevar la mirada y que sólo descanse en la realidad.
Es decir, en el Espíritu y su manifestación espiritual.
No dejarnos atrapar por ese mentiroso espejismo.
A menudo el mundo se contempla desde una visión altamente miope.
Y por eso “vivimos” (más bien "morimos") en un escenario de carencias.
Sólo el Amor descubre la Verdad de la Perfección "donde estamos y somos".
Observando la materia nunca percibiremos el progreso. Ni la curación, ni la sustancia inagotable que nos sostiene y vivifica.
Porque sólo es el Espíritu.
La materia es la vacía esencia de la nada.
No aceptemos las visiones que nos entristecen, atemorizan y desesperan.
Todos necesitan la perspectiva adecuada. La del Amor.  
Porque sólo ella restituye a la autentica condición, exorcizando todos los tristes miedos y límites asfixiantes.
Sólo en el Bien infinito y eterno nos sentimos cómodos.
Y la materia nunca será la dueña de esas coordenadas ilimitadas.
La Sra. Eddy, fue avisada pronto de su error. Funcionó la alerta.
Corrigió la mirada y la enferma se restableció.
Ese es el camino. Esa fue la práctica del Maestro. (Ciencia Y Salud 476:34- 477:4)
Ese es nuestro quehacer.

Volvernos al Espíritu, el Bien-en-todo, siempre que experimentemos la visión del pecado, la enfermedad y la muerte.

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