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lunes, 13 de marzo de 2017

NO ME GUSTA LA FICCIÓN


Soy un lector empedernido. Lo conoce mi mujer. Sabe que mi regalo más preciado es un libro.  Pero con el tiempo mis gustos se han ido aquilatando.  En una librería sólo son los anaqueles de historia los que cuentan con mi visita. Poco a poco lo que sólo procede de la imaginación del escritor ha abandonado mis preferencias. Hoy descubro que ya no me gusta la ficción. E igual me ocurre con los argumentos del cine o la televisión. Elijo lo ocurrido por encima de lo inventado.
No obstante, esta mañana me he descubierto una gran contradicción. Sólo hay una realidad. Nada más suceden una serie de hechos. Sólo es el Bien infinito, absoluto y eterno. Y sin embargo mi conciencia se entretiene o preocupa con secuencias de ficción. Mis pensamientos se nutren (¡y se indigestan!) con la tremenda creación virtual, que la  metafísica llama "mente mortal" . Una ficción que se apropia con fraude de lo que es la realidad. 
Se decía que si algo no aparecía en la prensa, no existía. Después esa certificación de "real" pasó a la presencia en televisión, y hoy ya se extiende al inmenso campo del Internet. Sólo es aquello que perciben  los sentidos físicos. Y así, en nosotros están viviendo nuevos Amadises de Gaula, Merlines, monstruos y quimeras, como en la calenturienta conciencia de Don Quijote. Se ven malandrines y villanos en lugar de pacíficos y laboriosos arrieros. Y  tememos gigantes, donde sólo son molinos de vientos.
Hace unos días, después del estreno de AVATAR, algunos sicólogos denunciaron el germen de una nueva depresión. Gran número de fans del nuevo producto de James Cameron, han experimentado una fuerte frustración por no poder vivir en la irreal Pandora. Curioso nombre el del ficticio planeta. Según la mitología, de la Caja de Pandora llegaron al mundo todos los males. 
He de ser coherente. Si no me gusta la ficción, he de abandonarla.  Pero de forma radical y completa. Ser consciente de que únicamente vivo en Dios(Hechos 17:28), y sólo me afecta la acción y la sustancia divinas.
Tengo que discernir de continuo y estar alerta. Sólo vivo en la realidad de la sempiterna, amorosa y luminosa seguridad  y armonía.  Ese ha de ser mi único conocer, según lo recuerda el salmo 139: "Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí...  ¿A dónde me iré de tu espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? Si subiera a los cielos, allí estás tú; y si abajo me quedare, allí tú estás. Si tomara las alas del alba y habitara en el extremo del mar,  aun allí me guiará tu mano y me sostendrá tu diestra.  Si dijera: «Ciertamente las tinieblas me encubrirán», aun la noche resplandecerá alrededor de mí."(Salmo 139: 7-11 
No tengo que considerar otra historia, ni preocuparme por otros testimonios o informaciones diferentes. Fijando mi ojo  en Dios seré consciente de que desde la eternidad estoy a salvo(Isaías 45:22)."¡Mirad a mí y sed salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay otro!"    

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